Una magnífica novela, tanto por su argumento como por su estilo.
Una magnífica novela, tanto por su argumento como por su estilo.
La autarquía económica había llevado a la economía del Estado al borde de la quiebra. A pesar de la apertura exterior iniciada en 1953 después de los acuerdos con Estados Unidos y el Concordato con la Santa Sede, la situación tienen fuerte altibajos debido a problemas estructurales que tienden a crear inflación, con sectores muy poco modernizados. En el año 1957 cambia el gobierno y entran los tecnócratas del Opus Dei: Ullastres ministro de Comercio y Navarro Rubio de Hacienda, personalidades de una sólida formación económica conservadora y con métodos de gestión autoritarios
Sus primeras medidas
liberalizadoras son de carácter fiscal (modificando la política
tributaria creando el IRPF, el impuesto de
sociedades y el de rentas de capital, para evitar el fraude fiscal anterior,
Mateos y
Soto), laboral (con la ley de convenios colectivos (1958)
que, sin embargo servirá como plataforma para la creación de CC OO) y
monetarias (devaluando la moneda para encauzar el déficit crónico de la
balanza comercial)
Tras ellas llega el Plan de Estabilización, aconsejado
por el Fondo Monetario Internacional que resultaba la superación al tradicional
miedo al mercado (Mateos y Soto. Sus objetivos principales eran contener la inflación a
través del control de los créditos de la banca privada, reducir el déficit público (disminuyendo
el gasto público y aumentando los impuestos indirectos de la gasolina y el
tabaco), liberalización de los
sectores económicos permitiendo la creación de sociedades mixtas con un 50%
de capital extranjero y equilibrar
el valor de la peseta en el exterior, recurriendo a una nueva
devaluación y vinculando la peseta al modelo Bretton Woods
Este plan tuvo a corto plazo unos resultados nefastos especialmente para los
colectivos más débiles (Tamames),
congelando los precios, enfriando la economía y generando paro, lo cual
generó un fuerte movimiento migratorio
exterior y más tarde interior. En su favor hay que anotar la ruptura de los esquemas autárquicos, la
mejora de la balanza de pagos y el equilibrio presupuestarios; todos
precisos para acometer la segunda oleada de reformas desarrolladas en los
sucesivos Planes de Desarrollo
frente de los cuales se colocó al tecnócrata López Rodó en 1964 y hasta el 75
Tras su implantación se inicia un despegue económico (milagro español) gracias a las
inversiones extranjeras en el sector
industrial (atraídas por el carácter disciplinado de la mano de obra
controlada por los sindicatos verticales, y el bajo precio de la mano de obra)
y la entrada de divisas propiciada
por el turismo y los envíos de los inmigrantes en Europa.
Se consigue así que, en 1970, España pueda ser
considerada como un país desarrollado, aunque con graves problemas económicos.
No se consigue equilibrar su balanza comercial (diferencia entre lo que se exporta y lo que se
importa), sin embargo logra equilibrar la balanza de pagos (diferencia
entre los capitales que se ingresan y los que salen). Esto se consigue gracias
a los ingresos por turismo, que se constituye como primera empresa
nacional dado su efecto locomotora sobre otros sectores (construcción,
restauración). Su interés por su rápido desarrollo creará, sin embargo, una
construcción poco planificada que llegará a arruinar medioambientalmente una
parte de nuestro litoral y cascos históricos (Domínguez Ortiz)
Se mantienen (y potencian) los desequilibrios territoriales pese al intento de creación de los Polos
de Desarrollo, agravándose la diferencia
económica y demográfica entre el centro y la periferia, con excepción de
Madrid. Existirá también un fuerte
déficit de infraestructuras de transportes, una escasa modernización agrícola y
un régimen fiscal regresivo que incide en los escasos recursos estatales para
sanidad, educación o vivienda.
El crecimiento de la población, la mecanización de las labores agrícolas y el Plan de Estabilización que produjo paro suponen que una gran masa de trabajadores no cualificadas y procedentes mayoritariamente del medio rural no pueden conseguir medios de subsistencia en España, con lo que se produce una fuerte emigración extranjera. Se dirige hacia Europa y en especial a Alemania, Suiza y Francia. Se calcula que llegó a haber hasta tres millones de españoles fuera de España, considerando que un millón de ellos (Díaz Plaza) salieron en estos años.
