Parece mentira que en una novela tan corta quepan dos historias.
Una de amores imposibles regidos por las estrictas etiquetas de la época Meiji, más llenos de renuncias y sobreentendidos que de actos.
Sin embargo, yo prefiero la primera parte, una pequeña narración llena de melancolía por el pasado arreciada por la luna llena de otoño.
Con cada año que pasa yo me hago más sensible a una tristeza, una desolación en el otoño , una melancolía estacional, que no sé de dónde viene ni porque
En estas paginas se puede encontrar toda la refinada cultura japonesa y su culto a las tradiciones y el paisaje.
Son una veintena de páginas sublimes que recuerdan a su elogio de la sombra
Al ir aproximando se mi barca al banco de arena en Monte Otiko se erguía oscuro en un cielo con los últimos vestigios del arrebol. tenía encima una luna perfectamente redonda ,igual que la Ilustración, y su tupido manto de árboles que era como un terciopelo
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