El lector tiene en sus manos una verdadera bomba que tendrá que disfrutar con sed eterna, a grandes sorbos, atragantándose mientras el agua resbala por su pecho y le inunda por dentro.
Al menos esa ha sido mi sensación al leerla, una noche de verano. Asfixiado de calor no pude parar de leerla hasta llegar a su última página, ya casi de amanecida.
La novela es, ante todo una historia de poder (mediático, personal, económico) pero también sobre las imposturas (la de los falsos mesías, la del amor como dominación, las de la política con todas sus miserias). Una historia de un magnate que somete hasta los mismos límites a una joven redactora, que somete a presidentes, a inmigrantes, a su propia familia. Toda una serie de humillaciones que sólo sirven para mantener a flote su ego inmenso que no admite la negativa, reinventado el mundo cada día para que este le ofrezca lo que desee en cada momento.
Altamente recomendable
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