Hay a la
vez un movimiento interior en forma de éxodo rural. Procedentes de casi
todas las provincias españolas llega población a Madrid, Cataluña y País Vasco.
Desde 1965 también reciben población las provincias de fuerte desarrollo
turístico como las valencianas, Baleares y Canarias. Esta inmigración
interna provocará un progresivo abandono y envejecimiento del medio rural
(aunque también su obligatoria mecanización y racionalización que la hizo más
productiva y la vinculó directamente al circuito económico, Mateos y Soto) mientras que las
ciudades, incapaces de absorber toda esta población, crecen aceleradamente por
medio de suburbios carentes de infraestructuras y servicios. (De aquí surgirían las
asociaciones de vecinos , más tarde convertidas en oposición, Mateos y Soto)
La modernización y desarrollo económico tiene unos claros efectos sociales que influirán decisivamente en el futuro desarrollo del país. La característica fundamental será la aparición de una clase media hasta entonces muy poco importante en la historia española (García de Cortázar) que, mucho más educada y lentamente introducida en la sociedad de consumo (el 600 será su símbolo por excelencia), comenzará a cambiar su forma de pensamiento (muchos de sus hijos serán los responsables de las revueltas estudiantiles de mediados de los 60). Junto a ello, la incorporación de la mujer (todavía tímida) al mundo laboral (en parte gracias a los nuevos electrodomésticos), la ya citada influencia del turismo y los ecos lejanos de las revoluciones del mayo francés y el movimiento hippie que se conocen mucho más por la nueva música (Los Beatles) irá cambiando la mentalidad, preparándola para los 70 (hecho fundamental según Ruiz Doménech, 2009, la cultura pop entendida en sentido amplio)
Un magnífico estudio de cómo se construye el mito de la democracia ateniense realizado por Herodoto y Pericles (en su famoso lamento fúnebre) y que más tarde será rectificado por Tucídides, que hablará claramente de papel del imperio como motor económico de esta democracia (sólo realizada en Atenas, pero no en sus colonias)
En este sentido resulta muy interesante el análisis del ostracismo y la nueva boule como una forma de desactivar la tribus y crear la demos (ambos creados en las reformas de Clístines).
También lo es el estudio del teatro como una forma de paidea (educación) cívica y política, convirtiéndose (en tiempos de Pericles) en altavoz emocional del poder y, posteriormente, en el lugar de la oposición.
El autor plantea, además, la evolución de una democracia Arcaica (Solón) a otra principesca (Clístenes, Pericles) para desembocar, tras las guerra del Peloponeso, en una demokratia mucho más popular (y por tanto más tensa, social y cambiante.
La segunda parte del libro se dedica a los años post Peloponeso, con sus golpes de estado, políticas tuteladas, manipulaciones demogógicas de la asamblea, desastres militares como Sicua, Ebea o Sicilia; siempre con la tutela (unas veces a favor, otras en contra de Alcibíades)
1939-1945
En agosto de 1939 Franco creará su primer
gobierno, constituido especialmente por militares y falangistas (los llamados gobiernos azules). En el terreno de la política exterior su misión
será la de posicionarse frente al conflicto mundial. En septiembre del
39 se proclama la neutralidad, pero ya hacia el año 40, y coincidiendo con el mayor apogeo del Eje y en respuesta a
la ayuda prestada durante
Tomado de wikipedia
El cambio de poderes producido en la Guerra a partir
del año 42 hace que el gobierno español intente rectificar su postura pro-eje.
Esto aumentará la tensión cada vez más fuerte entre los falangistas
encabezados por Serrano Súñer, (pro-nazi) y los militares con Varela (más inclinados a la
neutralidad y a la monarquía). Tras
algunos incidentes, como el episodio del enfrentamiento armado en el santuario
de la Virgen de Begoña, Franco decidió destituir tanto a unos como a
otros.
A partir del 43 la diplomacia española comienza a
hablar de una neutralidad vigilante
cuyo signo más evidente es la retirada de la División azul En ese mismo año
conocerá la primera y única muestra de falta de apoyo por parte del ejército. Siete de los doce tenientes generales firman una
carta pidiéndole a Franco que dimita y deje paso a la restauración monárquica. El ascenso de dos leales permite equilibrar la balanza entre
los altos mandos.
