lunes, 25 de noviembre de 2019

BARRIO DE LA VILLA. PRIEGO DE CÓRDOBA


Encaramada sobre un Tajo (convertido en el balcón del adarve) forma parte del Priego islámico.

Se trata de un conjunto de estrechas callejas encaladas que son la perfecta expresión del urbanismo islámico, anárquico y cerrado sobre sí mismo y ahora adornado de macetas y flores.


Un lugar fuera de los grandes circuitos turísticos en donde encontrar estas ciudades secretas.


miércoles, 20 de noviembre de 2019

AIRE. BACH

Si habéis dado al play estaréis escuchando algo semejante a lo que debió componer Bach para , el príncipe Leopoldo de Anhalt-Cöthen en algún momento entre 1717 y 1723.
 Un juego entre las cuerdas (de sol, añadió el maestro) lento y cadencioso que es una de las melodías más bellas y extraordinarias de toda la historia de la música. Una pieza perfecta desde el principio al final con sus diferentes voces que se entruzan y mientras unas llevan la voz cantante, el resto crea un contrapunto exquisito y delicado.
Sin embargo, es muy probable que la versión que hayáis escuchado sea esta
Una versión más moderna que dio más protagonismo a los violines solistas y perdió un tanto el equilibrio con los que le hacían de base.
La realizó el violinista August Wilhelmj a principios de siglo XX, siendo ¡una de las primeras grabaciones del maestro! que durante siglos estuvo olvidado y con obras como esta se convirtió (perdón a Mozart y Beethoven) en el gran grande de la música

lunes, 18 de noviembre de 2019

XANADÚ Y EL JARDÍN ROMÁNTICO Poema Kubla Khan de Samuel Taylor Coleridge.


Cuenta el propio autor que el poema le fue inspirado en el duermevela tras la ingesta de opio y terriblemente destrozado por la aparición de una visita que le interrumpió tras una hora, impidiéndole continuar.

Aún así escribió el poema más bello de un jardín romántico.
En él vamos a encontrar numerosos rasgos del mundo romántico, el primero de ellos la propia gestación entre el sueño y las drogas que liberaban el yo y la razón para dejar entrar la ensoñación.
Un sueño enclavado en una remota región de China que recogía toda la fascinación por ese continente desde el siglo XVIII, cuando comenzaron a llegar las primeras chinerías a Europa y se empezó a vincular con la idea de exquisito y exótico, fuera de las características estructuras occidentales (la curva, lo asimétrico, lo inacabado y brumoso.

Hay, por otra parte una sacralidad sin necesidad de dioses, algo telúrico, enraizado a la propia tierra y sus componentes que crea un clima (tanto sensorial como espiritual) que transforma al soñador y lo conduce a un éxtasis (mejor, un nirvana) en donde el yo se comienza a diluir en el todo.

El agua juega un importante papel, pero sin mediación de lo humano, y tanto el río como los arroyos serpenteantes hablan de una naturaleza virgen de cualquier tipo de matemática, pues las medidas se vuelven relativas (las colinas tienen el mismo tiempo que los árboles plantados en ellas) y la luz y la sombras juegan, indecisas y sin ningún tipo de moralidad apriorística, pues tan "bello" (en un nuevo sentido) era la fuente como las grandes cavernas de hielo, pues ambas eran puro misterio.

