sábado, 27 de abril de 2024

EL LIBRO DEL SÁBADO Romanticismo. Manuel Longares.

 


Una magnífica novela, tanto por su argumento como por su estilo.

Nos ayuda a conocer la historia del cogollito (esa clase social tan especial que habita el barrio de Salamanca) que comienza en el franquismo y termina en la transición ya avanzada, más de tres décadas en donde, como ocurre en el Gatopardo, todo cambia para que nada lo haga.
Nos lleva a sus casas de doble entrada (para los señores y su servicio) y estancias silenciosas en donde las cosas ocurren despacio, casi sin pasar, pues importa mucho el qué dirán, las apariencias y los mil cotilleos de este mundo pequeño.
Vemos sus matrimonios, sus hijos descarriados. Conocemos sus imposturas y mentiras mejor escondidas que nunca podrán salir a la luz, pues hay cosas que no pueden ser, y por eso se mira hacia otro lado.
Junto a estos señores encontramos a su servicio y, tras la muerte del dictador, a esas clases medias que se morirán de miedo el 23F para luego emborracharse de gloria con la victoria del PSOE, hacer negocios con los altivos apellidos para , luego de manejarlos a su interés, dejarlos tirados en la cuneta una vez más .
Toda esta magnífica historia que nos habla de otra de nuestras múltiples transiciones se envuelve con un estilo exquisito, de largas frases ,vde cientos de adjetivos que nos acunan y envuelve en algodones a sus personajes (realmente es el continente perfecto para ellos y su ética y estética)



                             ÍNDICES DE NARRATIVA

viernes, 26 de abril de 2024

EL DESARROLLISMO FRANQUISTA


 La autarquía económica había llevado a la economía del Estado al borde de la quiebra. A pesar de la apertura exterior iniciada en 1953 después de los acuerdos con Estados Unidos y el Concordato con la Santa Sede, la situación tienen fuerte altibajos debido a problemas estructurales que tienden a crear inflación, con sectores muy poco modernizados. En el año 1957 cambia el gobierno y entran los tecnócratas del Opus Dei: Ullastres ministro de Comercio y Navarro Rubio de Hacienda, personalidades de una sólida formación económica conservadora y con métodos de gestión autoritarios

Sus primeras medidas liberalizadoras son de carácter fiscal (modificando la política tributaria creando el IRPF, el impuesto de sociedades y el de rentas de capital, para evitar el fraude fiscal anterior, Mateos y Soto), laboral (con la ley de convenios colectivos (1958) que, sin embargo servirá como plataforma para la creación de CC OO) y monetarias (devaluando la moneda para encauzar el déficit crónico de la balanza comercial)

Tras ellas llega el Plan de Estabilización, aconsejado por el Fondo Monetario Internacional que resultaba la superación al tradicional miedo al mercado (Mateos y Soto. Sus objetivos principales eran contener la inflación a través del control de los créditos de la banca privada, reducir el déficit público (disminuyendo el gasto público y aumentando los impuestos indirectos de la gasolina y el tabaco), liberalización de los sectores económicos permitiendo la creación de sociedades mixtas con un 50% de capital extranjero y equilibrar el valor de la peseta en el exterior, recurriendo a una nueva devaluación y vinculando la peseta al modelo Bretton Woods



Este plan tuvo a corto plazo unos resultados nefastos especialmente para los colectivos más débiles (Tamames), congelando los precios, enfriando la economía y generando paro, lo cual generó un fuerte movimiento migratorio exterior y más tarde interior. En su favor hay que anotar la ruptura de los esquemas autárquicos, la mejora de la balanza de pagos y el equilibrio presupuestarios; todos precisos para acometer la segunda oleada de reformas desarrolladas en los sucesivos Planes de Desarrollo frente de los cuales se colocó al tecnócrata López Rodó en 1964 y hasta el 75

Tras su implantación se inicia un despegue económico (milagro español) gracias a las inversiones extranjeras en el sector industrial (atraídas por el carácter disciplinado de la mano de obra controlada por los sindicatos verticales, y el bajo precio de la mano de obra) y la entrada de divisas propiciada por el turismo y los envíos de los inmigrantes en Europa.

Se consigue así que, en 1970, España pueda ser considerada como un país desarrollado, aunque con graves problemas económicos.

No se consigue equilibrar su balanza comercial (diferencia entre lo que se exporta y lo que se importa), sin embargo logra equilibrar la balanza de pagos (diferencia entre los capitales que se ingresan y los que salen). Esto se consigue gracias a los ingresos por turismo, que se constituye como primera empresa nacional dado su efecto locomotora sobre otros sectores (construcción, restauración). Su interés por su rápido desarrollo creará, sin embargo, una construcción poco planificada que llegará a arruinar medioambientalmente una parte de nuestro litoral y cascos históricos (Domínguez Ortiz)



Se mantienen (y potencian) los desequilibrios territoriales pese al intento de creación de los Polos de Desarrollo, agravándose la diferencia económica y demográfica entre el centro y la periferia, con excepción de Madrid. Existirá también un fuerte déficit de infraestructuras de transportes, una escasa modernización agrícola y un régimen fiscal regresivo que incide en los escasos recursos estatales para sanidad, educación o vivienda.

