martes, 31 de enero de 2017

URSS: LA ÉPOCA DE KRUSCHEV (1953-1964)


Jruschov.
Tomado de wikipedia

A la muerte de Stalin se forma un gobierno colegiado, que tiene a Malenkov los dos primeros años como figura principal mientras se sostiene una fuerte pugna por la sucesión entre la continuista y la reformista
Finalmente se impuso esta última, favorecida por el fin de la crisis coreana y la consecuente atenuación de la guerra fía. El poder llega a manos de Jruschov (1956). Con él comienza un doble proceso de desestalinización con el reconocimiento de los crímenes cometidos en época de Stalin, mientras que en el plano internacional se empieza a conformar la ideología de la coexistencia pacífica, aunque esto no significara mayor libertad para los países satélites (se aplastan contundentemente las revueltas húngaras de Nagy del 56) propiciada por el nuevo clima de distensión.
Jruschev y Nixon (vicepresidente de EEUU)
Tomado de wikipedia

En economía, los planes fueron revisados para aumentar la producción de bienes de consumo, aumentar la productividad agraria (roturando tierras vírgenes en Siberia), enorme programa de alojamientos, y reducir la dependencia de la burocracia (por medio de modelos de autogestión), mientras que en política interior se propuso una descentralización del sistema y unos tímidos inicios de democratización que apenas cuajaron ante las presiones de la Nomenklatura (animada por el recrudecimiento de la guerra fría tras la Crisis de los misiles en Cuba y la actitud condescendiente de Jruschev al dar la orden de vuelta a los barcos con destino a Cuba) que lograron la dimisión de Jruschov a favor de un burócrata, Breznev.





lunes, 30 de enero de 2017

FUENTES HISTÓRICAS PARA LA REVOLUCIÓN RUSA


Tomado de wikipedia
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Tomado de wikipedia

KERENSKY, LÍDER DE LA REVOLUCIÓN DE FEBRERO DE 1917
                                                  Tomado de wikipedia
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LENIN. Líder de la revolución del octubre de 1917
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Tomada de wikipedia



LOS PAPAS BARROCOS. INOCENCIO X

Inocencio se gastó una verdadera fortuna para celebrar su subida al trono papal. Lorenzo aún tenía las imágenes en su mente, tan vivas y claras como si las hubiera dibujado él mismo. El estúpido de Rainaldi había organizado toda la fiesta en la plaza Navona; sobre una colina artificial que se suponía que debía representar el monte Ararat, había colocado un arca monumental sobre la que estaba representado Noé, con los brazos abiertos, para recibir una paloma que salía del palacio Pamphili y, sujeta por unos hilos transparentes, se le acercaba volando con una rama de olivo en el pico.


Inocencio X por Velázquez

Miembro de la familia Pamphili, sucedió en el trono papal a Urbano VIII, ganando la pugna entre franceses y españoles (a favor de estos últimos, que habían tenido el apoyo de Urbano VIII).
Sus relaciones con España habían sido muy intensas antes de subir al trono de San Pedro, siendo nuncio en Nápoles y enviado de la Santa Sede a España en donde trabó amistad con Velázquez.
Inocencio X por Algardi

Con su nombramiento inició una fuerte campaña contra los Barberini (familia de Urbano VIII) y sus corrupciones y nepotismos, cayendo en desgracia (por lo menos durante la primera parte de su Papado, hasta que la amenaza de guerra de Mazarino hizo que resucitase a la familia Barberini), Bernini que fue sustituido por Borromini en las obras de la basílica laterense y urbanista de la plaza Navonna en donde se encontraba su palacio familiar, mientras que Algardi pasó a ocupar el puesto de retratista papal.
Retrato de Olimpia Maidalchini por Algardi

Íntimamente relacionada con el Papa se encontró su cuñada  Olimpia Maidalchini. Los libelos del Paschino le acusaron reiteradamente de ser la barragana (la amante) del Papa, aprovechando su poder en Roma (éste completamente verificado) para dirigir la política papal (la llegaron a llamar la Papissa) y aprovecharse de todo tipo de negocios y adjudicaciones que se movían en torno del solio papal para cobrar comisiones corruptas y amasar una enorme fortuna (llegó a quedarse con una parte de las limosnas del jubileo de 1650 o cobrar un impuesto a las prostitutas de Roma). Posiblemente, la salida del ostracismo de Bernini se debió a ella, que permitió la construcción de la Fuente de los Cuatro Ríos en la plaza Navonna sobre el proyecto que ya había realizado Borromini). Moriría en la peste 1657.


