lunes, 24 de junio de 2019

LOS CONDOTTIERI. El arte de la guerra


Los siglos XIV y XV vieron surgir en Italia  una figura que aunaba los ideales caballerescos con el pillaje o la traición, el valor junto a los actos más ruines, las planificadas técnicas militares unidas a un incipiente humanismo.
Son los condottieri, militares mercenarios que vendían su fuerza militar al complejo entramado de relaciones del puzzle italiano.
Su denominación proviene de la palabra condotta (contrato entre el capitán y el estado o ciudad que alquilaba sus servicios en donde se detallaban los objetivos perseguidos). 
Una vez firmado el condottiero formaba su compañía (muy variable según sus necesidades) e incluso firmaba otras condotte con otros jefes menores, subcontratando sus servicios (desde la infantería a la caballería pesada, las tropas de asalto y sitio...).


Los primeros condottieri aparecerán en el siglo XIV a resultas de un doble proceso: la aparición de principados en el complejo puzzle italiano que van arrinconando a los tradicionales gobiernos comunales y la tregua que se estableció en estos momentos en la Guerra de los 100 años (Tratado de Brétigny, 1360)
No nos debe extrañar, por tanto, su procedencia del norte de Europa Roger de Flor, quien lo hizo en Italia y el Imperio Bizantino; Juan de Bohemia, que sirvió a Perugia contra Arezzo con su Compañía de la Paloma.
La primera Gran Compañía (con más de 9000 hombres armados) fue dirigida primero por  Werner de Urslingen y luego por Montreal de Albarno y Konrad von Landau. Fue derrotada por la Compañía Blanca de John Hawkwood (que los italianos conocerían como Giovanni Acuto) que empezó a utilizar otro de los recursos habituales de estos grupos en periodos de paz, el saqueo y la extorsión, deambulando sin rumbo por la península italiana para ofrecer seguridad a las propias ciudades a las que acudían.

Posteriormente aparecerán condottiere italianos con compañías estables: Compagnia della Stella  de Astorre I Manfredi; la Compañía de San Jorge de Ambrogio Visconti, la Compagnia del Cappelletto de Niccolò da Montefeltro; y la Compagnia della Rosa de Giovanni da Buscareto y Bartolomeo Gonzaga.

La Edad dorada de los condottiere será el Quattrocento con figuras tan señeras como Francesco Sforza, Federico de Montefeltro, Sigismundo MalatestaGiovanni dalle Bande Nere (hijo de Caterina Sforza).
En ello se completará la doble visión del condottiero como militar y humanista (Sigismundo fue alumno aventajado de Pletón) que generarán la versión (especialmente idealizada a partir del siglo XIX) de la guerra como un nuevo arte o, aún más (y siguiendo a Maquiavelo) de la guerra como instrumento válido si entra en los cálculos de la política.

Algunos de ellos (Sforza, que termina por eliminar a sus propios patrones, los Visconti; Montefeltro) llegarán a poseer grandes territorios, creando dinastías en muchos casos sancionadas por el propio Papa.
Es el triunfo definitivo de unos conceptos claves del renacimiento: la virtú. Aquella capacidad humana de dominar a la fortuna y ponerla a su lado para triunfar sobre el resto y adquirir el mayor logro de un hombre moderno, la inmortalidad a través de la fama.
Si tienes tres enemigos has la paz con el primero, pacta una tregua con el segundo, y dirígete contra el tercero con toda la fuerza de que dispongas (Sforza)

En este triunfo juegan múltiples factores: valía militar, capacidad de mando, astucia a la forma de negociar sus apoyos, corrupción, matrimonios ventajosos.
Otro de los grandes instrumentos será el arte entendido como propaganda personal (y en casos más señeros, un verdadero y amplio mecenazgo, como los que practicarán Sigismundo Malatesta o Federico de Montefeltro)


Con él se potencia una nueva imagen como ejemplo más representativo será el retrato ecuestre que retomará la cultura clásica (el famoso Marco Aurelio romano) para reconvertir a un simple militar en el nuevo prohombre, casi un nuevo rey (en donde el caballo funciona como un trono portátil), sacando del terrero de lo funerario el retrato (típica expresión de la individualidad que nace con la Edad Moderna).
Esbozo del monumento ecuestre a Sforza por Leonardo da Vinci (realizado en barro y más tarde destruido.
Tomado de wikipedia

Como decíamos, algunos condotieri llegarán a fundar pequeños estados, mecenando un arte mucho más complejo y polisémico en donde aparecerán nuevos símbolos de poder el palacio (Palazzo Sforzesco en Milán, el de Urbino de Montefeltro, el Estense o el palacio de los diamantes, ambos en Ferrara), la iglesia-mausoleo (Templo Malatestiano de Rímini), el hospital (de Filarete en el Milán de los Sforza).

Muchos de ellos tendrán sus propios humanistas y pintores aúlicos, como el famoso caso de Federico de Montefeltro con Piero de la Francesca

























                  Piero della Francesca. Federico de Montelfeltro y su mujer

Su declive llegará en la segunda mitad del XV con la invasión de las tropas francesas que traen nuevos conceptos bélicos (un ejército regular, artillería...) aunque algunos personajes (en un contexto distinto) se seguirán comportando como verdaderos condorriere (César Borgia, Alfonso de Este...)

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