A partir de estos momentos la actitud de los aliados
se irá endureciendo según avance la guerra. Estados Unidos va reduciendo sus
suministros de petróleo y poniendo condiciones. El gobierno intenta
reaccionar con
Sin embargo,
1945-1951
Aislada internacionalmente, España empezó en
El régimen giró hacia la monarquía en marzo
de 1947 con la aprobación de la Ley
de Sucesión. En ella se establece que España es un reino y Franco su
regente. El sucesor de Franco sería un personaje de sangre real elegido por
Franco.
El
ambiente de Guerra Fría, la
instauración de regímenes comunistas en Europa oriental y el efecto de la
cosmética política española, hace que en febrero de 1948 se abra la frontera
con Francia, se acerquen
posiciones con Estados Unidos y en febrero de 1949 se reciba un préstamo de
un banco norteamericano. La Guerra
de Corea que lleva al límite las tensiones entre URSS y EE
UU, unido al carácter anticomunista del régimen de Franco permite una
ampliación de estas relaciones, cuyo fruto más perceptible es el levantamiento de
sanciones por parte de la ONU en 1950. Con ello se cierra la
autarquía y comenzará el aperturismo económico, que pronto derivará en
cambios tanto sociales como políticos
Tomado de wikipedia
Durante toda esta etapa, la resistencia al Régimen, tendrá como referencia la acción guerrillera del Maquis. El Partido Comunista de España (P.C.E.), que, con sus dirigentes en el exilio, contaban con el apoyo de la Unión Soviética, es responsable de la coordinación de los grupos de maquis, guerrilleros que actúan dentro del país para desestabilizar al régimen. La primera incursión será en 1944 por el valle de Arán una vez que los exiliados españoles abandonan las filas de la Resistencia al ser Francia liberada. Pretendían enlazar el fin de la guerra mundial con la ocupación de España por parte de los aliados. Sin embargo, excepto Stalin, los aliados no tenían ningún interés en hacer más larga la guerra invadiendo España. Las actividades de los maquis durarán hasta 1952 en que es desarticulado el último grupo, aunque ya llevaban muchos años actuando como simples bandoleros.
Por parte de los socialistas (dirigidos desde el exilio por Indalecio Prieto) su
actividad se resuelve más en el terreno diplomático, intentando crear alianzas
con Gil Robles y con D Juan (abiertamente
contrario al franquismo desde su Manifiesto de Lausana). Todos estos contactos
terminarán por la firma del Pacto de San
Juan de Luz en el 48, aunque la nueva tendencia profranquista de D Juan
tras la entrevista en el yate Azor, en donde se plasma la educación del
nuevo príncipe, hace romper el acuerdo
Sociedad y economía durante la autarquía
Un fantástico repaso por las dictaduras africanas más bizarras y asombrosas, que llaman tanto a la risa (por su exceso, excentricidades...) como al llanto (pues fueron grandes tiranos que masacraron a sus pueblos o los llevaron hasta la pobreza más extrema con sus sueños megalómanos)
Idi Amin Dada, Bokassa, Banda, Mobutu Sese Seko, Sékou Touré, Haile Selassie, Macías y Obiang van desvelándonos a través del ensayo para que podamos comprobar con nuestros propios ojos cuanto de miserable y ruin tiene el ser humano.
Pues algunos podrán estar tentados a pensar: claro, es África, pero estupidez humana, especialmente cuando se entrecruza con el poder, no tiene límites (que me pregunten a mi). Más cuando se aplica sobre poblaciones escasamente educadas (y no pensemos los siempre orgullosos europeos que estamos ya tan lejos de ellos), ingenuas al no estar expuestas a las manipuladores que ellos aprenderán de sus propios colonizadores.
Porque tampoco hemos de olvidar que todas estas cosas pasaron, también, porque las antiguas y nuevas metrópolis lo permitieron pues acaso les servía a sus propios intereses.