En el terreno de las artes Inocencio benefició a Borromini, siendo retratado por el propio Velázquez (cuadro que abre el artículo)
A su muerte será elegido un miembro de la familia Chigi (Alejandro VII).




domingo, 29 de enero de 2017

J.M. KEYNES. LAS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DE LA PAZ. CLASIFICACIÓN Y ANÁLISIS

“S“Si 

Lo que nos proponemos es que, por lo menos durante una generación, Alemania no pueda adquirir siquiera una mediana prosperidad; si creemos que todos nuestros recientes aliados son ángeles puros y todos nuestros recientes enemigos, alemanes, austríacos, húngaros y los demás son hijos de del demonio; si deseamos que, año tras año, Alemania sea empobrecida y sus hijos se mueran de hambre y enfermen, y que esté rodeada de enemigos, entonces rechacemos todas las proposiciones generosas, y particularmente las que puedan ayudar a Alemania a recuperar una parte de su antigua prosperidad material. (...).
Si nosotros aspiramos deliberadamente al empobrecimiento de la Europa central, la venganza, no dudo en predecirlo, no tardará.”

J. M. Keynes. Las consecuencias económicas de la paz. 1919
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   Clasificación:

-        Texto histórico-circunstancial
-        Tema económico
-        Localización geográfica: Estados Unidos
-        Localización temporal: tras la Primera Guerra Mundial, 1919
-        Autor: J.M. Keynes, economista americano
-        Destinatario: potencias aliadas y asociadas (Francia, Inglaterra, Estados Unidos)
-        Carácter público
-        Subjetivo
-        Finalidad: criticar las desmesuradas condiciones impuestas a Alemania en el Tratado de Versalles (1919), en especial, las económicas
-        Fuente primaria


        Análisis:

Al provocar el empobrecimiento de Europa central, en especial, de Alemania, esta buscará venganza.

Con las condiciones impuestas en el Tratado de Versalles (1919) a este país, se le está impidiendo prosperar económicamente, por lo que se empobrecerá y sus habitantes sufrirán hambre y enfermedades, lo que provocará una terrible crisis. Además de estas consecuencias, se considera a Alemania y sus aliados únicos responsables del conflicto, exculpando a los países participantes del bando vencedor. Todo esto, como se comenta anteriormente, hará que este país busque una salida a la crisis a la que se verá sometida a través de la venganza, provocando la Segunda Guerra Mundial.


Irene Villar Fraile 4ºA, IES Los Olivos en Mejorada del Campo

sábado, 28 de enero de 2017

El libro del sábado. SEMPRÚN. AUTOBIOGRAFÍA DE FEDERICO SÁNCHEZ


Tomado de wikipedia
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Finales de los años veinte, uno de los principales dirigentes del partido. Es verdad que en aquella época el PCE era una diminuta secta, desgarrada por conflictos internos, de carácter personal las más de las veces, y neutralizada como posible fuerza de vanguardia por la dirección caprichosa, autoritaria y manipuladora, de los todopoderosos delegados de la Komintern, que embarcaban al partido en constantes virajes y cambios de línea contradictorios.

Esta biografía que llegó a conseguir el premio Planeta hoy nos interesa más (por lo menos a mi me ha ocurrido), más como documento histórico que como texto literario, pues el excesivo análisis que realiza de la evolución del PCE (tanto en el exilio como en la clandestinidad española) sirve como documento histórico pero le entorpece en la calidad literaria de este largo monólogo que en ocasiones intenta buscar el contrapunto de las voces internas pero termina en pura diatriba.
Santiago Carrillo
Tomado de wikipedia

En estas páginas, Semprún, que llegó a ser miembro del Comité central del PCE y enlace del partido en la España franquista, sustituyendo a Grimau, realiza un durisimo ajuste de cuentas  con la cúpula  del PCE en el exilio, especialmente con la figura de Carrillo, sus posturas estalinistas, su apoyo (y ejecución) de purgas, su proverbial oportunismo...
Evidentemente hay en esta crítica una cuestión casi personal (Semprún fue invitado a salir del partido cuando sus ideas dejaron de coincidir con la cúpula) pero también ideológica, sobre todo cuando el escritor comprendió (casi veinte años más que el viejo comunista) que el futuro no pasaba por las ideas ortodoxas del marxismo (como haría mucho tiempo después Carrillo con su giro hacia el Eurocomunismo)
Tras su lectura, Carrillo deja de ser el dirigente político de talla internacional, con la estatura de un hombre de Estado, para terminar por presentarse como un pillín pueblerino.

