martes, 28 de diciembre de 2021

Luis. Mi vida escrito por otros. Los tiempos posteriores a Cristina

 Eso sí le interesaba: la mañana y la salida esa mañana de la casa de una chica nueva. Ahí, consideró, se ocultaba un cuento.

Piercing quería hablar —lo tenía claro— de la mañana en que uno salía de una casa nueva donde, en la noche, había tenido sexo con una chica nueva. Le parecían, esas mañanas, luminosas, absurdas, imperiales. El mundo —o, al menos, la ciudad— perdía hostilidad, no había panteísmo ni armonía mayores que los de esas mañanas en que uno despertaba en casa ajena, inusitadamente, teniendo además todo el día por delante para echarlo a perder, porque en ese día, que solía ser domingo, no habría nada equiparable al lance carnal de la noche pasada, y uno podía vivirse con indolencia, después de aquello, como si se hubiera puesto la vida a cero, su marcador de sueños pendientes, de pequeñas felicidades por colmar, y uno por una vez pudiera volver a casa sin pensar en lo que haría mañana, o pasado mañana, o en todos esos miércoles mortales.

Alabanza (Alberto Olmos)


Luis o Luis


sábado, 25 de diciembre de 2021

Javier Tomeo. La agonía de proserpina.


Tomeo siempre tuvo la capacidad de crear espacios e historias en los lugares más cotidianos. Unas atmósferas (tan cuánticas) que tienen tanto de humor absurdo como de la más alta poesía, todo enredado hasta convertir el mundo en algo agobiante y extraño, tan metafísicamente correcto como mágicamente imposible.

Lo suyo son, como estas palabras, las contradicciones. Ellas y los personajes ambiguos, profundamente impares, cuyas vidas se rigen por códigos muy distintos pero no por ellos menos férreos que los nuestros.

Aquí solo hay una habitación en una noche terriblemente calurosa y una pareja. Él escribe una historia que cuenta la vida de una pareja en una habitación en una noche de tórrido calor.
Es un cuadro dentro de un cuadro o dos espejos que se miran, y entre ellos se habla de la muerte de los números, las operaciones, el sexo, las armas y... Tal vez el amor, o quizás algo parecido.
Lucas Corralejo




                                                   ÍNDICES DE NARRATIVA

sábado, 18 de diciembre de 2021

EL LIBRO DEL SÁBADO Elena Garro. Recuerdo del Porvenir

Qué maravillosa novela; una de las grandes lecturas de este verano.

Un pueblo en medio de la nada, Ixtepec, nos relata en primera persona las historias de algunos de sus personajes que hablan de poder y miedos, de poderes ilimitados que no consiguen controlar lo verdaderamente importante, de amores intensos, crueles, tiránicos o melancólicos.
Casi como si fuera metaliteratura, Garro nos habla de gentes que recuerdan su futuro, como este propio libro que inspirará a la Comala de Rulfo o las inquietantes soledades del Macondo de García Márquez, con sus trasfondos de guerras civiles y revoluciones que se concretas en tragedias personales, tan íntimas como demoledoras.
Un libro, además (y tan temprano, 1963) sobre mujeres fuertes que desean crear su propio destino y, también, de paisajes extremos que hablan sobre sí mismos, creando una conciencia sobre el calor o las lluvias.
Todo con una prosa tan desbordante y musical como la que amamos en Gabo.
¿Qué más se le puede pedir a una novela?

Solsona


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martes, 14 de diciembre de 2021

LAS COSAS DE LAURA. Algunos feminismos vistos por una feminista

 Una vez vi una iniciativa de una asociación feminista que consistía en salirse al fresco después de cenar, como hacía mi abuela con mi tía Ana Rosa y la Tere y la otra Tere, la de más arriba, y la Manoli y la Conchi y la Ele entre mayo y septiembre. A este fenómeno lo denominaban «tejer redes de cuidados femeninos». Me imaginé entonces explicándole a mi abuela y a mi tía Ana Rosa y a la Tere y a la otra Tere y a la Manoli y a la Conchi y a la Ele que lo que llevaban haciendo toda su vida porque vieron cómo lo hacían sus madres y sus abuelas era «tejer redes de cuidados femeninos» y me reí. 

Ana Iris Simón. Feria


LAS RARAS NOTICIAS DE LAURA


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TODOS NUESTROS ÁNIMA MUNDI

sábado, 11 de diciembre de 2021

Tierno Galván ascendió a los cielos. Francisco Umbral.

