Un delicioso libro de relatos en el que aparece de forma recurrente el comisario Jaritos, su Atenas desgarrada por las crisis y las miserias, y los griegos turcos.
En ellos casi desaparece por completo el formato policiaco para centrarse en detalles minúsculos, de una ternura exquisita (como el que protagonizan los mendigos), los senderos cotidianos que se cerraron (mientras otros se abrían) durante la pandemia tomando la familia del comisario como teatro de operaciones , las historias de pobreza y odio (Platón, Sócrates y Pericles) o el mejor de todos, el del restaurante griego- turco que nos habla de lo carcanas que están las culturas que creemos enemigas.
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