El Partido —así, con mayúscula, como lo escribe Castro— de la codificación estaliniana de un cierto leninismo ha terminado convirtiéndose en el fin supremo del movimiento comunista. Se ha producido una total inversión de valores y de objetivos históricos. Ya no parece que el fin supremo de todo revolucionario —por alejado y difícil que resulte— consiste en hacer la revolución, sino en mantener el Partido (sigo con la mayúscula adrede). Mantener la unidad, la disciplina, el pensamiento correcto —y ya se sabe que el único criterio de éste reside en las decisiones de los jefes—, la ideología casi religiosa del Partido, cualquiera que sea su estrategia política, y aunque esté claro que dicha estrategia sólo conduce a una ininterrumpida serie de fracasos. El Partido se ha convertido en un fin en sí, en un ente devorador y metafísico, cuya principal vocación consiste en perseverar en su propio ser. Y ello implica que los elementos de adhesión acrítica, religiosa o religante predominen sobre los elementos racionales.

A nivel más general, el libro es una ácida y profundamente argumentada critica al estalinismo que corrompió la revolución hasta convertirla en un puro capitalismo de estado y una dictadura que ni siquiera los intentos desestalinizadores de Jruschev lograron cambiar

Al asesinar a Trotski —utilizando la mano de Ramón Mercader, joven militante del PSUC, del cual, tal vez, un día que se despierte con la memoria recobrada, nos hable Gregorio López Raimundo— Stalin no sólo asesinaba a un adversario político peligroso. Asesinaba también la memoria de la revolución. A lo largo de su vida mortífera, Stalin ha ido eliminando siempre a los testigos posibles, a los que tal vez no estuvieran dispuestos a desmemorizarse.
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Y es que en los países de capitalismo privado monopolista la clase obrera dispone de un mínimo de libertades democráticas —que la burguesía, por su parte, tiene que aceptar y respetar, y que incluso necesita, fuera de los períodos de crisis aguda del sistema para la valorización del capital— y que son, aunque limitadas, suficientes no sólo para tomar conciencia de la explotación a que es sometida, sino también para organizarse y luchar contra ella. En cambio, en los países de capitalismo de Estado burocrático, mal llamados "socialistas", la clase obrera no dispone de esas posibilidades. No puede hacer huelga. Sólo puede organizarse en sindicatos que son meras correas de transmisión del aparato estatal y del partido único, y comparados con los cuales eran auténticos paraísos democráticos los sindicatos verticales de la dictadura franquista. A la clase obrera de estos países sólo le quedan dos salidas. La primera es la de la solución individual, insolidaria, de sus problemas, mediante el trabajo a destajo, embrutecedor, o, por el contrario, mediante el ausentismo, el trabajo lento, el sabotaje larvado, que son plagas endémicas de las relaciones de producción en los países del Este, y que sólo se explican como fenómenos de una sorda, tenaz y desesperada lucha de clases. La segunda salida es la revuelta, casi siempre imprevista, brutal y pasajera.
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Otra cuestión sumamente interesante es su descripción de los movimientos del PCE en la clandestinidad franquista

"En torno a un reducido grupo de camaradas dirigentes, muchos de los cuales, cuando no la totalidad, obligados a desarrollar su trabajo en las condiciones de la más rigurosa clandestinidad, se establecía toda una red de contactos individuales, con camaradas de tal o cual empresa, de esta o aquella barriada, de ese pueblo, de aquella aldea. Esta red de contactos individuales obliga a los dirigentes comunistas a mantener una verdadera cadena de citas y entrevistas. "En las épocas de trabajo intenso del partido, que son, afortunadamente, muy frecuentes, esta sucesión de citas, entrevistas y contactos podía llevar y ha llevado efectivamente a muchos cuadros responsables a asegurar seis, ocho y hasta diez citas al día, lo cual entraña riesgos e impide prácticamente que los camaradas dirigentes estudien los problemas de su trabajo, elaboren las cuestiones concretas de la aplicación de la línea política del partido a las situaciones locales. Además, la red de contactos también iba creciendo, automultiplicándose.