He leído poco a Umbral más allá de sus maravillosas columnas de opinión. Pero muy poco sus novelas, y eso hay que empezar a arreglarlo.

El libro casi vino a mi, en la Cuesta de Moyano, y eso ya es una buena señal.

Más que una verdadera novela es una larga crónica de aquellos años de la transición que Umbral conoció en primera línea, con retratos magistrales de decenas de políticos, intelectuales (aunque apenas escritores) y otra gente de malvivir que construyó un sueño casi imposible, una España moderna que al fin saliera de su larguísimo, inacabable siglo XX.


La obra es eso y los usos y costumbres de una época que estaba comenzando a romper las costuras de un traje ya tan gris y obsoleto. Se habla así de las terribles pugnas (culturales, religiosas, sexuales) entre la España oficial y la España que despertaba, especialmente en Madrid con su Movida, que tanta relación tuvo con el viejo profesor.
Quizás esta parte, la de una larga y bella amistad entre el político y el escritor, sea el momento más intenso de todo el libro que se lee apenas sin respirar y, para la gente más joven, enseña mucho más de nuestra historia más reciente, que muchos y sesudos tomos de historia.







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jueves, 9 de diciembre de 2021

LA CORTE DE FELIPE II. PODER E INTRIGAS CON EL ESCORIAL COMO FONDO

 SDELBIOMBO - - RENAC. ESPAÑA

 

 Felipe II por Sánchez Coello (1570)

Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/D._Felipe_I

 

Cuando Carlos V, derrotado tanto física como moralmente, se retiró al Monasterio de Yuste en Extremadura, el Imperio quedó en manos de su hijo Felipe II.

La diferencia entre ambos no podía ser más evidente. Ante el carácter caballeresco, amante del deporte, buen guerrero y con fuerte magnetismo personal de Carlos V, Felipe II era el rey oculto que apenas salía de sus despachos, tan poco dado al esfuerzo físico como mal diplomático. Frente a los viajes continuos de su padre, Felipe II construyó un gobierno de papel (Elliott), con grandes montañas de informes, peticiones, leyes y ordenanzas que se acumulaban en sus despachos del Alcázar o del Escorial.

 

Documento autógrafo de Felipe II

Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/D._Felipe_I

 

Los retratistas de Corte le representaron siempre de riguroso negro, con una mirada fría y una actitud ausente que se buscaba de forma consciente. Era la creación del rey ausente (Checa Cremades), el poder invisible que se adaptaba perfectamente a su carácter introvertido, lleno de dudas y sospechas, con una terrible incapacidad para decidir (Bennassar)

Incluso su propia imagen se reconstruyó por completo, creándose una iconografía que duraría hasta Velázquez. Los escenarios se vaciarán casi por completo, dejando la mesa o el sillón o el papel en la mano como únicos símbolos del poder.

Siguiendo el protocolo retomado ya por su padre de la corte borgoñona, su postura corporal nunca aparecerá relajada. Destacarán sus famosos pies en compás (desde entonces símbolos de la realeza), así como un complejo y casi imperceptible retoque de su anatomía. Si observáis con detenimiento estos cuadros veréis que están construidos por dos visiones distintas. El cuerpo hasta la cintura será visto de frente mientras que las piernas se verán desde un punto de vista más bajo, creando unas piernas alargadísimas que le dieran una altura que jamás tuvo.

  

Felipe II

Tomado de http://www.galeon.com/escudoespana/felipeII.htm

 

Pero las cosas irán mucho más allá. Felipe II, el mismo que cultivaba una imagen de rey ausente, profundamente cristiano, jugaba en su vida más secreta a las herejías.

 Siempre se habla de sus escandalosas relaciones con la Princesa de Éboli (nunca comprobadas pero en las que se inspira la nueva película de La Conjura del Escorial).

Princesa de Éboli

 

 Se cuenta del encierro de su hijo el infante Carlos, acaso aquejado de una enfermedad mental, que terminó por morir en Alcalá de Henares tras un extraño accidente que le hizo caer por unas escaleras. Hay quien habla de los recelos que siempre mantuvo frente a su hermanastro, Don Juan de Austria, que muy probablemente se enrede con la traición de Antonio Pérez, quizás el amante de la Princesa de Éboli.

 

El Infante don Carlos por Sánchez Coello.

Tomado de http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Don_Carlos_Spanien.jpg

 

Entre su equipo de confianza se encontraban numerosas personas bastante alejadas del espíritu contrarreformista que se estaba imponiendo en el Imperio bajo los tormentos de la Inquisición.

