EL LIBRO DEL SÁBADO Luis Mateo DÍez. El espíritu del páramo

 

Todos somos más frágiles de lo que parecemos y estamos a merced de lo que quieran hacer con nosotros.

Aquí se inicia la famosa trilogía sobre Celama, ese páramo continental lleno de calor y frío, un lugar dominado por la sequedad y una profunda desesperanza.

Es el páramo el que crea a los personajes del libro que no cuentan una gran historia sino pequeños relatos de figuras que son espejos tristes de la propia geografía.

Ahora que se habla tanto de ello, Celama es la descripción minuciosa (hecha en los años 90) de la España vaciada, esa España interior de secano, sin modernidad ni esperanza, que hasta carece de limites precisos, pues eso significa el páramo: viento, soledad y horizontes sin fin. En ella no hay lugares para esconderse, siquiera para soñar con lo que nunca llegará, y los distintos personajes se encuentran casi a solas contra el viento y el frío, con sus más íntimas desesperanzas.

Niños, ancianos, viajantes, novios, ... nadie puede permanecer ajeno a la presión de una tierra sin historia ni alegrías, pues si Macondo era el reino de la desmesura de José Arcadio Buendía y de las asperezas de ÚrsuLa o Remedios, si Colama la de los muertos y sus caciques, Celama es el reino del frío, de lo no imaginario, de la vida triste y gris, de una épica sin nostalgia ni vencedores, atravesada por un humor ácido que a veces se confunde con la tierra a través del absurdo

En una tierra como aquélla, en que sólo el abandono y el olvido eran las medidas agrarias más justas, porque nadie quería sentirse dueño de lo que sólo servía para ir muriendo un poco más cada jornada.

CELAMA— Territorio situado en el centro meridional de la Provincia, entre los Valles de los ríos Urgo y Sela. La «Parami Aeqvore» (Llanura del Páramo) de la lápida en que Tulio Máximo dedicó a la diosa Diana la cornamenta de los ciervos cazados en ella, allá por los años ciento sesenta después de Cristo.

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