ÍNDICES DE NARRATIVA HISTÓRICA

jueves, 26 de enero de 2017

RECREANDO ÚTILES PALEOLÍCOS


Los alumnos de 1º de la ESO del IES los Olivos, tras estudiar la prehistoria decidieron por su cuenta realizar algunos instrumentos líticos con os que hoy me han sorprendido

miércoles, 25 de enero de 2017

AQUÍ ESCRIBIÓ TORRENTE BALLESTER LOS GOZOS Y LAS SOMBRAS


En uno de los paseos de este verano me he encontrado con una grata sorpresa. Muy cerca de mi casa, en la Avenida de los Toreros, frente a la Plaza de Toros de las Ventas, vivió Gonzalo Torrente Ballester a principios de los 60.   

Allí escribió el primer libro de su trilogía de los Gozos y las Sombras, el cénit de su primer periodo realista, que, cuando se trasladara a EE UU, cambiaría de registro, iniciando una etapa fantástica (La saga fuga de JB)


lunes, 23 de enero de 2017

GULAGS Y REPRESIÓN EN LA URSS


Mapa de los gulags
Tomado de wikipedia

La matanza de millones y en la población del GULAG había una coherencia pensada con sangre fría y una tenacidad persistente. Que en nuestro país, las cárceles jamás estuvieron VACÍAS, sino llenas o atascadas. Que mientras ustedes desentrañaban alegremente los inocuos enigmas del núcleo atómico; estudiaban el influjo de Heidegger en Sartre y coleccionaban reproducciones de Picasso; viajaban en coches-cama al balneario o construían su dacha en las afueras de Moscú, los furgones celulares recorrían, incesantes, las calles, y los de la KGB daban golpes o timbrazos en las puertas.

Desde la propia revolución de octubre, la historia de la revolución rusa y la posterior URSS se verá jalonada por una fuerte represión que alcanzará sus cotas más altas en tiempos de Stalin, los que se organizó todo un complejo engranaje de policía política, juicios sumarísimos y campos de concentración (denominados gulags).
Os he realizado una selección de textos del terrible libro Archipiélago Gulag de Alekxandr Solzhenitsin para que comencéis a comprender algo de esta oscura historia.

LA DETENCIÓN
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Es un estridente timbrazo nocturno o un violento repicar en la puerta. Es la arrogante entrada de los agentes, que penetran en su casa sin limpiarse las botas. Es el testigo ocular, que, asustado, permanece tras ellos.

Los Órganos casi nunca tenían sólidas razones para preferir el arresto de alguien en concreto; lo que les importaba era alcanzar las cifras establecidas.
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El arresto tradicional es, además, las temblorosas manos que preparan las cosas del detenido: una muda de ropa, una pastilla de jabón, algo de comer; pero nadie sabe qué debe ni qué puede llevarse; y mientras, los agentes dan prisas y cortan los preparativos: «No hace falta nada. Allí le darán de comer. Allí hace calor». (Todo es mentira. Dan prisa para meter miedo). El arresto tradicional es también, cuando se han llevado al pobre hombre, la brutalidad, durante muchas horas, en la casa, de una fuerza intrusa, ruda y aplastante. Es arrancar, tirar y apartar violentamente de las paredes los armarios, abrir cajones, desparramar su contenido, apilarlo, pisotearlo. Durante el registro no hay nada sagrado.
(...)
Efectivamente, las detenciones nocturnas semejantes a la descrita, son las preferidas en nuestro país, porque ofrecen importantes ventajas. Todos los que viven en el apartamento se estremecen de temor al oír el primer golpe en la puerta. Sacan al arrestado del calor del lecho; éste se muestra torpe a causa de la modorra, está entontecido. En la detención nocturna, los agentes cuentan con superioridad de fuerzas: son varios hombres armados contra uno con el pantalón a medio abrochar; mientras se viste y hacen el registro no se apiñará en el portal una multitud de eventuales partidarios de la víctima.
(...)

