San Felipe Neri por Guido Reni
San Felipe Neri es, como otros personajes que vamos estudiando (Santa Teresa, San Ignacio, San Carlo Borromeo...) otro de las grandes figuras de la contrarreforma.
Frente al misticismo de Santa Teresa o San Juan de la Cruz, o el apostolado cuasimilitar de San Ignacio del que fue amigo, San Felipe buscará en la pobreza y su amor a los desheredados (en cierto modo, semejante a San Carlo Borromeo) una nueva vía a las doctrinas tridentinas, buscando la recuperación de la Iglesia por medio del acercamiento a las masas populares, partiendo de la base de que la encarnación de Cristo se está produciendo de forma constante, precisamente entre los más pobres (una idea que bien podría estar en el origen de la estética de Caravaggio y también con muchas de las ideas de Borromini, que trabajó en numerosas ocasiones para la orden, como en el Oratorio de San Felipe Neri, San Giovanni de los florentinos).
Oratorio de los filipenses. Borromini
A aquellas personas que le demostraban mayores deseos de progresar en santidad, las llevaba de vez en cuando a atender enfermos en hospitales de caridad, que en ese tiempo eran pobrísimos y muy abandonados y necesitados de todo. Otra de sus prácticas era llevar a las personas que deseaban empezar una vida nueva, a visitar en devota procesión los siete templos principales de Roma y en cada uno dedicarse un buen rato a orar y meditar. Y así con la caridad para los pobres y con la oración lograba transformar a muchísima gente.
Tomado de www.santopedia.com
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Interior de la Chiesa Nuova (Santa María in Vallicella), lugar en donde desarrolló San Felipe gran parte de su vida
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Interior de la Chiesa Nuova (Santa María in Vallicella), lugar en donde desarrolló San Felipe gran parte de su vida
Estas ideas ya aparecen siendo aún laico, mientras estudia en la Sapienza, ante un colegio apostólico dominado por los Medici, profundamente laico y cortesano, y se terminarán por desarrollar (tras haber tomado las órdenes), siendo ya párroco de San Giovanni de los Florentinos, en donde está enterrado Borromini, y luego de la Chiesa Nuova.
Entre sus principales visiones es habitual la siguiente:
Entre las distintas iniciativas que en la creación de la orden del oratorio (grupo de sacerdotes no conventuales que tenían como misión la oración, la predicación y la administración de los sacramentos), la instauración, tan típicamente contrarreformista, de la devoción de las cuarenta horas como forma de adoración eucarística, especialmente frente a los peligros demoníacos del carnaval, la creación de la Cofradía de la Santísima Trinidad (que se ocupaba de peregrinos y pobres enfermos) o el peregrinaje de las siete iglesias de Roma que, 16 años después, el Papado convirtió en obligatorio para conseguir la indulgencia en los Años Jubilares
Oratorio de San Felipe Neri. Alcalá de Henares
En las reuniones de los oratorianos (que muy pronto fueron seguidas por numerosos fieles), se oraba, se leía Lecturas Sagradas y se escuchaba un sermón, utilizando la música como elemento unificador que pronto crearía un nuevo género musical, el oratorio.
Andrés Soares. Oratorio Iglesia Congregados. Braga
Por ello es habitual en que muchas iglesias de la congregación se utilice la planta ovalada (de mejor acústica para la música) o se añada un edificio anejo con este exclusivo fin.
Iglesia de los Clérigos en Oporto
Oratorio de San Felipe Neri en Cádiz
Tomado de wikipedia
Vicente Ribera (Siglo XVIII). Oratorio de San Felipe en Alcalá de Henares
En las catacumbas de San Sebastián, junto a la Vía Appia. Se hallaba ahí, precisamente, la víspera se Pentecostés de 1544, pidiendo los dones del Espíritu Santo, cuando vio venir del cielo un globo de fuego que penetró en su boca y se dilató en su pecho. El santo se sintió poseído por un amor de Dios tan enorme, que parecía ahogarle; cayó al suelo, corno derribado y exclamó con acento de dolor: ¡Basta, Señor, basta! ¡No puedo soportarlo más!" Cuando recuperó plenamente la conciencia, descubrió que su pecho estaba hinchado, teniendo un bulto del tamaño de un puño; pero jamás le causó dolor alguno. A partir de entonces, San Felipe experimentaba tales accesos de amor de Dios, que todo su cuerpo se estremecía
En las catacumbas de San Sebastián, junto a la Vía Appia. Se hallaba ahí, precisamente, la víspera se Pentecostés de 1544, pidiendo los dones del Espíritu Santo, cuando vio venir del cielo un globo de fuego que penetró en su boca y se dilató en su pecho. El santo se sintió poseído por un amor de Dios tan enorme, que parecía ahogarle; cayó al suelo, corno derribado y exclamó con acento de dolor: ¡Basta, Señor, basta! ¡No puedo soportarlo más!" Cuando recuperó plenamente la conciencia, descubrió que su pecho estaba hinchado, teniendo un bulto del tamaño de un puño; pero jamás le causó dolor alguno. A partir de entonces, San Felipe experimentaba tales accesos de amor de Dios, que todo su cuerpo se estremecía
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