No tengo ningún
reparo en reconocerlo: partes de las novelas de Ali Smit las entiendo
oscuramente, de forma aproximada. Quizás no las entienda en absoluto, pero da
exactamente lo mismo, pues acaso ocurra como con aquellos libros tan
importantes que nos leímos antes de tiempo en nuestra juventud alocada y
letraherida y que apenas entendimos pero amamos con una profundidad tan
maravillosa e intensa pues, tras las brumas, había algo fascinante, todo un
mundo entero que sólo descubriríamos con el tiempo.
Creo firmemente
que esto nos ocurrirá con las obras de Smit, y cuando las leamos con el paso de
unos cuantos años descubriremos en ellas la descripción del mundo del futuro
que ahora mismo se está ideando, y veremos las migraciones o las búsquedas de
las identidades (los dos temas fundamentales del libro) como una historia tan
radicalmente distinta como lógica.
Es como la
poesía, crea iluminaciones y personajes tan fascinante como esa niña que está
buscando un mundo nuevo para cambiarlo por este viejo, que lleva ya años
muriendo, O Payne, la vieja escritora, la sabia, que sabía relacionar las cosas
a través de hilos reales pero para la mayoría invisibles.
Más obras de la autora en nuestros blogs