Los arrestos son variados. Al entrar en la fábrica después de enseñar el pase, te apartan y te llevan; con 39 grados de fiebre te sacan de un hospital militar (Hans Bernstein) y el médico no se opone (¡y que no se le ocurra!); te levantan de la mesa de operaciones, después de operarte una úlcera de estómago (N. M. Vorobiov, inspector regional de escuelas, 1936) y entre la vida y la muerte, sangrando, te trasladan a la celda (recuérdese a Karpunich); pides (Nadia Levitskaya) visitar a tu madre presa, y lo logras, pero resulta que se trataba de un careo y te arrestan. En una tienda de ultramarinos te invitan al departamento de encargos y allí te arrestan; te detiene un vagabundo al que, por amor de Dios, le diste cama en tu casa; te arresta el electricista, que viene a tomar los datos del contador eléctrico; te detiene un ciclista que te arrolló en la calle, el maquinista de un tren, un taxista, el empleado de una caja de ahorros y el administrador de un cine… todos ellos te detienen y, cuando ya es demasiado tarde, ves el carnet de pastas rojas que llevaban muy escondido. A veces los arrestos se efectúan con un lujo tal de inventiva, con un despliegue de energías tan excesivo, que el arresto parece un juego, porque, de todas formas, la víctima no habría ofrecido resistencia. ¿No será porque, así, los agentes quieren justificar su labor y su abundancia? Probablemente bastaría con enviar una citación a todos los «conejos» señalados y ellos mismos, a la hora y minuto indicados, acudirían con su hatillo a las negras puertas de hierro de la Seguridad del Estado para ocupar en el calabozo el trozo de suelo que les indiquen.

LOS DETENIDOS

El decreto del Sovnarkom, firmado por Lenin, del 22-VII-1918: «Los culpables de vender, comprar o almacenar —con miras a venderlos como negocio— los productos alimenticios, monopolizados por la República [el campesino almacena el trigo para venderlo; ¿¿no es éste su negocio?? — A. S.]…privación de libertad no inferior a los 10 años, acompañada de rigurosísimos trabajos forzados y confiscación de todos
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Para erradicar la religión en este país —una de las tareas principales de la GPU-NKVD a lo largo de los años veinte y treinta— había que encarcelar a las masas de creyentes ortodoxos. De forma intensiva fueron retirados de la circulación, encarcelados y deportados, los monjes y monjas, que tanto «ennegrecieron» en el pasado la vida rusa. Arrestaban y juzgaban a los activistas de la Iglesia
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Ya al iniciarse la década de los veinte aparecieron riadas íntegramente nacionales que, si aún eran exiguas para las regiones periféricas, lo eran mucho más a escala rusa: los mussavatistas de Azerbaiján, los damascos de Armenia, los mencheviques georgianos y los turkmenos —basmaches—, que se resistían a la implantación del poder soviético en Asia Central
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¡Y les llegó, lentamente, pero les llegó el turno de entrar en chirona a los miembros del partido dirigente! Al principio (1927-1929) fue la «oposición obrera» o los trosquistas, que no habían tenido suerte en la elección del líder. Al principio fueron centenares, pronto serían miles. El comer y el rascar todo es empezar. Igual que los trosquistas veían indiferentes cómo encarcelaban a los de otros partidos, así después el resto del partido veía con buenos ojos el encarcelamiento de los trosquistas. A todos les llegó su turno. Más adelante fluiría la inexistente oposición «derechista». Las fauces iban comiéndose por la cola un miembro tras otro, hasta llegar a su propia cabeza.
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1929-30 fue la multimillonaria de los kulaks expropiados. Era de un tamaño desmesurado y para ella habría sido insuficiente hasta la extensa red de prisiones preventivas (atestadas además por la riada del «oro»), pero esa riada pasó de largo y fue encauzada directamente hacia las cárceles de expedición, hacia las etapas, hacia el país del GULAG. Con su hinchazón simultánea, esta riada (¡este océano!) desbordaba todos los cauces que podía ofrecer el sistema carcelario y judicial del enorme Estado
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el nuevo Decreto relativo a los divulgadores de secretos de Estado (se consideraban secretos: las cosechas del distrito; las estadísticas sobre epidemias; la producción de cualquier taller o fabricucha; hablar de un aeródromo civil; los itinerarios del transporte urbano; el nombre de un preso en un campo de concentración).
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EL INTERROGATORIO