Según Paul Preston estos esfuerzos para impulsar el crecimiento se caracterizaron con frecuencia por la ineficacia, la corrupción y el alto coste social. Los tecnócratas, prisioneros de la oligarquía franquista, buscaron un crecimiento que aceptase e intensificase la desigual distribución de la riqueza, las desigualdades regionales y la dependencia tecnológica

jueves, 25 de abril de 2024

SOCIEDAD ESPAÑOLA EN LA DÉCADA DE LOS 60

 


Tres son los rasgos distintivos de los cambios sociales en España en la década de los sesenta: emigración, turismo (ya citado) y aparición de una nueva clase media.

El crecimiento de la población, la mecanización de las labores agrícolas y el Plan de Estabilización que produjo paro suponen que una gran masa de trabajadores no cualificadas y procedentes mayoritariamente del medio rural no pueden conseguir medios de subsistencia en España, con lo que se produce una fuerte emigración extranjera. Se dirige hacia Europa y en especial a Alemania, Suiza y Francia. Se calcula que llegó a haber hasta tres millones de españoles fuera de España, considerando que un millón de ellos (Díaz Plaza) salieron en estos años. 



Hay a la vez un movimiento interior en forma de éxodo rural. Procedentes de casi todas las provincias españolas llega población a Madrid, Cataluña y País Vasco. Desde 1965 también reciben población las provincias de fuerte desarrollo turístico como las valencianas, Baleares y Canarias. Esta inmigración interna provocará un progresivo abandono y envejecimiento del medio rural (aunque también su obligatoria mecanización y racionalización que la hizo más productiva y la vinculó directamente al circuito económico, Mateos y Soto) mientras que las ciudades, incapaces de absorber toda esta población, crecen aceleradamente por medio de suburbios carentes de infraestructuras y servicios. (De aquí surgirían las asociaciones de vecinos , más tarde convertidas en oposición, Mateos y Soto)


La modernización y desarrollo económico tiene unos claros efectos sociales que influirán decisivamente en el futuro desarrollo del país. La característica fundamental será la aparición de una clase media hasta entonces muy poco importante en la historia española (García de Cortázar) que, mucho más educada y lentamente introducida en la sociedad de consumo (el 600 será su símbolo por excelencia), comenzará a cambiar su forma de pensamiento (muchos de sus hijos serán los responsables de las revueltas estudiantiles de mediados de los 60). Junto a ello, la incorporación de la mujer (todavía tímida) al mundo laboral (en parte gracias a los nuevos electrodomésticos), la ya citada influencia del turismo y los ecos lejanos de las revoluciones del mayo francés y el movimiento hippie que se conocen mucho más por la nueva música (Los Beatles) irá cambiando la mentalidad, preparándola para los 70 (hecho fundamental según Ruiz Doménech, 2009, la cultura pop entendida en sentido amplio)







Luciano Canfora. El mundo de Atenas (Los jueves pensamos)


Un magnífico estudio de cómo se construye el mito de la democracia ateniense realizado por Herodoto y Pericles (en su famoso lamento fúnebre) y que más tarde será rectificado por Tucídides, que hablará claramente de papel del imperio como motor económico de esta democracia (sólo realizada en Atenas, pero no en sus colonias)

En este sentido resulta muy interesante el análisis del ostracismo y la nueva boule como una forma de desactivar la tribus y crear la demos (ambos creados en las reformas de Clístines).

También lo es el estudio del teatro como una forma de paidea (educación) cívica y política, convirtiéndose (en tiempos de Pericles) en altavoz emocional del poder y, posteriormente, en el lugar de la oposición.

El autor plantea, además, la evolución de una democracia Arcaica (Solón) a otra principesca (Clístenes, Pericles) para desembocar, tras las guerra del Peloponeso, en una demokratia mucho más popular (y por tanto más tensa, social y cambiante.

La segunda parte del libro se dedica a los años post Peloponeso, con sus golpes de estado, políticas tuteladas, manipulaciones demogógicas de la asamblea, desastres militares como Sicua, Ebea o Sicilia; siempre con la tutela (unas veces a favor, otras en contra de Alcibíades)

Lucas Corralejo


Grecia



martes, 23 de abril de 2024

EL PRIMER FRANQUISMO (1939-1951) Política

 


1939-1945

En agosto de 1939 Franco creará su primer gobierno, constituido especialmente por militares y falangistas (los llamados gobiernos azules). En el terreno de la política exterior su misión será la de posicionarse frente al conflicto mundial. En septiembre del 39 se proclama la neutralidad, pero ya hacia el año 40, y coincidiendo con el mayor apogeo del Eje y en respuesta a la ayuda prestada durante la Guerra Civil (CTV, legión Cóndor), pasa a ser no beligerante. En octubre de 1940 se realiza la famosa entrevista en Hendaya entre Franco y Hitler. En ella las peticiones españolas son desmedidas (ocupación de Gibraltar y la totalidad del protectorado francés en Marruecos), acaso para forzar una no entrada en la guerra de una España aún rota por la nuestra propia. En compensación, y con el inicio de la operación Barbarroja, Franco dispone el envío de la División Azul.





















