Yo,
Natalia Sorial, fui familiar directo de un australopithecus, en lenguaje
coloquial, el primer ser humano (encontrado) en la historia de la humanidad.
Pero mejor os cuento desde el principio.
Fui,
un día cualquiera, a hacerme unas pruebas de sangre, después de unos días me
dieron los resultados. Me mandaron una dirección (C/Gufmen Nº9), la cual no
conocía, para encontrarme con los médicos de mi centro de salud, lo cual me
pareció raro ya que podían haber puesto la “reunión” en el mismo ambulatorio.
Llegué
al laboratorio, me mandaron a la sala 12 del pasillo 201 (pasillo
correspondiente a las salas de arqueólogos). Llegué a la sala y tuve que
esperar 10 minutos, que se me hicieron eternos, para entrar. Cuando me abrieron
había una mesa cuadrada, mediana y de cristal, 3 sillas, 7 doctores y 3 arqueólogos.
¿Qué me esperaría en esa habitación?
-Buenos
días, señorita Sorial, le reunimos aquí ya que tenemos una bonita, aunque
inquietante, noticia- dijo el mismo hombre que me extrajo sangre
-Vale,
antes de nada quisiera saber por qué hay tanta expectación con mis análisis y
por qué me trajeron a unos laboratorios cuando podían darme los resultados en
el mismo ambulatorio de Mejorada del Campo
-Cuando
le comuniquemos la noticia todas sus preguntas serán respondidas-dijo uno de
los arqueólogos
-Bien,
usted es una familiar directa de los australophitecus de la prehistoria, un
australophitecus encontrado en su mismo pueblo, Mejorada del Campo. Aunque
parezca increíble todo tu árbol genealógico empezó en un australophitecus y
otro homo que desconocemos.
Cuando
terminó trague saliva, sinceramente no sabía si eso era bueno o malo; decidí
contarles mis sueños extraños que tenía desde que nací:
-No
sé si les parecerá extraño, pero desde que nací tengo unos sueños que transcurren
en Mejorada del Campo. En ellos yo salgo cubierta de pelo en un extraño lugar.
-Por
favor, cuéntenos.
-Pues
bueno, no me acuerdo mucho de los sueños que tuve cuando era pequeña, pero sí
recuerdo algo en particular, que me llamaba la atención. El paisaje era de un
clima tropical, parecido a la sabana, nada parecido a Mejorada actual. A los 11
años, di la prehistoria, y me di cuenta que mis sueños trataban de esa época. A
los 19 tuve mi primer hijo “monito”, al día siguiente de ese sueño, yo di a
luz. Y hasta ahora no ha cambiado nada.
-Fascinante,
¿qué edad tiene?
-37-respondí
-Pues
le adelanto su futuro. Cuando tengo 39 morirá, igual que su antepasado, es un
caso especial ya que creo que toda la vida de su pariente pasa por sus sueños,
y usted vive la vida de ese australophitecus. Si no le importa podría contarnos
en estos dos años todo lo de los sueños, para poder informarnos de la vida
pasada.
Ángela
Román-Toledo Blanco.
IES Los Olivos en Mejorada del Campo
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