al reo le darían tormento; le oprimirían la cabeza con un aro de hierro; lo sumergirían en una bañera llena de ácido; que, desnudo y atado, lo torturarían con hormigas y chinches; le meterían en el conducto anal una baqueta calentada en un infiernillo (el «hierro secretor); que con la bota le aplastarían poco a poco las partes sexuales y que el más suave de los tormentos sería no dejarlo dormir en una semana, sediento, dándole palizas hasta despellejarlo, los


utilizaban la calefacción por aire para introducir en la celda aire frío o pestilente. Y existía una celda de corcho, en la que no había aire, y además abrasaba. Al parecer, el poeta Kliuev estuvo en una de esas celdas; Berta Gandal, también. Vasili Alexandrovich Kasianov, que tomó parte en la insurrección de Yaroslavl en 1918, contaba que le calentaban la celda hasta que los poros de su cuerpo rezumaban sangre; cuando por la mirilla veían eso, acostaban al detenido en la camilla y lo llevaban a firmar el sumario. En el período del «oro» también aplicaban métodos «calientes» (y «salados»). En Georgia, en 1926, a los procesados les quemaban las manos con un cigarrillo; en la cárcel de Metej, en la oscuridad los empujaban a un pozo de aguas fecales

EL GULAG

En el trabajo los rodeaba una escolta con perros, les pegaba todo el que quería, los azuzaban con las metralletas. En camino a la zona podían por capricho soltar contra su columna una ráfaga de tiros, y nadie exigía a los soldados responsabilidades por los muertos. A la extenuada columna de presidiarios era fácil distinguirla desde lejos de una de detenidos corrientes, tan perdidos, tan trabajosamente caminaban. Se les medían sin rebajas sus doce horas de trabajo. (En la talla manual de piedra de morrillos, bajo las ventiscas polares de Norilsk, les daban dos veces al día 10 minutos para calentarse). Y se empleaban lo más disparatadamente posible sus doce horas de descanso. Por cuenta de estas doce horas los conducían de zona a zona, los hacían formar, los registraban. En la zona de habitación en seguida los llevaban a su jamás ventilada tienda —un barracón sin ventanas— y los encerraban dentro. En invierno había allí un aire espeso, apestoso, húmedo, acre, que una persona no acostumbrada no podía resistir ni dos minutos. La zona de habitación era aún menos asequible a los presidiarios que la zona de trabajo. Ni al retrete, ni al comedor, ni a la enfermería los dejaban ir jamás. Para todo estaba o el zambullo, o la ventanilla. Así era el presidio estaliniano de los años 1943-1944: una combinación de lo peor del campo de concentración con lo peor de la cárcel.[1] En sus 12 horas de descanso entraba además el pase de lista por la mañana y por la noche, no simplemente contar cabezas, como con los presos ordinarios, sino detallado, nombre por nombre, en el que cada uno de los cien presidiarios debía dos veces al día pregonar sin vacilación su número, su aborrecido apellido, nombre, patronímico, año y lugar de nacimiento, artículo, condena, quién la dictó y final de la condena; mientras los otros noventa y nueve debían dos veces al día oír todo eso y desconsolarse. En esas mismas doce horas también entraban dos repartos de alimento: por la ventanilla

