‘I Remember es una obra maestra. Uno a uno, los libros llamados importantes en nuestro tiempo serán olvidados, pero la pequeña joya de Joe Brainard perdurará. En frases simples, directas, declarativas, hace el mapa del alma humana y altera permanentemente la forma en que miramos al mundo.I Remember es estruendosamente divertido y profundamente emocionante. También es uno de los pocos libros totalmente originales que he leído nunca.’
Paul Auster
Yo recuerdo que busqué el libro en una librería del centro (para qué callar, fue en la ya desaparecida Fuentetaja), precisamente por estas palabras de Paul Auster (que en algún momento de mis treintaypocos años fue también uno de mis faros)
Recuerdo que era abril, y me fui al Retiro a leerlo. Lo hice de una sola sentada, tumbado en la cuesta de hierba que hay detrás del Palacio de Cristal.
Al día siguiente seguía impresionado y volví a leerlo, y ese mismo fin de semana pasé un tiempo escribiendo a máquina alguno de los recuerdos para luego fotocopiarlos en el Instituto y dárselos a leer a mis alumnos de literatura universal de Bachillerato.
Al principio todo les pareció muy extraño, pero poco a poco fueron entrando en el juego y en una semana teníamos casi cincuenta hojas con recuerdos escritos por todos con los que hicimos un libro que encuadernamos y (haciendo varias copias) las llevamos a la biblioteca del centro.
Esta es una de las historias que recuerdo de este libro que a mi me llevó a cambiar algunas de mis ideas sobre literatura (igual que hizo con Perec), pues no es sólo un repertorio de historias mínimas de su infancia, adolescencia y juventud, sino todo un poderoso mecanismo que te impulsa a recrear el método tú mismo, con tu propia vida y recuerdos, que se convierten en bellas estrellas fugaces (aunque resulta sorprendente lo difícil que es conseguir las palabras exactas para contarlos como un verdadero recuerdo).
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