Como el propio autor nos comenta este diccionario es algo más que un puro trabajo científico de hecho es mucho más poético y filosófico que filológico, una gigantesca excusa para indagar en sus tiempos , en la juventud, en sus formas de pensar, en sus necesidades, en sus miedos en sus luchas.
BIOMBO HISTÓRICO
Un blog didáctico de Historia .. y otras cosas humanas
jueves, 19 de septiembre de 2024
LOS JUEVES PENSAMOS. Francisco Umbral. Diccionario cheli
lunes, 16 de septiembre de 2024
Religión mesopotámica. Dioses personales
Tratándose de los individuos, la devoción popular había desarrollado la conciencia de que, para ocuparse de él y asistirle, cada uno tenía su «dios personal» y su «diosa personal», cuya función precisa no percibimos bien, pero con quien le unía de todas formas un lazo particular de dependencia, y que ejercía más o menos respecto a él la misma función que los grandes dioses desempeñaban con respecto a las diversas partes del mundo
Sin duda, en su vida religiosa, en su vida en general, en su visión y aprehensión de las cosas, cada uno debía contar, más o menos, con él, contarle lo que le ocurría y dejarle dirigir su existencia, por medios aparentemente muy personalizados e «íntimos» para que se pudiera saber más de ello. En todas partes los dioses intervenían, pues, constantemente y en todo lugar en la marcha de las cosas, como los reyes en los asuntos de su reino. Y como ellos también, expresaban su voluntad a ese respecto mediante sus «palabras» (amatu), sus «mandamientos» (qibítu), que no necesariamente se pronunciaban, sino que se suponían inscritos, de alguna manera, en el desarrollo y la rutina de los acontecimientos y las cosas.
Incluso si, en cosmogonía al menos, no parece haberse valorado conscientemente la eficacia de esas palabras y esas órdenes, se les reconocía una fuerza y unas cualidades proporcionadas a las de sus augustos emisores en persona: lo que así salía de la boca de los dioses era «sublime» (siru), «poderoso» (gasru), «imponente» (kabtu), como sus mismos autores (p. 84); y sobre todo, siempre como ellos, «imperturbable», es decir, «imposible de modificar, y todavía menos de anular» (isa la innennü, lä utakkaru…); sólo sus autores estaban en condiciones de revocarlo o reformarlo.
sábado, 14 de septiembre de 2024
EL LIBRO DEL SÁBADO. Fosse. Mañana y tarde.
jueves, 12 de septiembre de 2024
LOS JUEVES PENSAMOS. Ignacio González Camus. El día que murió Allende
Una crónica casi periodística de los últimos días del gobierno de Allende y la preparación del golpe de estado y de su ejecución.
martes, 10 de septiembre de 2024
PÉRDIDA DE PELO Y CAZA
Ya he argumentado que el humano moderno alcanzó un éxito notable en las sabanas tropicales concentrando su actividad a plena luz del día, cuando hace más calor y depredadores y demás especies competidoras duermen. Esto les llevó a la pérdida de vello corporal, la aparición de glándulas sudoríparas y la dependencia del agua. Los neandertales, que habitaban regiones de clima más templado que el humano moderno, no habrían aprovechado del mismo modo las actividades realizadas a plena luz del día. Sus estrategias de caza consistían en emboscadas, ¿y qué momento mejor para llevarlas a cabo que durante esas horas en las que la débil luz los ayuda a confundirse con el terreno?
El neandertal inteligente (Clive Finlayson)
sábado, 7 de septiembre de 2024
EL LIBRO DEL SÁBADO. La turista. Yin ko eun
jueves, 5 de septiembre de 2024
Jaime Martín. Siempre tendremos veinte años
miércoles, 4 de septiembre de 2024
sábado, 31 de agosto de 2024
EL LIBRO DEL SÁBADO. Nikos Kazantzakis. Lirio y serpiente
Este pequeño libro es toda una joya del amor y su reverso más tenebroso, casi un nuevo collar de la paloma, unos 20 poemas de amor y una canción desesperada que siempre fascinó (su palabra fetiche que nosotros, en su honor tanto utilizamos) al querido Luis.
De hecho, ahora que por desgracia sabemos mucho más de él de lo que creíamos , hay muchos pasajes del libros, subrayados con ansia, que recorren algunas partes de sus historias de amor con Sabrina (y tal vez también, con Sabrina).
Hay incluso algunas pequeñas notas que lo dice todo: "¿Por qué he leído esto tan tarde? Si hubiera sabido los contornos de este tormento, lo nuestro no habría descarrilado, Sabrina"
Gran parte de la obrita está subrayada y llena de flechas y exclamaciones, pues es (suponemos que fue) su historia de amor.
De hecho, Kazantzakis la escribió a los veinte años, recreando su propia historia de amor con la joven profesora irlandesa Katheen Forde de la que se enamoró locamente cuando recibía de ella clases de inglés y en los que le recitaba al oído los poemas de Byron y Keats como erótica pedagogía.
La narración, escrita como un apasionado diario, pasa sin transición de lo sublime a lo carnal, y ella se mezclan besos, tetas, esculturas clásicas y la pura ansia de la totalidad o el espíritu del thanatos siempre presente en eros.
No hay un momento de tregua y la terriblemente espectacular belleza de sus palabras sobrepasa lo puramente literario para entrar en terrenos en donde las palabras juegan como sonidos y juegos, sensaciones y sentimientos que flotan entre los orgasmos y los más profundos miedos.
Una profunda lucha entre los polos extremos del deseo y el amor sublime, del lirio y la serpiente, el espíritu y la pornográfica carne, muy cerca de nuestros queridos simbolistas que tanto nos arrebataron en la juventud.
Luis lo descubrió antes de la cuarta vez con Sabrina, y a menudo aparecen retazos suyos en sus cuadernos azules, no sabemos si como deseos ya cumplidos o puestos a orear, esperando que un viento de locura los hiciera realidad, la más maravillosa de sus tiempos juntos y la destruida y llena de cristales hirientes rotos por los suelos de sus separaciones.