Tomado de wikipedia

El cambio de poderes producido en la Guerra a partir del año 42 hace que el gobierno español intente rectificar su postura pro-eje. Esto aumentará la tensión cada vez más fuerte entre los falangistas encabezados por Serrano Súñer, (pro-nazi)  y los militares con Varela (más inclinados a la neutralidad y a la monarquía). Tras algunos incidentes, como el episodio del enfrentamiento armado en el santuario de la Virgen de Begoña, Franco decidió destituir tanto a unos como a otros.

A partir del 43 la diplomacia española comienza a hablar de una neutralidad vigilante cuyo signo más evidente es la retirada de la División azul En ese mismo año conocerá la primera y única muestra de falta de apoyo por parte del ejército. Siete de los doce tenientes generales firman una carta pidiéndole a Franco que dimita y deje paso a la restauración monárquica. El ascenso de dos leales permite equilibrar la balanza entre los altos mandos.

A partir de estos momentos la actitud de los aliados se irá endureciendo según avance la guerra. Estados Unidos va reduciendo sus suministros de petróleo y poniendo condiciones. El gobierno intenta reaccionar con la Ley Constitutiva de Cortes (1942, en la que se establece una única Cámara de Procuradores de pura fachada democrática dada la cantidad de miembros natos elegidos por Franco) y el fuero de los españoles del 45

Sin embargo, la Conferencia de Postdam se condena el régimen de España y se niega la entrada de España a la recién creada ONU. Como consecuencia de todo ello en 1946 los embajadores se retiran de España y comienza el periodo autárquico.

 

1945-1951

Aislada internacionalmente, España empezó en 1945 a darse un ordenamiento jurídico más objetivo con y el Fuero de los Españoles (1945, hipotética carta de derechos restrictiva y sin aplicación real). Se produce un cambio ministerial, donde pierden peso los falangistas (aunque aparece Girón de Velasco como ministro de Trabajo) y ganan los católicos, siendo el más importante Alberto Martín Artajo, que será ministro de exteriores entre 1945 y 1957. En el exterior el aislamiento fue la tónica general. El apoyo de la Argentina de Perón y la tibieza del Vaticano, fue todo el respaldo internacional a España. Sin embargo, el propio aislamiento fortificó al régimen que supo sacar partido de la situación de victimismo a través de la propaganda (Domínguez Ortiz, 2000)

El régimen giró hacia la monarquía en marzo de 1947 con la aprobación de la Ley de Sucesión. En ella se establece que España es un reino y Franco su regente. El sucesor de Franco sería un personaje de sangre real elegido por Franco.

 

El ambiente de Guerra Fría, la instauración de regímenes comunistas en Europa oriental y el efecto de la cosmética política española, hace que en febrero de 1948 se abra la frontera con Francia, se acerquen posiciones con Estados Unidos y en febrero de 1949 se reciba un préstamo de un banco norteamericano. La Guerra de Corea que lleva al límite las tensiones entre URSS y EE UU, unido al carácter anticomunista del régimen de Franco permite una ampliación de estas relaciones, cuyo fruto más perceptible es el levantamiento de sanciones por parte de la ONU en 1950. Con ello se cierra la autarquía y comenzará el aperturismo económico, que pronto derivará en cambios tanto sociales como políticos

 


Tomado de wikipedia

Durante toda esta etapa, la resistencia al Régimen, tendrá como referencia la acción guerrillera del Maquis. El Partido Comunista de España (P.C.E.), que, con sus dirigentes en el exilio, contaban con el apoyo de la Unión Soviética, es responsable de la coordinación de los grupos de maquis, guerrilleros que actúan dentro del país para desestabilizar al régimen. La primera incursión será en 1944 por el valle de Arán una vez que los exiliados españoles abandonan las filas de la Resistencia al ser Francia liberada. Pretendían enlazar el fin de la guerra mundial con la ocupación de España por parte de los aliados. Sin embargo, excepto Stalin, los aliados no tenían ningún interés en hacer más larga la guerra invadiendo España. Las actividades de los maquis durarán hasta 1952 en que es desarticulado el último grupo, aunque ya llevaban muchos años actuando como simples bandoleros.

Por parte de los socialistas (dirigidos desde el exilio por Indalecio Prieto) su actividad se resuelve más en el terreno diplomático, intentando crear alianzas con Gil Robles y con D Juan (abiertamente contrario al franquismo desde su Manifiesto de Lausana). Todos estos contactos terminarán por la firma del Pacto de San Juan de Luz en el 48, aunque la nueva tendencia profranquista de D Juan tras la entrevista en el yate Azor, en donde se plasma la educación del nuevo príncipe, hace romper el acuerdo



Sociedad y economía durante la autarquía

 

sábado, 20 de abril de 2024

EL LIBRO DEL SÁBADO. La revuelta de las cariátides Petros Márkaris.

