En otros artículos ya hemos visto cómo viven nobles y clero. Nos tocan ahora los no privilegiados.
Como ya os podéis suponer, su vida no era demasiado agradable.
Su trabajo se realizaba fundamentalmente en el campo, con herramientas poco desarrolladas y de sol a sol.
La mayoría trabajaba en los mansos (sus antiguas tierras que se las habían dado al noble en la servidumbre). Era como estar alquilados en sus propias tierras, y todos los años tenían que pagar un impuesto (una parte de la cosecha) al noble por su utilización.
Pero además de este impuesto también tenían que pagar otros, como el diezmo (una décima parte de la cosecha) y las primicias (una parte de su primera cosecha del año) a la Iglesia, que reza por ellos.
Por si fuera poco, cada vez que utilizaban el molino para hacer harina, el horno para cocer el pan, el puente (que eran del noble) debían pagar un impuesto (como siempre en especie, recuerda que apenas había moneda). Se les llamaba banalidades
Los bosques también eran propiedad del señor y los campesinos tenían prohibido cazar en ellos (la caza era el deporte favorito de los nobles), y cogían leña de ellos (para calentarse o cocinar) debían pagar un impuesto.
Y también las tierras de pasto, por las que también había que pagar.
Su lista de obligaciones no acababa aquí, y unos cuantos días al año tenían que trabajar gratis en las tierras del señor (Coto, Reserva o dominios). A eso se le llamaba sernas.
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Y ayudar a defender el feudo si era atacado.
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Y alojar y dar de comer gratuitamente al señor o sus soldados en las guerras.
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Y vender su producto después que el del señor (y a precio más bajo).
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En algunos lugares las obligaciones no terminaban aquí y si el campesino que moría sin descendencia pagaba una multa (mañería) o si lo hacía sin tener testamento (intestia) o si su mujer cometía adulterio (cugucia).
La cosa, sin embargo, aún es peor de lo que parece.
En los feudos, la justicia la dictaba el propio noble, por lo que puedes suponer a favor de quien se pondría siempre si hay un conflicto entre noble (o sus soldados) y campesinos.
Precisamente por ello, los nobles (y sus soldados) cometían numerosos abusos que nunca se castigaban.
Y además, acuérdate de que el campesino siervo debía permanecer obligatoriamente en la tierra e incluso tenía que pagar permiso para casarse.
Pero aún nos quedan algunas cosas más.
Los campesinos no recibían educación, y al control de los nobles tenemos que añadir otro, el que tenía la Iglesia. Con sus sermones y sus pinturas y esculturas, la Iglesia les amenazaba constantemente con el infierno o el fin del Mundo. De esta forma les obligaban a la obediencia a nobles y clero (un control ideológico del que hablamos aquí) y evitaban revueltas, pues en una sociedad tan teocéntrica como ésta nadie se atreve a rebelarse contra Dios (que es el que ha decidido este tipo de sociedad, como ya vimos aquí)
Representación del Infierno
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Con todas estas ideas que te he contado ya puedes imaginarte cómo es su vida.
Tenían una economía de autoconsumo (producían casi todo lo que necesitaban, desde la comida a la ropa o los muebles), y siempre estaban amenazados por las malas cosechas que podían traer una sequía o una guerra. Con ellas llegaría el hambre.
Como ya hemos dicho trabajaban (todos, los niños también) en la agricultura (aunque en sus ratos libres tejían, hacían muebles, reparaban sus casas...), aunque podían tener algunos animales (granjas con gallinas, un cerdo con el que hacía jamones, chorizos, morcillas, alguna oveja para carne y para tener lana..), pues como te puedes imaginar los grandes rebaños eran propiedad de.... ¡exacto! de los monasterios o del señor feudal.
Utilizaban habitualmente la rotación de cultivos básica, llamada bienal (una parte la cultivaban y otra la dejaban descansando, el barbecho, utilizándola para el ganado para que la abonase. Al año siguiente se cambiaban las tierras)
Sus casas eran de adobe, madera y paja, con una sola habitación para toda la familia que servía de comedor, cocina, dormitorio... con un fuego central (no eran infrecuentes los incendios). Los cristales eran para los muy ricos.
Si tenían dos pisos, el bajo sería para el ganado (que daba calor)
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Su dieta era bastante poco variada: mucho pan, legumbres y hortalizas, poca carne (especialmente cerdo u oveja), huevos y (si estaban en el interior) casi nada de pescado. En vez del aceite islámico se solía utilizar grasa o manteca para cocinar.
Eran frecuentes los guisos tipo cocido (garbanzos o judías con verduras y un trozo de tocino o de ave) y algunas recetas que aún perduran: las migas (pan duro frito en manteca, con ajos), gachas (pan rayado con algo de grasa y cocinado).
El vino (que sería muy fuerte) se tomaba como una fuente de calorías
Muchas Gracias
ResponderEliminarMuy completa la informacion y hasta tiene esquemas con dibujos