En este punto arranca el momento más feliz de todo el poema, esa fuente y sus borbotones que son como granizos o mieses, una verdadera epifanía del paisaje que da vida al río sagrado y se coloca como ónfalos primordial que termina ... en tambores de guerra
En Xanadú, Kubla Khan
mandó que levantaran su cúpula señera:
allí donde discurre Alfa, el río sagrado,
por cavernas que nunca ha sondeado el hombre,
hacia una mar que el sol no alcanza nunca.
Dos veces cinco millas de tierra muy feraz
ciñeron de altas torres y murallas:
y había allí jardines con brillo de arroyuelos,
donde, abundoso, el árbol de incienso florecía,
y bosques viejos como las colinas
cercando los rincones de verde soleado.
¡Oh sima de misterio, que se abría
bajo la verde loma, cruzando entre los cedros!
Era un lugar salvaje, tan sacro y hechizado
como el que frecuentara, bajo menguante luna,
una mujer, gimiendo de amor por un espíritu.
Y del abismo hirviente y con fragores
sin fin, cual si la tierra jadeara,
hízose que brotara un agua caudalosa,
entre cuyo manar veloz e intermitente
se enlazaban fragmentos enormes, a manera
de granizo o de mieses que el trillador separa:
y en medio de las rocas danzantes, para siempre,
lanzóse el sacro río.
Cinco millas de sierpe, como en un laberinto,
siguió el sagrado río por valles y collados,
hacia aquellas cavernas que no ha medido el hombre,
y hundióse con fragor en una mar sin vida:
y en medio del estruendo, oyó Kubla, lejanas,
las voces de otros tiempos, augurio de la guerra.
La sombra de la cúpula deliciosa flotaba
encima de las ondas,
y allí se oía aquel rumor mezclado
del agua y las cavernas.
¡Oh, singular, maravillosa fábrica:
sobre heladas cavernas la cúpula de sol!


lunes, 11 de noviembre de 2019

Rocca Albornoz . Spoletto


Construida por Álvarez de Albornoz (aquí vimos su apasionante vida) para el Papa Inocencio VI  como forma de control de la ciudad (una de las más importantes de los Estados pontificios) y un símbolo del poder papal ante el inminente regreso de la sede papal de Avignon a Roma.

Su arquitecto, que ya había colaborado con el cardenal en las roccas de Gubbio, Orvieto o Urbino, fue el arquitecto  Matteo Gattaponi .
Para ello creó un doble recinto gemelo rodeado de torres dividido en dos patios: uno de guardia y otro de onore.
El segundo se ordena en torno a un patio atribuido a Bernardo Rossellino con pozo central lleno de pinturas sobre los distintos papas que ocuparon este lugar.



El salón principal está dedicado a los banquetes, con un pequeño recinto más privado (cámara pinta) en donde encontramos exquisitos frescos dedicados al amor cortés que floreció en el Trecento desde orígenes provenzales, siendo la base para el futuro Quattrocento.



La estructura defensiva aún pertenece al XIV (sin artillería), con grandes muros rectos y torres cuadradas a las que se añade un albacar para el ganado (posiblemente una herencia andalusí traída por el propio cardenal desde modelos hispanos, protegida por una torre al modo de las albarranas.

Semejante función tienen las famosas torri que se internan en la montaña y se conectan por un puente y un acueducto.



Un texto para entender las Termas Romanas



Placidia fue hacia una de las bañeras medianas. En ella cabían tres o cuatro personas. Soltó la tela que cubría su cuerpo, sobre una banqueta de madera, y se metió dentro. El agua tibia comenzó a relajar su musculatura.



El baño caliente tenía más clientela. Se notaba que las mujeres buscaban la parte más agradable. El vaho del agua desprendía una bruma húmeda y pegajosa y enseguida notó el cambio de temperatura.

Notó como la carne se le encendía a pesar de estar bajo el agua y creyó que no resistiría la temperatura. Una de las esclavas se acercó con un cubo de agua caliente y antes de que pudiera decir nada, lo vertió dentro y Placidia sintió que le quemaba la piel. Fue solo un instante. Poco a poco se fue acostumbrando a la nueva temperatura y al cabo de un rato, era ella la que pedía a las esclavas de los baños que le volcaran el agua. Se sentó en el saliente por dentro de la bañera y el agua le cubrió hasta el nacimiento de los cabellos. Estuvo así un tiempo y fue notando que el calor ablandaba los músculos, destensaba los tendones, y daba flacidez a sus carnes prietas. Inspiró por la nariz y la humedad del ambiente calentó por dentro sus fosas nasales. Dejó sus brazos sin fuerza, muertos, para que fueran atraídos hacia la superficie.