No es sólo África. Somos todos nosotros
El abandono de la religiosidad tradicional vinculada a la vida de la polis significó el triunfo definitivo de la religión individual. El individuo se hallaba ahora en medio de territorios inmensos, sometido por completo a la voluntad lejana del monarca de turno y convertido, de hecho, en un simple número más que debía afrontar en solitario todas sus necesidades espirituales sin la protección corporativa que representaba la polis en este terreno, como señaló A. J. Festugière. Esta clase de necesidades individuales y trascendentes se traducía en el deseo de adquirir algunas certezas sobre la vida futura en un universo en el que los dioses tradicionales habían dejado de tener vigencia y sentido. […] Con la ampliación de horizontes, que para muchos supuso la apertura de fronteras y la marcha a tierras de Asia, estas necesidades empezaron también a encontrar respuesta en cultos orientales que, aunque podían resultar extraños al principio a la mentalidad griega, poseían un enorme atractivo para los recién llegados por su colorido y el aparente espíritu de solidaridad y seguridad que proporcionaban a sus fieles. Cultos como el de Isis, la denominada Afrodita siria o la Gran Madre frigia, comenzaron a ganar seguidores entre los nuevos habitantes de los reinos helenísticos[8]. Algunos de esos cultos ofrecían a sus fieles, como antes lo hicieran otras sectas mistéricas (como la de los órficos y más tarde los cristianos), una promesa de felicidad para el alma tras la muerte, en un paraíso para los iniciados y los justos, en tanto que a los otros, a los no iniciados, les aguardaba en el más allá un castigo infernal como pago por sus crímenes y necedades.
Grecia para todos (Carlos García Gual)
Junto a ellos surgieron los cultos dinásticos en torno a los monarcas divinizados ya en vida, cultos mantenidos con pompa oficial y carácter político, al servicio de la propaganda regia. Estas prácticas, que encontrarán más tarde en la Roma imperial su manifestación más espectacular, tuvieron sus comienzos siglos antes en los varios reinos helenísticos.
Los Griegos y nosotros : antropología comparada de la Grecia antigua
En la Sevilla de los años 80, muy muy lejos del tópico turístico, la heroína ha comenzado a entrar en sus barrios más extremos (las Tres mil viviendas y la zona de la Macarena, con el epicentro de la plaza del Pumarejo). Esta es la historia de todos sus habitantes, una Una novela tan dura y apasionante como la de los clanes mafiosos que han cambiado Sicilia por Sevilla (espectacular la guerra entre bandas gitanas y su comités de paz en las Tres Mil; una escena del mejor cine negro)
Es la Sevilla de los yonkis, la heroína, los gitanos y atracos. Una dura Sevilla que existe detrás de su tópico turístico.
Es el barrio de la Macarena que todavía aún no se había gentrificado, la zona de la Alameda con sus putas y travestis; la parte de los callejones de la Hiniesta con sus plantas bajas desde cuyas ventanas que vendían droga, la Encarnación aún sin setas y con un mercado de abastos o, ya al final del todo, el barrio Santa Cruz y los primeros grandes grupos guiris
Nosotros jugábamos en los parques y había que tener cuidado para no pincharse con una jeringuilla. A nuestro lado hubo chavales que empezaron a inhalar pegamento y terminaron hasta arriba de caballo. Veíamos las bolitas de papel de plata tiradas por el parque después de hacerse un chute, y nosotros teníamos una litrona y, como mucho, un porro para 13, y logramos pasar estos años sin engancharnos mientras regateábamos yonkis de ojos hundidos y boca pastosa, llenos de miedo por dentro que salía hacia afuera , y sin que entonces nosotros lo supiéramos verdaderamente, nos hablaban de esa muerte que se acerca en sus pómulos de arista y las manchas en caras y manos.
Se comentan los principales dioses del gran panteón mesopotámico (hablándonos de un curioso monoteísmo, el del dios titular de la ciudad, que convive en un amplio politeísmo), se plantea la creación del mundo y del hombre, se estudia el diluvio (originado por la molestia y ruido que generaban los hombres), se explica el inframundo, se analizan las formas rituales de sacrificio, los exorcismo y el cultivo de la magia, la relación entre religión y astrología, el poder de los santuarios.
Una lectura de todos estos temas nos da la clave para entender muchas fórmulas religiosas creadas por griegos, fenicios y judíos.
