Aunque no existe un modelo único, las casas que se lo podían permitir tenían un lugar de recepción.
En él podemos encontrar algunos de los muebles típicos.
Como aún no se usaban armarios las ropas y vajillas se metían en grandes baúles como éste.
Había varios modelos de sillas, desde la humilde de tijera o los sillones frailunos.
Uno de los muebles más característicos eran los bufetes o pequeñas mesas sobre los que se colocaban adornos o unos curiosos muebles llenos de pequeños cajoncillos (alguno incluso oculto) llamados bargueños.
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