En todos los Campos Especiales se fortificaron complementariamente las líneas de zona, se tendieron más alambres de espino y además se sembraron espirales de Bruno por las antezonas. En el camino seguido por las columnas de obreros, en todos los cruces y recodos importantes se instalaban de antemano ametralladoras y se tendían en posición sus servidores. En cada lagpunkt había una cárcel de piedra, el BUR.[13] A los encerrados en el BUR se les quitaban obligatoriamente los chaquetones: el tormento del frío era una particularidad importante del BUR. Pero también cada barracón venía a ser una cárcel, ya que las ventanas estaban todas enrejadas, por la noche entraban un zambullo y se atrancaban las puertas. Y además en cada zona había uno o dos barracones disciplinarios, con vigilancia reforzada, con su propia pequeña zonita dentro de la zona; se cerraban inmediatamente a la llegada de los detenidos del trabajo, según modelo del primer presidio. (Estos eran los BUR propiamente dichos, pero nosotros los llamábamos regimkas). Luego aprovecharon sin disimulo alguno la valiosa experiencia hitleriana con los números: sustituir el apellido del recluso, el «yo» del recluso, la personalidad del recluso, por un número, de forma que se distingan uno de otro ya no por toda su individualidad humana, sino sólo por una unidad de más o de menos en una serie uniforme. Y esta medida puede llegar a ser opresiva, pero sólo si se lleva a cabo muy consecuentemente, sin concesiones. Así se intentó. Todo recién llegado, tras «tocar el piano» en la sección especial del campo (es decir, tras dejar las huellas dactilares, como se hacía en las cárceles, pero no en los ITL), se ponía en el cuello una cuerdecita con una tablita. En la tablita se componía su número, como «U-262», y en este atuendo lo retrataba el fotógrafo de la sección especial. (¡Todas estas fotos aún deben conservarse en algún sitio! ¡Todavía las veremos!)
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¡Sí, otro trabajo más! Cada día 110-120 hombres salían a cavar fosas. Dos «Studebaker» transportaban los cadáveres en enrejados de los que asomaban brazos y piernas. Incluso en los mejores meses, en verano de 1949, morían unas 60-70 personas al día, y en invierno no bajaba del centenar 


domingo, 22 de enero de 2017

sábado, 21 de enero de 2017

El libro del sábado. Viaje de Invierno. Perec

                                                                                                  
El texto, que fue publicado como libro de forma póstuma, es una de las habituales vueltas de tuerca a la que nos tiene acostumbrado Perec: un plagio anticipatorio.
Como si tratara de Borges, un extraño libro de un autor desconocido desvela cómo será toda la poesía del finales del XIX y principios del XX en Francia. 
Y no se trata de un plagio, no al menos corriente, pues su fecha de edición es muy anterior a los autores "citados" que, según el propio lector del libro, debieron conjurarse para acabar con todas las copias para fomentar su gloria.
Un cuento bellísimo, como siempre, que merece la pena leer

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                        ÍNDICES DE NARRATIVA

viernes, 20 de enero de 2017

TARMELÁN / TIMUR. HORROR Y CULTURA



Casi un siglo después de Gegis Kahn (segunda mitad del siglo XIV) , un nuevo mogol asoló gran parte de Asia.
 Nacido en Kesh (actual Uzbekistán) Timur "el cojo" (más conocido en occidente como Tarmelan), consiguió reunir en torno a su figura las tribus nómadas de Asia Central, acaudillándolas hasta conseguir un imperio que se extendía desde el Mar Negro hasta China.
Aunque no pertenecía a la estirpe de Gengis (por lo que nunca se autonombró Kan, sino simplemente Amir, comandante), pronto emparentó con ella por matrimonio, y mantuvo la ficción de ser simplemente el lugarteniente de kanes puestos como hombres de paja.

En lo militar llegó a someter a todos los imperios de Asia Central, asimilando toda la herencia perse-iraní, realizando numerosas incursiones de destrucción (al modo de las razzias) hacia el norte (llegando hasta Moscú) y el este (India o China, encuyos preparativos le sorprendió la muerte).

Este gran imperio apenas le sobervivió, desgajándose en crueles guerras civiles en tiempos de su nieto, Ulug Bek. Muy probablemente esto se debió a su manera personalista de poder, que nunca llegó a crear una administración unificada que permitió la implosión tras la muerte del líder carismático.

Estatua de Timur ante los gigantescos restos de su Palacio de verano en  Shakhrisabz

 Junto a sus esfuerzos militares tuvo un especial interés por el desarrollo económico, potenciando la agricultura y el comercio, como nos da idea los numerosos contactos que tuvo con embajadores chinos y europeos (como el español González de Clavijo)  para la reactivación de la tradicional Ruta de la Seda.

En el aspecto cultural, y tras las devastaciones  que produjeron sus campañas, inició una fuerte mecenazgo cultural que continuaría su nieto Ulug Bek, que condujo a un nuevo esplendor artístico (el llamado arte timurida con ejemplos tan relevantes como su propio mausoleo, la mezquita de Bibi kanum o Shan i Sinda), volviendo a hacer resurgir Samarcanda, convertida en nueva capital de su imperio.

Esta labor será continuada por su nieto, Ulug Bek.