El libro destaca por sus múltiples textos traducidos de las tablillas originales que permiten un mayor conocimiento (directo) de esta religiosidad)
Un término muchas veces usado por los lugareños de Egipto, quienes en momentos de angustia u opresión habían optado por él: anachóresis (de aquí nuestro «anacoreta»: ser «una persona desplazada»). Para Plotino y muchos obispos cristianos, desentenderse del mundo era un acto tranquilo que no comportaba rompimiento alguno con la cultura y la sociedad circundante. Por el contrario, un gesto físico y explícito «de desplazamiento» se hallaba en las raíces de la vida espiritual de Antonio: abandonar el mundo civilizado era el necesario primer paso en el nuevo movimiento ascético. Sea cual fuere el modo como lo presentara, el nuevo santo cristiano había optado en pro de algunas antítesis flagrantes respecto a las normas de la vida civilizada en la cuenca mediterránea.
Inevitablemente, por tanto, el modo como tales hombres se organizaron a sí mismos, la cultura que crearon, las normas de comportamiento que predicaron, incluso los lugares en los que gustaban congregarse, señalaban un rompimiento con lo que había existido anteriormente. El atractivo y la importancia del ascetismo, que barrió rápidamente el mundo romano en el siglo IV, radicaba precisamente en esto: era un grupo de «personas desplazadas», con un estilo propio, que afirmaban haber comenzado de nuevo la vida. Este «desplazamiento» cristiano se extendió con una asombrosa rapidez a partir de diversos núcleos. Mesopotamia fue el centro de una de esas explosiones cuyas ondas de choque atravesaron pausadamente el Próximo Oriente.
El ascetismo sirio de la región alrededor de Nísibis y de Edesa, especialmente las inhóspitas montañas de Tur Abdin (los montes «de los siervos [de Dios]», es decir, de los monjes), se extendió hacia el norte hasta el interior de Armenia, y hacia el oeste hasta las calles de Antioquía, y enriqueció y agitó las vidas de ciudades mediterráneas tan distantes como Constantinopla, Milán y Cartago. Los sirios eran las «estrellas» de este movimiento ascético: rudos itinerantes tocados con pieles, con cabellera cobriza que les asemejaba a águilas, esos «hombres de fuego» sorprendieron e inquietaron al mundo grecorromano con sus gestos histriónicos. Sus más típicos en el siglo V fueron los santos «estilitas», hombres que establecían su morada en la cumbrera de grandes columnas. El fundador de este comportamiento idiosincrático, Simeón (c. 396 − 459), mantuvo su mirada durante cuarenta años en la cúspide de un pilar de quince metros de altura en la región montañosa en torno a Antioquía.
En Egipto, por el contrario, el ascetismo adoptó un talante diferente. Un campesinado sagaz e inquieto adoptó un rumbo bien alejado del feroz individualismo de los sirios. Los egipcios sentían que su vida transcurría en un mundo confuso, minado como un campo de batalla por las estratagemas del demonio y fácilmente quebrantado por el ansia sangrienta de pelea de sus colegas lugareños convertidos en monjes. Optaron por la humildad, por una rutina limitada —pero sin pausa— de plegarias y labores manuales, por la seguridad en los cómputos, por una disciplina de hierro. Pacomio (c. 290 − 347), un labrador que otrora había sido obligado a formar parte del ejercito de Constantino, se dispuso a crear una vida monástica organizada, agrupando las celdas de los eremitas para formar un gran asentamiento en el Alto Egipto, comenzando en Tabennisi, en la Tebaida, en el 320. Su «colonia» fue concebida con una gran inteligencia complementada con la disciplina, y se expandió con una rapidez y flexibilidad que sobrepasó totalmente a cualquier otro tipo de organización del Estado romano tardío: hacia finales del siglo IV los monasterios concebidos por Pacomio albergaban en su seno a siete mil monjes. Los experimentos egipcios crearon un ethos totalmente particular. Los «padres» egipcios —los apa, de aquí deriva nuestro vocablo «abad»— proporcionaban los modelos para las comunidades monásticas que se constituyeron a finales del siglo IV, tan alejadas unas de otras como Cesarea de Capadocia y Rouen.
