Retrato de un enano. Van der Hamen
Lunares de la Naturaleza, bufones, truhanes, loquillos, hombres de placer, sabandijas de palacio, musarañas del Arca de Noé…, tantos nombres para intentar definir a aquellos seres diferentes que llenaron (y no sólo en España) los palacios de nobles y reyes durante el Renacimiento y, especialmente el Barroco. En este artículo vamos a intentar acercarnos a ellos, entenderlos un poco.
Don Sebastián de Mora por Velázquez
En principio, y para entendernos, deberíamos dividirlos en tres categorías.
Por un lado estaban los verdaderos bufones o truhanes, de larga historia (ya existían en el mundo clásico o en la Edad Media). Estos no estaban locos, sino que se hacían el loco. Verdaderos profesionales eran como los graciosos de las comedias del momento.
Su profesión era el humor, el ingenio
Soy cofrade del contento (…)
Mayordomo de la risa,
Gentilhombre del placer
Y camarero del gusto,
Pues me visto con él
(Calderón de la Barca. El Médico de su honra)
Su misión era el entretenimiento
Aquel puntillo agrio, aquel granito de sal, es quien da el gusto, sazón y pone gracia en lo más desabrido y simple
(Guzmán de Alfarache)
Bufón llamado Don Juan de Austria por Velázquez
Pero también son útiles políticamente, al ser un espejo deformado de la realidad que, curiosamente, sirve para verla mejor. En una sociedad gobernada por las apariencias y el rígido protocolo, el bufón sirve para decir la verdad escondida en los pliegues del humor. Dar al príncipe la posibilidad de saberla, por mucho que escueza.
Un segundo tipo son los enanos y aquellos que tienen deformidades físicas, como mujeres barbudas, hombres con un cuerno en la frente o dos cabezas.
Su gusto por ellos hay que relacionarlo con la sensibilidad barroca “fascinada por lo que debería repelerle, deseosa de tener lo que le aterraba,” (Fernando Bouza)
Taller de Carreño
Estos fenómenos de la Naturaleza son un objeto más (y por tanto a veces fruto de regalos y compraventa) extraño, diferente. Una parte más de las llamadas Cámaras de Maravillas, colecciones de objetos extraños (Naturales o artificiales) que comenzaron a ponerse de moda en el XVI y en el que podemos encontrar huesos, libros raros, reliquias, conchas, jarrones, fósiles, instrumentos científicos…
(Para entender la formación de estas Cámaras, su función y estructura hay una magnífica novela de Mateo Sagasta, El Gabinete de las Maravillas, ambientada en el siglo XVII madrileño, en el que bajo una trama detectivesca se reflexiona sobre la función de estos seres en la sociedad barroca)
Un tercer grupo serían los locos o locuelos, aquellos privados de juicio que pululan por la corte siempre que no sean agresivos.
Francisco Lezcano. Niño de Vallecas por Velázquez
Junto a lo dicho anteriormente (e igual que los anteriores) tienen una función comparativa.
El bufón Calabacillas. Velázquez
Porque así como la oscuridad de la noche es causa que adornen y hermoseen los resplandores del sol y así como las sombras hacen sobresalir más las tintas y colorido diverso de la pintura, así lo disforma de estas formas imperfectas es causa de que resplandezcan más las formas de toda perfección
(Fray Andrés de Villamanrique, Singularidad histórica, la más peregrina y rara en su línea).
Son los renglones torcidos de Dios en su maravilloso relato y caligrafía que es la Creación. Sus lunares, sus extrañezas.
Maribarbola y Pertusato, los dos bufones de las Meninas
En la mentalidad barroca, tan amante de las contradicciones, es la imagen perfecta. Aunque resulte un tanto burdo, el rey parecerá más alto e inteligente puesto junto a un bufón, y no es nada raro encontrarnos con retratos dobles (rey-bufón) con el ejemplo máximo en las Meninas.
Baltasar Carlos con un bufón. Velázquez
Para saber más os recomiendo un magnífico ensayo
.
Fernando Bouza. LOCOS, ENANOS Y HOMBRES DE PLACER EN LA CORTE DE LOS AUSTRIAS, 1991
Un apasionante recorrido por los temas que hemos ido tratando en este pequeño artículo, con multiplicidad de ejemplos cortesanos que nos ayuda a comprender este realidad morbosa que (quien lo iba a decir) no está tan lejana de nuestro gusto, valga para ello que veamos una parte importante de la programación televisiva y nos daremos cuenta de ello.
Estoy estudiando a Velázquez y me ha resultado muy interesante y de mucha utilidad, esta entrada. Enhorabuena por el blog. Un saludo!
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