domingo, 11 de junio de 2023

David Bernabé. La trampa de la diversidad.

 


Lucas llevaba ya años diciéndomelo pero siempre había otro libro que se le adelantaba y me impedía leerlo.

Acaso es que el propio libro esperaba el momento perfecto para ser leído, justo tras los resultados catastróficos de la izquierdas en las elecciones municipales y autonómicas de mayo.

Lo empecé a leer esa misma noche, buscando algo de silencio ante unas televisiones y radios que no hacían más que anunciar nuevos territorios azules en el mapa y no pude dejar de leerlo hasta terminar de leerlo este viernes pasado (menos mal que no había ensayos ni conciertos en toda la semana, pues habría ido a ellos con muy pocas horas dormidas).

Desde el primer momento libro de atrapó, enseñándome (o recordándome) muchas cosas.

El autor comienza a explicarnos el origen del neoliberalismo en esos felices 80 en donde Thatcher y luego Reagan reinventaron toda una regresión sobre el estado del bienestar nacido de la Gran Depresión y la Guerra Fría, comenzando a desmantelar el papel del estado como corrector de los desmanes del capitalismo. (Es alucinante leer los discursos de Thatcher y compararlos con los de la derecha actual, coincidiendo punto por punto)

El neoliberalismo creció con la caída del muro y colonizó la sociedad,  convirtiendo la política en un nuevo objeto de consumo y, en relación con esto, eliminando la noción de clase obrera por la aspiración generaliza de pertenecer a la clase media. Más un deseo que una realidad pero que presiona de forma intensa en el voto de todas estas personas, tradicionalmente de izquierdas. (Al fin comprendí cómo podía suceder que Vallecas o Carabanchel votarán a PP de forma absoluta; cada vez votamos más lo que querríamos ser; nuestro voto es como un cche que nos compramos por encima de nuestras posibilidades pero que nos genera, desde lo personal a lo social, un status)

Paralelo a este proceso, la posmodernidad (su relativismo, individualismo, pensamiento débil, corrección política…) tomó las dinámicas culturales nacidas a finales de los 60 e hizo aparecer las identidades (sexuales, animalistas, anticoloniales, feministas, homosexuales, raciales…).

A partir de entonces la izquierda se escinde entre la tradicional de clase (preocupada por las condiciones económicas y sociales de los sectores menos favorecidos) y otra, disgregadora, ocupada en las identidades (que el autor nunca niega pero critica) que operan en lo cultural y simbólico.

Esta última, ante la imposibilidad de verdaderas medidas que aseguren la mejora de los individuos apuesta (en la mayoría de las veces) por medidas simbólicas, neolenguajes, técnicas de representación, acciones puramente realizadas para los medios de comunicación … que tienen un proceso inflacionario muy acelerado, copando la atención mediática y política.

Se crea así una política atomizada hecha para múltiples minorías que en muchos casos son simplemente happenings (muy interesante su comparación entre la antigua militancia política y el actual activismo posmoderno) y reacciones que en vez de debate terminan generando odios y cancelaciones.

Con todo ello se rompe la unidad de la izquierda (permitiendo la expansión entre sus grietas del neoliberalismo, incluso en nuestra forma de pensar progresista, convirtiendo la tradicional solidaridad en competencia por el espacio mediático) y, además, se da combustible para alimentar a la ultraderecha que no ha parado de crecer. Su capacidad de utilizar en las redes y los discursos las contradicciones de estas identidades (muchas veces llevándolas al esperpento o jugando con ellas demagógicamente) les permiten llegar a un público que en muchas ocasiones se siente amenazado por todos los ataques que sufre la tradición (social, económica, cultural…). Soy hombre, blanco, heterosexual, europeo, cis… ¡Eres el enemigo!

El análisis es demoledor (no tanto sus soluciones, que no pasan más allá del  puro buenismo) y es perfecto para tomar conciencia de muchos de los movimientos de los distintos partidos, precisamente ahora que tenemos nuevas elecciones a la vista en las que se enfrentarán ultraderechas, neoliberalistas o partidos de fuerte carga identitaria

      LAURA


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