(...) Fue hacia el frigidarium. Sin pensárselo dos veces, soltó la tela y se metió de golpe. Creyó que se le cortaba la respiración, siempre le sucedía en los primeros instantes. Notó que la circulación se le activaba, metió el resto del cuerpo y tan sólo dejó la cabeza fuera del agua. No quería perder el peinado que llevaba y tampoco le gustaba sumergirse toda. Dejó que el agua fría tonificara su cuerpo y se propuso aguantar un rato más. Luego salió del estanque y fue hacia las pequeñas habitaciones laterales donde aguardaban las masajistas. Se desprendió de la tela y se tumbó boca abajo en el primer diván. Había decidido que las aguardaría allí. La esclava encargada de estos menesteres colocó un fragmento de lino suave por encima de las nalgas de Placidia, y se untó las manos con aceite de olivas y las frotó entre ellas para calentar el ungüento. Luego se colocó a la cabecera del diván y llevó las manos hacia los costados de Placidia e inició el masaje. Pasó la palma de la mano sobre las lumbares y la movió despacio hacia la parte alta de la espalda, cerca de los hombros. Luego volvió a bajarlas por el centro y repitió el movimiento varias veces. Después la masajista se movió alrededor del diván y pasó a un lado de Placidia para masajear desde allí el costado contrario, cuando creyó que había logrado destensar aquella parte, cambió de lugar, fue al otro lado y se puso a frotar suave sobre el riñón más alejado. Luego le bajó el lino por debajo de las nalgas, se untó de nuevo con aceite y masajeó aquella zona durante un rato. Volvió a taparla y comenzó el masaje sobre las piernas. Primero una, de los muslos hacia abajo, metía las manos muy arriba, casi a la altura de la entrepierna, y bajaba presionando a lo largo del miembro. Luego se untó de nuevo las manos y pasó al pie. Estuvo estirándole los dedos y haciéndole pequeñas presiones sobre ellos. Cuando terminó de aquella pierna, se la cubrió con el lino para que mantuviera el calor y buscó la otra. Destapó hasta el muslo y pasó los dedos abiertos sobre la carne dejando caminos blancos que enseguida se tornaban rojos. Repitió los mismos movimientos. Tomó el resto del lino, le tapó ambas piernas y regresó a la espalda de Placidia. Allí empujaba con fuerza sobre los músculos y distendía los tendones enganchados. Parecía que quería meter sus dedos finos por debajo de la escápula y Placidia se dejaba hacer y ronroneaba como un gato satisfecho. La mujer se volcaba luego sobre el cuerpo de Placidia y de vez en cuando estiraba hacia la nuca con una mano y con la otra empujaba hacia las nalgas tratando de abrir los espacios entre las vértebras. Cuando creyó que había trabajado suficiente con la parte posterior de Placidia la hizo darse la vuelta.





martes, 5 de noviembre de 2019

LAURA. ¿Qué es una playa?


Habrá que inventar una verdadera economía de los sentimientos y cuánto aportan a la riqueza nacional.

Una playa es mar, arena, viento y todos aquellos felices momentos de toda aquella gente que los vivió, no sólo turismo.