Su bibliotecario del Escorial y mente pensante del imperio, Arias Montano, mantenía un pensamiento muy cercano a Erasmo, y su principal arquitecto, Juan de Herrera, creador del Escorial, ocupaba sus horas muertas en la Torre de la Botica a experimentos alquímicos en donde quizás pudo encontrar la famosa piedra del diablo (¿el uranio?) como plantea en su novela histórica La Piedra del diablo, Manuel Ayllón. 

Ocurría todo esto mientras España fue el gran Imperio en el mismo borde de su caída. Cervantes, supuesto héroe de Lepanto, pudo llegar a sentirlo en la melancolía de sus últimos años de vida, El rey sin expresión, acaso libertino en su otra vida, hizo erigir el Escorial como símbolo de la grandeza de su poder, identificándose con el nuevo Salomón ¿Acaso quería emular al constructor del Templo de Jerusalén

Muchos especialistas en el Escorial (como Checa Cremades) hablan de la importancia que tuvo en su construcción antiguas ideas sobre la geometría sagrada de la que ya hablábamos en relación a la cúpula de la Roca.  

El propio Juan de Herrera escribió un oscuro libro (Acerca de la forma cúbica) que buscaba un saber oculto ya utilizado por egipcios, judíos, musulmanes y templarios, buscando a Dios en las relaciones matemáticas.  ¿No será el Escorial, con tantos pisos enterrados como los que existen en altura, un Nuevo Templo , la verdadera imagen de lo divino hecha piedra, sólo accesible a los espíritus más iluminados?

 

 

Desde su propia ubicación en cuya búsqueda se pasaron varios años, a los cursos de agua que le atraviesan los cimientos (recogiendo ideas sobre geomántica o poderes que emanan la tierra, ya utilizados por los constructores de las catedrales góticas) el Escorial se encuentra lleno de misterios que poco tenían que ver con la religión oficial. El edificio es un canto a la pura geometría, y es uno de los lugares (junto al Vaticano) que más reliquias atesora del mundo. ¿Acaso un lugar de irradiación de poder espiritual? 

 

Todo son especulaciones, por supuesto. Pero su falta de comprobación no significa que no pudieran ser ciertas. A menudo olvidamos la influencia que tuvieron las tradiciones esotéricas en la historia y el arte, pero no olvidemos que el siglo XVI fue el tiempo de los grandes magos y alquimistas, de la muerte en la hoguera de Giordano Bruno, de la mística de San Juan de la Cruz o el Greco, o de la corte de Rodolfo II   en Praga. Es el momento, en fin, del último autor gótico, el Bosco, que Felipe II coleccionó con frenesí.

Simplemente fijaros en el Famoso Jardín de las Delicias. ¿No os parece sorprendente un cuadro así puesto en el dormitorio del rey que hizo de la Inquisición el brazo religioso de su poder? ¿Cómo poder analizar toda la lujuria de la tabla central en el aposento de quien fue uno de los principales impulsores del Concilio de Trento que pretendía acabar con la corrupción de la iglesia y la eliminación de supersticiones en la religión?

 

 

Tabla central del Jardín de las Delicias. El Bosco.

 

Para saber más

martes, 7 de diciembre de 2021

sábado, 4 de diciembre de 2021

Ali Smith. Cuarteto estacional. Otoño


 

Es un libro que son muchos, todos emocionantes, pequeños pero intensos.

Es la historia de una maravillosa amistad entre un niña/joven/adulta y un maduro/viejo/muy viejo que hablan del mundo y buscan pistas en él para no perderse.
Pero también es un dura reflexión sobre lo que significó el Brexit como guerra larvada y depósitos de odio que se lanzaron como pirotecnia y ahora solo quedan sus cenizas (Resulta conmovedora su escena de la alambrada que no se puede traspasar, ni siquiera recorrer, aunque tras ella siga existiendo el mismo paisaje que fuera)
También nos cuenta la historia de Paulina Boty, pintora británica olvidada del pop art, y en relación ello, toda una crónica feminista de las cosas cotidianas.
Un libro deslumbrante, demasiado corto para tantos hallazgos, desde su estilo sincopado que se mueve libremente en el tiempo obligando al espectador a desplazarse con la escritora, a las terribles (y sarcásticas) escenas sobre las absurdas burocracias o la alucinada representación de un estado de coma y sus imágenes paradisiacas que desfilan en medio de la inmovilidad absoluta.
Increíble.







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