Una bomba literaria en donde se observa el modelo por excelencia de la socialdemocracia y estado de bienestar europeo (Suecia) desde un punto para nosotros totalmente excéntrico, el de un musulmán y negro.
Con ese descentramiento todo cambia de perspectiva, y el atentado terrorista del comienzo de la novela, se convierte en algo mucho más complejo, pues comienzas a ver múltiples mecanismos (desde la adolescencia a la droga o a las actitudes racista del estado o de ciertos grupos radicales) que no justifican pero sí ayudan a comprender que la realidad es mucho más compleja y hay mucho dolor en cada acto que se produce.
A todo esto, como un tour de force, el autor utiliza el género distópico para plantear posibles (y terribles) futuros y las relaciones con la inmigración islámica en Europa. Una manera de llamar la atención sobre un realidad escondida pero no por ello no presente.
Realmente, un libro como un objeto para reflexionar casi de manera dialógica. Casi alguien con el que confrontar ideas, dudar de tus propias verdades y, al menos, dejar pasar a otras realidades.
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