LAS RARAS NOTICIAS DE LAURA

sábado, 2 de noviembre de 2019

LA RUPTURA DEL IMPERIO ABASÍ


Como ya había ocurrido en Roma, con el crecimiento económico, en el imperio abasí la población de origen árabe perdió fuerza expansiva (a partir del IX). Entre otras cosas empezaron a escasear los soldados árabes, teniendo que recurrir a los turcos (mamelucos) en tiempos de Al-Mamum. Este ejército terminó casi por dominar al califa, arrogándose su capacidad de elección, ante lo cual el califa Al-Mutasin decidió en el 838 se trasladó la capital de Bagdad a Samarra hasta el 883 en el que regresa. El proceso se culminó con el control efectivo de los turcos del califato (selyucidas, 1055) que orientó sus conquistas hacia el este (India, Pakistán), imposibilitada de controlar el oeste por la potencia de los fatimíes en Egipto y omeyas en Al-Andalus.
A estos causas habría que añadir el ya mencionado carácter tribal del Islam y el círculo vicioso de provincias cada vez más autónomas que hacen crecer el ejército central para controlarlas, hecho que incrementa los impuestos y genera mayor descontento 
A grandes rasgos la evolución del imperio se puede seguir dividiéndole en dos grandes mitades. En la zona oriental Samarcanda se sublevó bajo el mando de Rafi b Layt que en poco tiempo independizó la Transoxiana. En el Hurasán se sublevaron los hariyies y el propio califa (Harum al Rasif) al frente de un ejército acudió a sofocar la revuelta, pero murió antes de llegar. Su hijo Al Mamun envió al oficial del ejército, Tahid y, sofocada la revuelta, lo nombró gobernador. A su muerte, lo sucedió su hijo que instauró en la zona en el 822 la dinastía de los tahiríes. En el 932, en Afganistán se instaló la dinastía turca de los gaznavíes y en el Irán occidental, el shiita al Buyhi fundó en 945 el sultanato de los buyyíes, que abarcaba la mayor parte de Irán y Mesopotamia. En 944, la familia árabe de Egipto, los hamdánidas, se instalaron en el norte de Mesopotamia, obtuvieron el control de Siria y fundaron Alepo.

En Occidente encontramos tres grandes zonas.
En Ifriqiya (Túnez) ya se había independizado con los aglabitas (800), Un rebelde llamado Idris, fundó en Fez el reino independiente de los idrisitas. Allá se dirigió un ejército al mando de Ibrahim al-Aglab, que se sublevó en Túnez y fundó la Dinastía de los Aglabitas, con su capital en Cairwán. e Harum al Rachid tuvo que rendirse a la fuerza de los hechos y le nombró gobernador. Durante este momento se crea un primer momento de esplendor fundando una casa de la Sabiduría según el modelo de los abasíes, extendiéndose desde ella la medicina y la teología malakí En el 875 se apoderaron de Sicilia hasta la llegada de los Normandos (1060), mientras que la zona de la antigua Galia Nabornense (719-59) fue ocupada intermitentemente y se produjeron numerosas incursiones en Roma (846) y otros puntos italianos (Bari, Provenza, Benevento) que terminaron por convertirse en una piratería que llegaría hasta el siglo XVII (con bases en Túnez y Argel)
Su poder fue derrocado por los fatimíes chiítas dirigidos por Ubayd Ullah (que afirmaba ser descendiente de Fátima) en el 909. Para ello se presentaba como precursor del Mahdi, apoyándose en las tribus bereberes de las montañas que se sentían marginadas por los potentados de la ciudad, estableciendo su capital en la costa de Túnez, en Al-Madhia.
Tras una serie de luchas por el territorio de Argelia y Marruecos con Al-Andalus (interés por la ruta del oro que partía desde Sudán), sus descendientes en el 969, Al-Muizz (cuarto califa fatimí), conquistó Egipto, construyendo su capital en Al-Qahira (El Cairo), que muy pronto se convertiría en un gran centro cultural con su mezquita al-Azhar y su escuela teológica.

En Al-Andalus, tras la semiindependencia del Emirato Independiente creado por Abderramán I en el 755, la desvinculación definitiva se producirá con Abderramán III en el 929 (califato independiente omeya), dividiéndose en el XI en numerosos estados independientes (Reinos de Taifa) que a finales de ese mismo siglo serán reunificados por nuevos movimientos rigoristas que se sucedieron en el extremo occidental de África (desde Marruecos al río Senegal) denominados almorávides y almohades.