 


El último libro de Markaris tiene dos cuestiones muy interesantes.
La primera es la aparición de un nuevo personaje que con el ascenso de Jaritos llegará como jefe de homicidios. Es una mujer con una extraña fascinación pero también con un pasado y un presente oscuro que supongo que dará mucho juego en próximos episodios
El segundo es el planteamiento del propio libro: un grupo de empresarios que quieren volver a recuperar la cultura griega y crear una nueva polis en la isla de Eubea en donde también lanzarán en órbita astronautas para que esta idea griega de la polis se llega al espacio.
Lo estrambótico del proyecto se une a una forma de engaño, pues en el fondo es tomar las ideas clásicas, su escultura y sus obras y reconvertirlas por inteligencia artificial.
Es una bonita metáfora:en qué estamos convirtiendo nuestra cultura y nuestra señas de identidad y cómo las estamos vendiendo al turismo cada vez más ramplón y economicista que solo busca copias y falsas autenticidades.
Frente a ellas las Cariátides son el reflejo de una sociedad que no quiere conformarse con estos cambios y superficialidades y busca otra manera de ser y estar
Una pugna entre dos civilizaciones

jueves, 18 de abril de 2024

Albert Sánchez Piñol. Payasos y monstruos (los jueves pensamos)

 


Un fantástico repaso por las dictaduras africanas más bizarras y asombrosas, que llaman tanto a la risa (por su exceso, excentricidades...) como al llanto (pues fueron grandes tiranos que masacraron a sus pueblos o los llevaron hasta la pobreza más extrema con sus sueños megalómanos)

Idi Amin Dada, Bokassa, Banda, Mobutu Sese Seko, Sékou Touré, Haile Selassie, Macías y Obiang van desvelándonos a través del ensayo para que podamos comprobar con nuestros propios ojos cuanto de miserable y ruin tiene el ser humano.

Pues algunos podrán estar tentados a pensar: claro, es África, pero estupidez humana, especialmente cuando se entrecruza con el poder, no tiene límites (que me pregunten a mi). Más cuando se aplica sobre poblaciones escasamente educadas (y no pensemos los siempre orgullosos europeos que estamos ya tan lejos de ellos), ingenuas al no estar expuestas a las manipuladores que ellos aprenderán de sus propios colonizadores.

Porque tampoco hemos de olvidar que todas estas cosas pasaron, también, porque las antiguas y nuevas metrópolis lo permitieron pues acaso les servía a sus propios intereses.

No es sólo África. Somos todos nosotros





                                                   ÍNDICES DE NARRATIVAS

martes, 16 de abril de 2024

COSAS GRIEGAS. LA RELIGIÓN EN EL HELENISMO

 El abandono de la religiosidad tradicional vinculada a la vida de la polis significó el triunfo definitivo de la religión individual. El individuo se hallaba ahora en medio de territorios inmensos, sometido por completo a la voluntad lejana del monarca de turno y convertido, de hecho, en un simple número más que debía afrontar en solitario todas sus necesidades espirituales sin la protección corporativa que representaba la polis en este terreno, como señaló A. J. Festugière. Esta clase de necesidades individuales y trascendentes se traducía en el deseo de adquirir algunas certezas sobre la vida futura en un universo en el que los dioses tradicionales habían dejado de tener vigencia y sentido. […] Con la ampliación de horizontes, que para muchos supuso la apertura de fronteras y la marcha a tierras de Asia, estas necesidades empezaron también a encontrar respuesta en cultos orientales que, aunque podían resultar extraños al principio a la mentalidad griega, poseían un enorme atractivo para los recién llegados por su colorido y el aparente espíritu de solidaridad y seguridad que proporcionaban a sus fieles. Cultos como el de Isis, la denominada Afrodita siria o la Gran Madre frigia, comenzaron a ganar seguidores entre los nuevos habitantes de los reinos helenísticos[8]. Algunos de esos cultos ofrecían a sus fieles, como antes lo hicieran otras sectas mistéricas (como la de los órficos y más tarde los cristianos), una promesa de felicidad para el alma tras la muerte, en un paraíso para los iniciados y los justos, en tanto que a los otros, a los no iniciados, les aguardaba en el más allá un castigo infernal como pago por sus crímenes y necedades.


Grecia para todos (Carlos García Gual)


Junto a ellos surgieron los cultos dinásticos en torno a los monarcas divinizados ya en vida, cultos mantenidos con pompa oficial y carácter político, al servicio de la propaganda regia. Estas prácticas, que encontrarán más tarde en la Roma imperial su manifestación más espectacular, tuvieron sus comienzos siglos antes en los varios reinos helenísticos.

Los Griegos y nosotros : antropología comparada de la Grecia antigua 


                          COSAS DE GRIEGOS

sábado, 13 de abril de 2024

EL LIBRO DEL SÁBADO. Fernando Mansilla. Canijo

 

Una verdadera bomba de relojería hecha libro.