Sus Dichos proporcionaron el modelo de un nuevo y notable género literario, cercano al mundo de las parábolas de la sabiduría popular, cuyos temas y anécdotas atravesaron toda la Edad Medía y llegaron hasta la Rusia prerrevolucionaria. En estos Dichos el campesinado de Egipto habló por vez primera al mundo civilizado, Apenas hay un santo en la Europa medieval cuyas tentaciones no hayan sido modeladas literariamente sobre las que fueron descritas en primer lugar en relación con Antonio en los aledaños de una aldea egipcia. Conocemos muy poco sobre el origen del movimiento ascético en su trasfondo del Próximo Oriente, pero sí lo suficiente como para hacer sospechosa cualquier respuesta simple.
Se ha sostenido que el monaquismo era un movimiento de huida y protesta —el campesinado oprimido huía buscando la seguridad de dos grandes monasterios— y que sus quejas contra los terratenientes se mezclaban con el fanatismo con el que atacaban al paganismo clásico y la cultura de las ciudades griegas. De hecho, los fundadores del movimiento monástico y las gentes por ellos reclutadas no eran campesinos oprimidos. Su disgusto era más sutil. El Egipto del Bajo Imperio era un país de ciudades vigorosas donde las tensiones surgían a menudo por los efectos distorsionadores de la nueva riqueza y las nuevas oportunidades, así como por las depredaciones inmemoriales de los publicanos. Los pueblos de Egipto y Siria llegaron a producir una gran abundancia de excéntricos acomodados, cuyo talento no encontró ningún aliviadero en las prudentes y bien arraigadas rutinas de las prósperas comunidades de labriegos. Antonio fue un fracaso educacional; Macario había sido un contrabandista; Pacomio había quedado desarraigado por el servicio militar; el amable Moisés había sido un trotamundos. Por poco que sepamos sobre los orígenes del movimiento ascético, conocemos bastante sobre la función y el significado del acto monacal del «desplazamiento» en la sociedad de los siglos IV y V. Al «hombre santo» se le enseñaba que había conseguido la libertad y un poder misterioso gracias a haber traspasado muchas barreras visibles de una sociedad no tanto oprimida cuanto rígidamente organizada para la supervivencia. En las aldeas, dedicadas durante milenios a preservar sus intereses contra la naturaleza, el hombre santo había escogido deliberadamente la «anticultura»: el desierto cercano, los farallones montañosos de las proximidades. En una civilización identificada exclusivamente con la vida ciudadana, los monjes habían perpetrado un absurdo, habían «edificado una ciudad en el desierto». Pero sobre todo, en un mundo en donde se había enseñado que la raza humana estaba acosada por poderes demoníacos invisibles (cf. págs. 59 y ss.), los monjes consiguieron una buena reputación gracias a ser «luchadores de primera clase» contra el diablo.
Ellos mantuvieron la malevolencia satánica a raya, y fueron capaces —como nunca lo había sido el hombre corriente con todos los amuletos y remedios contra la magia— de reírse del demonio en sus narices. Los poderes del hombre santo se manifestaban en sus relaciones con el reino animal, quien había simbolizado siempre el salvajismo y el ansia destructiva de los malos espíritus: ahuyentaba a las serpientes y a las aves de presa, y podía sentarse tranquilamente como pacífico señor de chacales y leones. Pero ante todo, al hombre santo se le había ensenado que poseía la prerrogativa más envidiable a la que podían aspirar los habitantes del Bajo Imperio: había conseguido la parrhesía, «la libertad para hablar», ante la terrible majestad de Dios. Para un cristiano del siglo IV, Dios era un emperador, escrito con mayúsculas. Solamente aquellos de sus súbditos que habían pasado sus vidas en una obediencia trémula e incontestable a sus mandatos podían sentirse libres para acercarse a él como cortesanos privilegiados y hacer que respondiera a sus plegarías con espectaculares resultados.
El mundo de la Antigüedad Tardía (Brown_ Peter)
El Poema de Gilgames estaba ahí para recordar que los mayores esfuerzos desplegados por este héroe habían resultado vanos para triunfar sobre ella. Y cuando, llegado al término de su largo y terrible viaje, se encontraba frente al superviviente del Diluvio, del que esperaba obtener el secreto de su privilegio de inmortalidad, Uta-napisti le decía:
Como las cañas del cañaveral, la humanidad debe ser quebrada.
Incluso el mejor de los jóvenes, la mejor de las jóvenes,
son arrancados por la mano de la Muerte, la Muerte, que nadie ha visto,
cuyo rostro nunca nadie percibió,
cuya voz nadie oyó: la Muerte cruel, que tritura a los hombres…
como hierbas efímeras arrastradas por el agua.
