La romana era una sociedad alfabetizada, favorecida por la pax Augusta. Tanto los senadores, caballeros y decuriones como los plebeyos deambulaban por las salas y, según Higinio, se estaban convirtiendo en compradores y lectores asiduos.
—Esta magna sala donde nos hallamos, la mandó construir el senador Varrón, reputado bibliófilo y coleccionista, según un proyecto de mi mentor Julio César, que deseaba abrir al pueblo el saber griego. Marco Varrón se cuidó de las compras y de los fondos y yo he proseguido su labor —me contó.
—Conozco su De bibliothecis libri. Me sirvió para organizar mi librería de Gades y mi colección. Todos los amantes de la palabra le debemos mucho.
—El divino César, por el que derramé muchas lágrimas tras su asesinato, Varrón y Asinio Polión han hecho realidad este proyecto cesariano, alzando este imponente Atrium Libertatis, su nombre verdadero, que él mismo financió con dinero propio, cerca de la Curia Senatorial. ¡Este es el legado de Julio César, mi padre adoptivo y mi protector! Una
(...)
Horacio, cosa que nunca entendí, se opuso a nuestros deseos:
—Desconfío de los lectores anónimos. ¡Me dan pánico! Mis Epístolas solo serán leídas por mis amigos y protectores, como tú, carísimo Mecenas. A Juvenal le daba asco que un galo, un germano o un picto leyeran sus escritos. La escritura y la lectura son actos íntimos, solo para eruditos y amantes de la palabra.
(...)
—Fraternos amigos, yo he instaurado una costumbre en la biblioteca Imperial que me llena de orgullo. Desde hace un mes se hacen préstamos de libros que han de devolverse. Era el deseo del divus César y de nuestro Augusto: divulgar la cultura.
—La máxima: De sua pecunia fecit, vive de su dinero, ha concluido para los escritores romanos —insistí—. Yo gratifico con buenos dividendos a quienes editan conmigo. Preguntad al poeta Fabio Rústico. Le he pagado recientemente quinientos denarios por sus ventas. Animaos a publicar conmigo, amigos.
—¡Eso es prodigioso, por Juno!
(...)
Dijo Ovidio—. Al fin los autores podremos vivir de nuestro trabajo y no esperar la herencia de una viejo ricachón que lea nuestras creaciones o de un protector que pague nuestras facturas. Me agrada que cientos de devotos me paren y me saluden en el foro.
— A mí me aterran, querido Publio. Es más, salgo huyendo cuando se me acercan. Detesto tanto la bibliomanía como el culto al poeta —dijo Horacio.
—He encargado medallones en bronce dorado de todos vosotros con vuestra efigie, que muy pronto colgarán de las paredes del Atrium Libertatis. Ha nacido en Roma un nuevo héroe: el escritor —dijo un Higinio arrebatado.
El jardín de las vestales (Jesús Maeso de la Torre)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar en este blog. Tus sugerencias serán siempre bienvenidas.
No olvides que si publicas un comentario estás aceptando algunas normas.
Por favor, sé respetuoso en tus palabras. Por supuesto puedes estar en desacuerdo con lo dicho en este blog, y también criticarlo, pero guardando las normas básicas de educación.
No se admite spam y contenidos publicitarios (serán eliminados)
Por el hecho de comentar aceptas nuestra política de privacidad (ver en apartado política de privacidad y aviso legal) y dando consentimiento explícito a que figuren aquí los datos con los que firmes o te registres (recuerda que puedes hacerlo con tu perfil blogger, nombre y URL o en modo anónimo; no es necesario email)
Si no quieres dar consentimiento, no comentes. Si tienes dudas, visita la política de privacidad.
Responsable de los datos: Vicente Camarasa (contacto correo en la parte superior derecha del blog).
Finalidad: moderar los comentarios.
Legitimación: consentimiento del usuario
Destinatarios: el sistema de comentarios de Blogger.
Derechos del usuario: acceder, rectificar, limitar y suprimir datos (si los hubiera)