En la Sevilla de los años 80, muy muy lejos del tópico turístico, la heroína ha comenzado a entrar en sus barrios más extremos (las Tres mil viviendas y la zona de la Macarena, con el epicentro de la plaza del Pumarejo). Esta es la historia de todos sus habitantes, una Una novela tan dura y apasionante como la de los clanes mafiosos que han cambiado Sicilia por Sevilla (espectacular la guerra entre bandas gitanas y su comités de paz en las Tres Mil; una escena del mejor cine negro)

Es la Sevilla de los yonkis, la heroína, los gitanos y atracos. Una dura Sevilla que existe detrás de su tópico turístico.

Es el barrio de la Macarena que todavía aún no se había gentrificado, la zona de la Alameda con sus putas y travestis; la parte de los callejones de la Hiniesta con sus plantas bajas desde cuyas ventanas que vendían droga, la Encarnación aún sin setas y con un mercado de abastos o, ya al final del todo, el barrio Santa Cruz y los primeros grandes grupos guiris

En estos escenarios Mansilla mueve a sus personajes que podrían (¿lo fueron?) verdaderas personas de carne y hueso estereotipos de aquella fauna de hombres duros a los que terminó por derrotar primero los monos de abstinencia y más tarde el SIDA.
Gallitos que luchaban por hacerse un lugar en aquella sociedad tan sumamente violenta, llena de navajas y de todo tipo de hostilidades contra los que eran más débiles
Gitanos, payos descastados y sobre todo yonkis, muchos yonkis, que lentamente van haciendo su camino de descenso hacia los infiernos.
Carlos serena, el Canijo, el Limones, Luis Molina y su familia gitana, Encarna, Soledad.... Son personajes verdaderamente estremecedores que todavía aún saben conservar un pozo de humanidad y ternura en medio de aquel ambiente terrible. Realmente el escritor los trata sin falsas idealizaciones pero tampoco agarrando las tintas (sin regodearse en las escenas más tremendas) pues en el fondo son sólo unos náufragos de sí mismos que han entrado un camino del que ya no va a salir jamás,; bien los saben. Son prisioneros de la droga pero también de la violencia o de la conservación de los peculiares estatus sociales.
Y hay asesinatos, atracos, monos, palizas, peleas ... que nunca se exageran, simplemente se describen, sin ningún tipo de moralidad. Sólo cosas que suceden, como los cuadros de Caravaggio en donde los jaques, truhanes y asesinos del siglo XVII se retrataban en los lugares más inhóspitos de Roma
Todo con un ritmo y una forma de montar que recuerda directamente las mejores películas del género negro en donde se juega con los tiempos las velocidades y el propio espectador

Para nosotros que vimos ese mundo en el Madrid de los años 80 ha resultado estremecedora la lectura de este libro. Algunos de nuestros amigos se perdió en él y terminó muriendo o simplemente fuimos atracados por esos yonkis de cara cadavérica y gestos lentos que estaban más allá de la vida; verdaderos zombis mucho antes de que se esto se pusieron de moda.
Porque quizás por un simple azar nosotros no llegamos a entrar en ese mundo que teníamos tan cerca, que nos rodeaba tan a menudo.

Nosotros jugábamos en los parques y había que tener cuidado para no pincharse con una jeringuilla. A nuestro lado hubo chavales que empezaron a inhalar pegamento y terminaron hasta arriba de caballo. Veíamos las bolitas de papel de plata tiradas por el parque después de hacerse un chute, y nosotros teníamos una litrona y, como mucho, un porro para 13, y logramos pasar estos años sin engancharnos mientras regateábamos yonkis de ojos hundidos y boca pastosa, llenos de miedo por dentro que salía hacia afuera , y sin que entonces nosotros lo supiéramos verdaderamente, nos hablaban de esa muerte que se acerca en sus pómulos de arista y las manchas en caras y manos.

La forma de narrar es, simplemente, magistral, digna de los mejores montajes de la Trilogía del Padrino


MÁS NOVELAS SOBRE SEVILLA


Solsona


                                ÍNDICES DE NARRATIVA



jueves, 11 de abril de 2024

Jean Botteró. Mesopotamia. La religión más antigua del mundo (los jueves pensamos)

Un interesante manual para comprender los aspectos más esenciales de la religión Mesopotámica (en realidad la practicada por sumerios, acadios y babilónicos, pues los asirios apenas si se trabajan)

Se comentan los principales dioses del gran panteón mesopotámico (hablándonos de un curioso monoteísmo, el del dios titular de la ciudad, que convive en un amplio politeísmo), se plantea la creación del mundo y del hombre, se estudia el diluvio (originado por la molestia y ruido que generaban los hombres), se explica el inframundo, se analizan las formas rituales de sacrificio, los exorcismo y el cultivo de la magia, la relación entre religión y astrología, el poder de los santuarios.

Una lectura de todos estos temas nos da la clave para entender muchas fórmulas religiosas creadas por griegos, fenicios y judíos.