De rostros que veían el sol ¡de un solo golpe, nada queda!
El dormido y el muerto son iguales.
Jamás se pudo reproducir la imagen de la Muerte, y, sin embargo,
¡desde sus orígenes, el hombre es su prisionero!
Desde que […], reunidos los Grandes Dioses,
Mammïtu, la Hacedora de los destinos,
fijó el azar con ellos,
los dioses nos impusieron la muerte y la vida,
dejándonos en la ignorancia del momento de la muerte.
No es una bonita historia
Ni tiene un final feliz
Es una historia de imposibilidades y dolor,
pero es tan bella.
Es la historia de un amor imposible desde la misma adolescencia que termina convertida en dos horas pagadas de compañía los jueves.
Pero no, no es para nada sórdida, pues hay demasiada ternura, demasiado dolor para relacionarse sentimental con el protagonista, Simón, que busca sin éxito un amor imposible, casi como un cuento, y yo (casi sin querer) pensé en Sabrina y en Luis (pues ellos también se buscaron sólo con éxitos momentáneos de verdadero amor imposible)
Yo recomiendo esta novela gráfica, con un fantástico dibujo y una trama que evoluciona de forma maravillosa.
Si algo te inquieta, gracias a Alcibíades tienes más adivinos que nunca en Atenas para que te digan lo que va a ocurrir. Y si no te gusta, acudes a los de Nicias, que te dirán lo contrario. —Se rio con ganas y estuvo a punto de derramar el vino
—. Aunque os tengo que reconocer que hay uno que me ha impresionado. Se ha instalado a los pies de la Acrópolis, junto al templo de Asclepio. Tiene media cara quemada —se pasó la mano por la parte izquierda del rostro con un gesto de desagrado—, y corre el rumor de que cuando se quemó se le concedió el don de la profecía. Sin duda lo ha traído Alcibíades, pues es de los que han vaticinado más beneficios para la expedición a Sicilia, pero yo lo he visto en acción y no me atrevo a negar que su inspiración provenga de los dioses.
—Aprovechará la fama que le ha proporcionado Alcibíades para cobrar caro. —Querefonte dio un trago a su copa fingiendo desinterés. —Me ha parecido que le cobraba diez dracmas a un consultante. Obviamente cobrará todo lo que pueda y trabajará incluso de noche, pues sabe que los sacerdotes de Asclepio o los adivinos con puesto fijo lo echarán a patadas más pronto que tarde. La adivinación, tanto fija como ambulante, era una actividad a la que recurrían los atenienses de todos los estratos. La regulación era estricta, y los castigos a los infractores, severos, pero al ser una práctica tan lucrativa a menudo surgían nuevos adivinos que la llevaban a cabo sin la autorización pertinente.
(...)
El adivino tenía junto a él una jaula de mimbre con varias palomas. Extrajo una con cuidado, la colocó sobre el altar de madera y la degolló. Observó el flujo de sangre y después le abrió el vientre y examinó las vísceras. Se inclinó hacia el consultante y habló con él en voz baja al tiempo que señalaba el hígado. Los presagios eran negativos cuando se encontraba alguna anomalía, pero Querefonte no consiguió distinguir las palabras del adivino. El hombre se levantó y se alejó con una sonrisa iluminándole el rostro. Querefonte lo envidió.
—Diez dracmas, señor. Bajó la mirada hasta la mano del chiquillo. Le entregó las monedas y se sentó en una estera frente al adivino. De cerca le pareció más joven que en su primera impresión, pero también más siniestro.
(...)
En el caso de problemas o sucesos inexplicables era un adivino el que podía proporcionar ayuda. En la época arcaica, los adivinos eran aún aristócratas que participaban en todas las facetas de la vida aristocrática , incluyendo el campo de batalla. Sin embargo, a pesar de su pericia, la palabra de los adivinos no era determinante: la gente era libre de aceptar o rechazar su consejo y la épica o la tragedia ofrecen numerosos ejemplos de adivinos, como Tiresias en el Edipo Rey, cuya palabra era, injustamente, ignorada.
El asesinato de Sócrates (Marcos Chicot)