miércoles, 17 de septiembre de 2025

JOHN DEE. Matemático, alquimista, astrólogo, creador de autómatas, geógrafo, hermetista, espía

Tomado de wikipedia

Dee como un sublime científico, y no le faltaba razón. En Inglaterra todavía se le glorifica por ser quien trazó el meridiano de Greenwich, también por idear la primera computadora de cálculo, y sobremanera a cuenta de su destreza en el arte de fabricar autómatas. 

No obstante, el aura de pavor y reverencia que constelaba al doctor Dee respondía por encima de todo a su notorio perfil como mago y hermetista. Diez años atrás había encontrado en Amberes un ejemplar único de la Esteganografía del abad Tritemio. Según aseguraba, este libro prodigioso le permitió contactar con los ángeles del Octavo Cielo. Un día de mayo se le apareció uno de ellos para entregarle un espejo negro, como de antracita muy pulimentada. Mirándose en su azogue, decía poder ver otros mundos y hasta entender los mensajes de esos seres que se comunicaban con él en una lengua que llamó «enochiana», en alusión al patriarca Enoch.

 Para registrar sus conversaciones angélicas mientras él estaba en trance, Dee contrató a un escribiente llamado Edward Kelley, prófugo como él y desorejado por la justicia, que le acompañaría en su decisivo viaje a Praga, en 1574. En su equipaje llevaban un libro muy particular: aquel Códice Ochavado, tan inverosímil como indescifrable, que alcanzaría la celebridad tres siglos después bajo el nombre de Manuscrito Voynich. No viene al caso extendernos sobre la historia del anticuario lituano Wilfrid Voynich, quien, ya en 1912, encontró este volumen perdido en la biblioteca los jesuitas de Villa Mondragone, en Frascati —Italia—. Mucho antes de todo eso, cayó en manos del duque de Northumberland, quien se lo entregó a John Dee desafiándole a que lo descifrara.

(...)

Felipe II también conocía a John Dee, desde los tiempos en que viajó a Inglaterra para desposarse con María la Sangrienta. Fue allá donde tuvo noticia del Ochavado. Quienes lo habían sostenido en sus manos —él no llegó a rozarlo jamás— aseguraban que en él se cifraban todas las claves para obtener la piedra filosofal, entre muchas otras panaceas alquímicas, incluida la de romper el hechizo que le negaba un descendiente varón digno su corona. 

(...)

Dee como su scrier, Kelley, compatibilizaban sus artes herméticas con una muy posible filiación como agentes secretos al servicio de la Reina Virgen, Isabel de Inglaterra, tan enemiga de España como del Imperio.

(...)

Dee firmaba sus cartas cifradas con dos ceros en forma de anteojos —00— para significar que los suyos eran los ojos de la reina, y las rubricaba con su número cabalístico, el 7. Siglos después Ian Fleming le tomó prestada la idea… Y John Dee pasó a convertirse, ni más ni menos, en el genuino precursor de James Bond.

(...)

Nuestro compatriota, el sabio Roger Bacon, entendía el sistema planetario como un libro abierto. Según él, todo está escrito ahí arriba… ¿También creéis vos que las estrellas encierran un mensaje? 

Rebozado en su dignidad, Dee repuso displicente: 

—No os quepa duda, señor. Todo cuanto sucede aquí abajo se haya determinado por las mismas leyes que ordenan el universo. Y os diré más: para nosotros el cielo es un alfabeto en movimiento que replica el primordial. Cada planeta significa una letra de fuego, cada constelación un mensaje. Es así como sobre la grisalla de nuestro mundo late otro tan pulsante e iridiscente como la rosa mística de los trovadores. 

—Pero qué ardua tarea, amigo Dee —siguió el escocés—. ¿Cuántos sabios han cocido su gloria entre obras mayúsculas y descréditos colosales, condenados por las academias, y aun por los tribunales de la Inquisición? 

—Putrefacción y gloria despiden el mismo hedor. Y sin embargo, ninguno de nosotros declina su fe —adujo Dee, sin ningún estorbo en parangonarse con aquellos gigantes—. Vivimos esperando un mensaje del Rey de los Astros que nos lleve a entender por qué el mundo es así, y cómo remediarlo.


El secreto del rey alquimista (Álvaro Bermejo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar en este blog. Tus sugerencias serán siempre bienvenidas.
No olvides que si publicas un comentario estás aceptando algunas normas.
Por favor, sé respetuoso en tus palabras. Por supuesto puedes estar en desacuerdo con lo dicho en este blog, y también criticarlo, pero guardando las normas básicas de educación.
No se admite spam y contenidos publicitarios (serán eliminados)
Por el hecho de comentar aceptas nuestra política de privacidad (ver en apartado política de privacidad y aviso legal) y dando consentimiento explícito a que figuren aquí los datos con los que firmes o te registres (recuerda que puedes hacerlo con tu perfil blogger, nombre y URL o en modo anónimo; no es necesario email)
Si no quieres dar consentimiento, no comentes. Si tienes dudas, visita la política de privacidad.

Responsable de los datos: Vicente Camarasa (contacto correo en la parte superior derecha del blog).
Finalidad: moderar los comentarios.
Legitimación: consentimiento del usuario
Destinatarios: el sistema de comentarios de Blogger.
Derechos del usuario: acceder, rectificar, limitar y suprimir datos (si los hubiera)