El libro destaca por sus múltiples textos traducidos de las tablillas originales que permiten un mayor conocimiento (directo) de esta religiosidad)



lunes, 8 de abril de 2024

Cosas de romanos. El cristianismo del IV y el movimiento anacoreta

 Un término muchas veces usado por los lugareños de Egipto, quienes en momentos de angustia u opresión habían optado por él: anachóresis (de aquí nuestro «anacoreta»: ser «una persona desplazada»). Para Plotino y muchos obispos cristianos, desentenderse del mundo era un acto tranquilo que no comportaba rompimiento alguno con la cultura y la sociedad circundante. Por el contrario, un gesto físico y explícito «de desplazamiento» se hallaba en las raíces de la vida espiritual de Antonio: abandonar el mundo civilizado era el necesario primer paso en el nuevo movimiento ascético. Sea cual fuere el modo como lo presentara, el nuevo santo cristiano había optado en pro de algunas antítesis flagrantes respecto a las normas de la vida civilizada en la cuenca mediterránea.

Inevitablemente, por tanto, el modo como tales hombres se organizaron a sí mismos, la cultura que crearon, las normas de comportamiento que predicaron, incluso los lugares en los que gustaban congregarse, señalaban un rompimiento con lo que había existido anteriormente. El atractivo y la importancia del ascetismo, que barrió rápidamente el mundo romano en el siglo IV, radicaba precisamente en esto: era un grupo de «personas desplazadas», con un estilo propio, que afirmaban haber comenzado de nuevo la vida. Este «desplazamiento» cristiano se extendió con una asombrosa rapidez a partir de diversos núcleos. Mesopotamia fue el centro de una de esas explosiones cuyas ondas de choque atravesaron pausadamente el Próximo Oriente. 

El ascetismo sirio de la región alrededor de Nísibis y de Edesa, especialmente las inhóspitas montañas de Tur Abdin (los montes «de los siervos [de Dios]», es decir, de los monjes), se extendió hacia el norte hasta el interior de Armenia, y hacia el oeste hasta las calles de Antioquía, y enriqueció y agitó las vidas de ciudades mediterráneas tan distantes como Constantinopla, Milán y Cartago. Los sirios eran las «estrellas» de este movimiento ascético: rudos itinerantes tocados con pieles, con cabellera cobriza que les asemejaba a águilas, esos «hombres de fuego» sorprendieron e inquietaron al mundo grecorromano con sus gestos histriónicos. Sus más típicos en el siglo V fueron los santos «estilitas», hombres que establecían su morada en la cumbrera de grandes columnas. El fundador de este comportamiento idiosincrático, Simeón (c. 396 − 459), mantuvo su mirada durante cuarenta años en la cúspide de un pilar de quince metros de altura en la región montañosa en torno a Antioquía. 

En Egipto, por el contrario, el ascetismo adoptó un talante diferente. Un campesinado sagaz e inquieto adoptó un rumbo bien alejado del feroz individualismo de los sirios. Los egipcios sentían que su vida transcurría en un mundo confuso, minado como un campo de batalla por las estratagemas del demonio y fácilmente quebrantado por el ansia sangrienta de pelea de sus colegas lugareños convertidos en monjes. Optaron por la humildad, por una rutina limitada —pero sin pausa— de plegarias y labores manuales, por la seguridad en los cómputos, por una disciplina de hierro. Pacomio (c. 290 − 347), un labrador que otrora había sido obligado a formar parte del ejercito de Constantino, se dispuso a crear una vida monástica organizada, agrupando las celdas de los eremitas para formar un gran asentamiento en el Alto Egipto, comenzando en Tabennisi, en la Tebaida, en el 320. Su «colonia» fue concebida con una gran inteligencia complementada con la disciplina, y se expandió con una rapidez y flexibilidad que sobrepasó totalmente a cualquier otro tipo de organización del Estado romano tardío: hacia finales del siglo IV los monasterios concebidos por Pacomio albergaban en su seno a siete mil monjes. Los experimentos egipcios crearon un ethos totalmente particular. Los «padres» egipcios —los apa, de aquí deriva nuestro vocablo «abad»— proporcionaban los modelos para las comunidades monásticas que se constituyeron a finales del siglo IV, tan alejadas unas de otras como Cesarea de Capadocia y Rouen. 

Sus Dichos proporcionaron el modelo de un nuevo y notable género literario, cercano al mundo de las parábolas de la sabiduría popular, cuyos temas y anécdotas atravesaron toda la Edad Medía y llegaron hasta la Rusia prerrevolucionaria. En estos Dichos el campesinado de Egipto habló por vez primera al mundo civilizado, Apenas hay un santo en la Europa medieval cuyas tentaciones no hayan sido modeladas literariamente sobre las que fueron descritas en primer lugar en relación con Antonio en los aledaños de una aldea egipcia. Conocemos muy poco sobre el origen del movimiento ascético en su trasfondo del Próximo Oriente, pero sí lo suficiente como para hacer sospechosa cualquier respuesta simple. 