 Recreación actual de la corte de Timur


                                    PERSONAJES DEL ISLAM 
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jueves, 19 de enero de 2017

TROTSKY. EXILIO Y ASESINATO

Al asesinar a Trotski —utilizando la mano de Ramón Mercader, joven militante del PSUC, del cual, tal vez, un día que se despierte con la memoria recobrada— Stalin no sólo asesinaba a un adversario político peligroso. Asesinaba también la memoria de la revolución. A lo largo de su vida mortífera, Stalin ha ido eliminando siempre a los testigos posibles, a los que tal vez no estuvieran dispuestos a desmemorizarse.


Tomada de wikipedia

Realmente la vida de Trotsky es toda una novela, acaso una de las mejores que escribiera el siglo XX.
De izquireda a derecha: Stalim, Lenin y Trotsky

Como hemos visto su intervención junto a Lenin fue fundamental en el proceso de la revolción rusa. Jefe del soviet de Petrogrado en 1905, ayudante incondicional de Lenin en la organización del partido bolchevique desde febrero de 1917, fundamental en el ascenso al poder en octubre del 1917, organizador del ejército ruso en la Guerra Civil...

Discurso de Trotsky ante el Ejército rojo
                                                             Tomada de wikipedia
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Sin embargo, y tras la muerte de Lenin, se establece una pugna entre Stalin y Trotsky por el poder que se resuelve, en 1927, con la elección de Stalin como conductor de la revolución (Aquí puedes verlo con mayor profundidad).
La suerte de Trotsky se tuerce entonces definitivamente, y es primero expulsado de los órganos políticos para posteriormente ser desterrado a Siberia.
Su figura política le es sumamente incómoda a Stalin, sobre todo cuando éste comienza sus colectivaciones forzosas e inicia una progresiva política del terror que lentamente van desvirtuando los objetivos iniciales de la revolución planteados en 1917.
En relación con estas causas (y una muy probable animosidad personal y espíritu vengativo), Trotsky es expulsado definitivamente de la URSS.
Comienza entonces un largo periplo por Turquía (Primkipo), París, Noruega y, definitivamente, Méjico
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En su exilio de Alma Ata. Turquía
                                                            Tomada de wikipedia
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Casa de Trotsky en Primkipo. Turqií
Tomada de wikipedia
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Durante toda esta larga etapa, Stalin intenta alejarlo (por medio de presiones internacionales) de los foros públicos a la vez que su figura le sirve para justificar sus terribles purgas que se suceden en la Unión Soviética (como tan irónicamente hará el Napoleón de la Rebelión en la Granja de Orwell)
 El adjetivo trotskista se utiliza así continuamente como una forma de apuntalar la dictadura personalista de Stalin, acusando a su antiguo compañero de los complots y conspiraciones más inverosímiles para ir eliminando a la primera generación de líderes bolcheviques y crear toda una política de miedo que le vuelvan invulnerable ante una población cada vez más hambrienta y desesperada, instalando el dogma de su infabilidad.
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Trotsky en Méjico
Tomada de wikipedia
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Ante todo ello, Trotsky intentará una y otra vez defenderse de los falsos cargos e intenta (aunque con unas consecuencias muy limitadas) la organización de una IV Internacional que reconduzca la revolución a sus orígenes, aunque cada vez irá quedando más aislado al ir desapareciendo sus principales colaboradores tanto dentro de la URSS como en el resto del mundo (el asesinato de Andreas Nim durante la Guerra Civil Española es un claro ejemplo de ello)
Trotsky con Frida Khalo en su exilio mejicano

Con el acuerdo que firma Stalin con la Alemania nazi en víspera de la guerra (Molotov), la figurade Trotsky deja de ser útil, y Stalin decide ya su eliminación física.
Para ello se elige a un comunista español, Ramón Mercader, que será entrenado de forma exhaustiva para cometer uno de los asesinatos más famosos de la historia del XX

Ramón Mercader

Lentamente integrado en el círculo de confianza de Trotsky en su exilio mejicano, terminará asesinándo con un piolet que le clava en su cabeza





Hay una novela que, además de ser una verdadera obra maestra, es maravillosa para conocer toda su terrible biografía en el exilio. Ya hablamos de ella, se trata de El hombre que amaba a los perros de Padura