Pericles por Kresilas
Llevaban décadas intentando apartarlo del poder, pero hasta ahora se habían tenido que conformar atacando a sus allegados. Meneó lentamente la cabeza al pensar en cuántos habían sido. El músico y filósofo Damón fue el primero en caer. Él le había enseñado los principios de la armonía y la importancia de la educación musical en los jóvenes. También le había dado el excelente consejo de ganarse el favor del pueblo extendiendo la retribución por ejercer funciones públicas. Hacía quince años, la Asamblea había decretado el destierro de Damón. Pericles miró a Cleón con resentimiento.
Con objeto de minar su posición, Cleón había acusado de impiedad a otro de sus maestros, el filósofo Anaxágoras. La mente poderosa de Anaxágoras investigaba la naturaleza y había encontrado explicaciones racionales para los eclipses y otros muchos fenómenos naturales. Cleón consiguió que se iniciara un proceso contra él por afirmar que el sol no era de naturaleza divina, sino una masa ardiente. Sólo la intervención de Pericles había conseguido que Anaxágoras escapara de Atenas antes de ser condenado a muerte.
«Aun así, la mayor injusticia de todas la cometieron con Fidias.» El genial escultor había llenado Atenas de estatuas maravillosas, como la de marfil y oro de Atenea que ocupaba el interior de su templo, o la de bronce de cincuenta pies de altura que defendía la ciudad desde lo alto de la Acrópolis. También había supervisado los trabajos de reconstrucción de la Acrópolis, y había dirigido las obras del templo que era el mayor orgullo de Pericles y de toda Atenas: el Partenón. «Era uno de mis principales protegidos, por eso inventaron acusaciones contra él.» Cerró los ojos al recordarlo. Sus enemigos habían logrado que Fidias huyera como un criminal de la ciudad que tanto había embellecido.
El ataque más personal, no obstante, se había perpetrado contra Aspasia, la segunda mujer de Pericles. Habían lanzado contra ella todo tipo de rumores: influir en su marido para iniciar la guerra de Samos de hacía una década, convencerlo de que mantuviera las exigencias que habían conducido al actual conflicto contra Esparta, corromper a las mujeres de Atenas... Finalmente la habían juzgado por impiedad, y sólo las súplicas de Pericles ante el tribunal habían conseguido que la declararan inocente.
El asesinato de Sócrates (Marcos Chicot)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar en este blog. Tus sugerencias serán siempre bienvenidas.
No olvides que si publicas un comentario estás aceptando algunas normas.
Por favor, sé respetuoso en tus palabras. Por supuesto puedes estar en desacuerdo con lo dicho en este blog, y también criticarlo, pero guardando las normas básicas de educación.
No se admite spam y contenidos publicitarios (serán eliminados)
Por el hecho de comentar aceptas nuestra política de privacidad (ver en apartado política de privacidad y aviso legal) y dando consentimiento explícito a que figuren aquí los datos con los que firmes o te registres (recuerda que puedes hacerlo con tu perfil blogger, nombre y URL o en modo anónimo; no es necesario email)
Si no quieres dar consentimiento, no comentes. Si tienes dudas, visita la política de privacidad.
Responsable de los datos: Vicente Camarasa (contacto correo en la parte superior derecha del blog).
Finalidad: moderar los comentarios.
Legitimación: consentimiento del usuario
Destinatarios: el sistema de comentarios de Blogger.
Derechos del usuario: acceder, rectificar, limitar y suprimir datos (si los hubiera)