Se ha sostenido que el monaquismo era un movimiento de huida y protesta —el campesinado oprimido huía buscando la seguridad de dos grandes monasterios— y que sus quejas contra los terratenientes se mezclaban con el fanatismo con el que atacaban al paganismo clásico y la cultura de las ciudades griegas. De hecho, los fundadores del movimiento monástico y las gentes por ellos reclutadas no eran campesinos oprimidos. Su disgusto era más sutil. El Egipto del Bajo Imperio era un país de ciudades vigorosas donde las tensiones surgían a menudo por los efectos distorsionadores de la nueva riqueza y las nuevas oportunidades, así como por las depredaciones inmemoriales de los publicanos. Los pueblos de Egipto y Siria llegaron a producir una gran abundancia de excéntricos acomodados, cuyo talento no encontró ningún aliviadero en las prudentes y bien arraigadas rutinas de las prósperas comunidades de labriegos. Antonio fue un fracaso educacional; Macario había sido un contrabandista; Pacomio había quedado desarraigado por el servicio militar; el amable Moisés había sido un trotamundos. Por poco que sepamos sobre los orígenes del movimiento ascético, conocemos bastante sobre la función y el significado del acto monacal del «desplazamiento» en la sociedad de los siglos IV y V. Al «hombre santo» se le enseñaba que había conseguido la libertad y un poder misterioso gracias a haber traspasado muchas barreras visibles de una sociedad no tanto oprimida cuanto rígidamente organizada para la supervivencia. En las aldeas, dedicadas durante milenios a preservar sus intereses contra la naturaleza, el hombre santo había escogido deliberadamente la «anticultura»: el desierto cercano, los farallones montañosos de las proximidades. En una civilización identificada exclusivamente con la vida ciudadana, los monjes habían perpetrado un absurdo, habían «edificado una ciudad en el desierto». Pero sobre todo, en un mundo en donde se había enseñado que la raza humana estaba acosada por poderes demoníacos invisibles (cf. págs. 59 y ss.), los monjes consiguieron una buena reputación gracias a ser «luchadores de primera clase» contra el diablo. 

Ellos mantuvieron la malevolencia satánica a raya, y fueron capaces —como nunca lo había sido el hombre corriente con todos los amuletos y remedios contra la magia— de reírse del demonio en sus narices. Los poderes del hombre santo se manifestaban en sus relaciones con el reino animal, quien había simbolizado siempre el salvajismo y el ansia destructiva de los malos espíritus: ahuyentaba a las serpientes y a las aves de presa, y podía sentarse tranquilamente como pacífico señor de chacales y leones. Pero ante todo, al hombre santo se le había ensenado que poseía la prerrogativa más envidiable a la que podían aspirar los habitantes del Bajo Imperio: había conseguido la parrhesía, «la libertad para hablar», ante la terrible majestad de Dios. Para un cristiano del siglo IV, Dios era un emperador, escrito con mayúsculas. Solamente aquellos de sus súbditos que habían pasado sus vidas en una obediencia trémula e incontestable a sus mandatos podían sentirse libres para acercarse a él como cortesanos privilegiados y hacer que respondiera a sus plegarías con espectaculares resultados.


El mundo de la Antigüedad Tardía (Brown_ Peter)


TODAS NUESTRAS COSAS DE LOS ROMANOS

domingo, 7 de abril de 2024

Gilgamesh y la muerte

El Poema de Gilgames estaba ahí para recordar que los mayores esfuerzos desplegados por este héroe habían resultado vanos para triunfar sobre ella. Y cuando, llegado al término de su largo y terrible viaje, se encontraba frente al superviviente del Diluvio, del que esperaba obtener el secreto de su privilegio de inmortalidad, Uta-napisti le decía: 

Como las cañas del cañaveral, la humanidad debe ser quebrada.

Incluso el mejor de los jóvenes, la mejor de las jóvenes,

son arrancados por la mano de la Muerte, la Muerte, que nadie ha visto, 

cuyo rostro nunca nadie percibió, 

cuya voz nadie oyó: la Muerte cruel, que tritura a los hombres… 

como hierbas efímeras arrastradas por el agua. 

De rostros que veían el sol ¡de un solo golpe, nada queda! 

El dormido y el muerto son iguales. 

Jamás se pudo reproducir la imagen de la Muerte, y, sin embargo,

¡desde sus orígenes, el hombre es su prisionero! 

Desde que […], reunidos los Grandes Dioses, 

Mammïtu, la Hacedora de los destinos, 

fijó el azar con ellos, 

los dioses nos impusieron la muerte y la vida, 

dejándonos en la ignorancia del momento de la muerte.


La religión más antigua: Mesopotamia (Jean Bottéro)

sábado, 6 de abril de 2024

Luis Landero. Una historia ridícula

(Que no lo es, en absoluto. Solo un gran disfraz)

Aún recuerdo como si fuera ayer cuando, hace ya tantos años, Luis me dejó en las manos su último descubrimiento. Eran los Juegos de la Edad tardía de Landero.
Fue una revelación, un nuevo lazo dentro de nuestra amistad, que nos enseñó a comprendernos en muchas de las cosas que seríamos en el futuro.
Su prosa elegante, su suave fluir, me fueron maravillando cada vez más en este autor de las historias pequeñas y delicadas, de una poesía lúcida, sin ningún aspaviento.

