El viejo Bolívar Proaño devora las novelas de amor que le trae el dentista Rubicundo Loachamín en sus visitas a este rincón olvidado de la selva ecuatorial poblado de buscadores de oro, campesinos sin futuro, estúpidos politicastros y tigrillos asesinos.
Hace tantos años que habíamos leído la novela que casi la habíamos olvidado por entero , y apenas quedaba su portada naif, casi del aduanero Rousseau.
Tal vez, incluso, alguno de nosotros la había mezclado con otras historias de Buendías, de Pantaleón y Visitadoras, de Maqrol subiendo ríos y envuelto en una tristeza cada vez peor.
Ahora, sin embargo, sorprende su mensaje ecologista, incluso nativista, y enamora de nuevo ese viejo hecho a si mismo que, en su busca del tigrillo, parece realmente un viejo en el mar cubano que tiene que hacer justicia poética en medio de un lenguaje bellísimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar en este blog. Tus sugerencias serán siempre bienvenidas.
No olvides que si publicas un comentario estás aceptando algunas normas.
Por favor, sé respetuoso en tus palabras. Por supuesto puedes estar en desacuerdo con lo dicho en este blog, y también criticarlo, pero guardando las normas básicas de educación.
No se admite spam y contenidos publicitarios (serán eliminados)
Por el hecho de comentar aceptas nuestra política de privacidad (ver en apartado política de privacidad y aviso legal) y dando consentimiento explícito a que figuren aquí los datos con los que firmes o te registres (recuerda que puedes hacerlo con tu perfil blogger, nombre y URL o en modo anónimo; no es necesario email)
Si no quieres dar consentimiento, no comentes. Si tienes dudas, visita la política de privacidad.
Responsable de los datos: Vicente Camarasa (contacto correo en la parte superior derecha del blog).
Finalidad: moderar los comentarios.
Legitimación: consentimiento del usuario
Destinatarios: el sistema de comentarios de Blogger.
Derechos del usuario: acceder, rectificar, limitar y suprimir datos (si los hubiera)