A veces tengo la absurda sensación de que los estoy escribiendo con él, a través suyo, y me conmueven sus hallazgos verbales y literarios.
Veo así a los personajes como cuando escribo yo mismo, y me enamoro de sus más absurdas neuras, y comparto sus vicios inconfesables.
Casi es como si hablara de mis antiguas relaciones de pareja adolescentes, de mis más turbios y escondidos pensamientos.
Todo eso es esta novela de un hombre que piensa en el sexo y le regalan la contraseña del correo electrónico de un amigo muerto.
A partir de aquí y de sus interminables diarios, Olmos pasa revista a las múltiples capas de internet , a los nuevos significados del porno a través de la red y el amateurismo, y su influencia en nuestra vida más cotidiana.
La novela termina derivando a una historia de detectives y asesinatos, quizás lo menos interesante de una historia que ya estaba suficientemente llena para tener que añadir más
Y pese a ello, un libro fantástico, solo un punto por debajo de Alabanza
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