Una pequeña biografía (y al ser su propio padre también autobiografía) de un ser humano sensible hacia los demás, amante de los suyos, buscador de soluciones y solidaridades para con los más débiles y político al fin que (desde la primera página lo sabemos) es asesinado por las fuerzas paramilitares.
La novela es todo un ejercicio de memoria sobre la persona y, también, sobre el personaje. Sobre el padre amantísimo y el médico afamado y comprometido con la justicia social que termina arrasado por la violencia sin fin (una de tantas) que sufrió Colombia en los 80.
Una obra maravillosa de leer (pero que debió ser terrible de escribir) que habla de cosas terribles (y no sólo la muerte del padre) pero, a la vez, da alas a un inmenso sentimiento de esperanza, el de la posibilidad de un mundo mejor siempre y cuando nuestros políticos puedan tener la altura moral del propio Héctor Abad.
Hay que leerlo por lo literario pero también por lo político, sobre todo en estas horas bajas en donde todo está entrando en una enorme cloaca de intereses personales, de poder y fama, aunque para ello se tenga que destruir lo más sagrado.
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