En está obra de la que ahora hablo, además, existe la maravilla de un personaje ridículo que me volvió a regresar a Luis y nuestra juventud: había tanto en él de Filomeno, a mi pesar, de Don Gonzalo. Esa novela que nos acompañó durante aquel verano y nos ayudó a comprender tantas cosas y ahora... Ahora ya no lo podemos compartir.
Es un puta vida, como dijo Ciprian mucho antes de serlo. Un...

Pero ya no merece la pena seguir fustigándose. Acaso sea mejor rendirle un pequeño homenaje con este libro que tiene tanto de él, de las dudas secretas (que nunca lo fueron demasiado), de todo aquel sutil entramado de pequeños traumas, miedos e incapacidades que otros llaman vida cotidiana, y a veces las escribimos con mayor o menor fortuna como una especie de salvavidas frente a la nada, el tiempo y las tiernas soledades.
Por eso la historia ridícula de amor de Marcial y Pepita, su suave absurdo, resulta reconfortante pues nos muestra nuestras ridiculeces sin fustigarnos, haciendo heridas tranquilas que nos sirven, ante todo, para reconciliarnos con nuestro yo menos querido.
Todos somos pequeños pavos reales que se pavoneando (por lo menos en el ámbito más íntimo) ante los otros. Una función fisiológica tan necesaria como la propia respiración.

Solsona


                                              ÍNDICES DE NARRATIVA



miércoles, 3 de abril de 2024

Jim, Lounis Chabane. Héléna



















No es una bonita historia

Ni tiene un final feliz

Es una historia de imposibilidades y dolor,

pero es tan bella.

Es la historia de un amor imposible desde la misma adolescencia que termina convertida en dos horas pagadas de compañía los jueves.

Pero no, no es para nada sórdida, pues hay demasiada ternura, demasiado dolor para relacionarse sentimental con el protagonista, Simón, que busca sin éxito un amor imposible, casi como un cuento, y yo (casi sin querer) pensé en Sabrina y en Luis (pues ellos también se buscaron sólo con éxitos momentáneos de verdadero amor imposible)

Yo recomiendo esta novela gráfica, con un fantástico dibujo y una trama que evoluciona de forma maravillosa.


Ciprián


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lunes, 1 de abril de 2024

COSAS DE GRIEGOS. Los adivinos

Si algo te inquieta, gracias a Alcibíades tienes más adivinos que nunca en Atenas para que te digan lo que va a ocurrir. Y si no te gusta, acudes a los de Nicias, que te dirán lo contrario. —Se rio con ganas y estuvo a punto de derramar el vino

—. Aunque os tengo que reconocer que hay uno que me ha impresionado. Se ha instalado a los pies de la Acrópolis, junto al templo de Asclepio. Tiene media cara quemada —se pasó la mano por la parte izquierda del rostro con un gesto de desagrado—, y corre el rumor de que cuando se quemó se le concedió el don de la profecía. Sin duda lo ha traído Alcibíades, pues es de los que han vaticinado más beneficios para la expedición a Sicilia, pero yo lo he visto en acción y no me atrevo a negar que su inspiración provenga de los dioses. 

—Aprovechará la fama que le ha proporcionado Alcibíades para cobrar caro. —Querefonte dio un trago a su copa fingiendo desinterés. —Me ha parecido que le cobraba diez dracmas a un consultante. Obviamente cobrará todo lo que pueda y trabajará incluso de noche, pues sabe que los sacerdotes de Asclepio o los adivinos con puesto fijo lo echarán a patadas más pronto que tarde. La adivinación, tanto fija como ambulante, era una actividad a la que recurrían los atenienses de todos los estratos. La regulación era estricta, y los castigos a los infractores, severos, pero al ser una práctica tan lucrativa a menudo surgían nuevos adivinos que la llevaban a cabo sin la autorización pertinente.

(...)

 El adivino tenía junto a él una jaula de mimbre con varias palomas. Extrajo una con cuidado, la colocó sobre el altar de madera y la degolló. Observó el flujo de sangre y después le abrió el vientre y examinó las vísceras. Se inclinó hacia el consultante y habló con él en voz baja al tiempo que señalaba el hígado. Los presagios eran negativos cuando se encontraba alguna anomalía, pero Querefonte no consiguió distinguir las palabras del adivino. El hombre se levantó y se alejó con una sonrisa iluminándole el rostro. Querefonte lo envidió.

 —Diez dracmas, señor. Bajó la mirada hasta la mano del chiquillo. Le entregó las monedas y se sentó en una estera frente al adivino. De cerca le pareció más joven que en su primera impresión, pero también más siniestro. 

(...)

En el caso de problemas o sucesos inexplicables era un adivino el que podía proporcionar ayuda. En la época arcaica, los adivinos eran aún aristócratas que participaban en todas las facetas de la vida aristocrática , incluyendo el campo de batalla. Sin embargo, a pesar de su pericia, la palabra de los adivinos no era determinante: la gente era libre de aceptar o rechazar su consejo y la épica o la tragedia ofrecen numerosos ejemplos de adivinos, como Tiresias en el Edipo Rey, cuya palabra era, injustamente, ignorada.


El asesinato de Sócrates (Marcos Chicot)


                               COSAS DE GRIEGOS