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miércoles, 21 de octubre de 2020

Al Capone. Mafia, capitalismo y mentalidad feudal

Dentro de este marco general, la figura de Al Capone se convertirá en un ser casi mitológico, una imagen de un nuevo tipo de hombre que unió dos mundo hasta entonces antagónicos que se repetirá en el fenómeno mafioso una y otra vez.
Por una parte es un americano abierto a las novedades que entiende su negocio bajo los parámetros de la nueva economía de este periodo de expansión. De esta forma se comporta como un gran empresario que analiza los costes, las oportunidades, y moderniza los sistemas internos buscando la mayor eficiencia, siendo lo criminal sólo una de las partes del mismo, un puro instrumento que hay que utilizar para negociar con la competencia o convencer a socios poco maleables.
No dudará en crear trust y holding que maximalicen los beneficios, con las famosas reuniones de los capos mafiosos o invertir fortísimas sumas de dinero en controlar policía, políticos y jueces que le permitan un campo despajado para sus actividades ilícitas.

Junto a este Al Capone americano hay otro procedente de la vieja Europa (de las zonas más atrasadas de la vieja Europa) que tiene un fuerte pensamiento feudal que podemos ver en las organizaciones (establecidas por lazos de dependencia, lealtad y poder muy semejantes al vasallaje y la servidumbre en donde el honor y las relaciones personales son básicas para el modelo de negocio), la moral privada (con la importancia del matrimonio, la pureza femenina enmarcada en su culto extremo a la Madonna, el honor como pantalla ante el mundo, o los fuertes vínculos con la Iglesia) la propia estructura de poder (bellatores que hablan de soldados y nobles, de los que rezan, los que trabajan y los que luchan), o sus rituales (desde los bautizos, bodas y entierros, a sus saludos, conversaciones y tonos..., todo perfectamente medido y coreografiado)

Para saber más 


                                                       

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