Españoles: La entusiasta acogida que va encontrando en los pueblos el Ejército liberal; el esfuerzo de los soldados que la componen, tan heroicamente mostrado en los campos de Vicálvaro; el aplauso con que en todas partes ha sido recibida la noticia de nuestro patriótico alzamiento, aseguran desde ahora el triunfo de la libertad y de las leyes que hemos jurado defender.
Dentro de pocos días, la mayor parte de las provincias habrá sacudido el yugo de los tiranos; el Ejército entero habrá venido a ponerse bajo nuestras banderas, que son las leales; la nación disfrutará los beneficios del régimen representativo, por el cual ha derramado hasta ahora tanta sangre inútil y ha soportado tan costosos sacrificios. Día es, pues, de decir lo que estamos resueltos a hacer en el de la victoria.
Nosotros queremos la conservación del trono, pero sin camarilla que lo deshonre; queremos la práctica rigurosa de las leyes fundamentales, mejorándolas, sobre todo la electoral y la de imprenta; queremos la rebaja de los impuestos, fundada en una estricta economía; queremos que se respeten en los empleos militares y civiles la antigüedad y los merecimientos; queremos arrancar los pueblos a la centralización que los devora, dándoles la independencia local necesaria para que conserven y aumenten sus intereses propios, y como garantía de todo esto queremos y plantearemos, bajo sólidas bases, la Milicia Nacional. Tales son nuestros intentos, que expresamos francamente, sin imponerlos por eso a la nación.
Las Juntas de gobierno que deben irse constituyendo en las provincias libres; las Cortes generales que luego se reúnan; la misma nación, en fin, fijará las bases definitivas de la regeneración liberal a que aspiramos. Nosotros tenemos consagradas a la voluntad nacional nuestras espadas, y no las envainaremos hasta que ella esté cumplida.
Tomado de wikipedia
Clasificación y encuadre.
En 1854, y ante la progresiva descomposición de los últimos gobiernos
de la década moderada que se habían iniciado con la entronización de Isabel II
(inmersos en escándalos financieros y cada vez más débiles, intentando
imponerse por medio de actitudes dictatoriales), un grupo de militares
comandados por O´Donnell inicia un pronunciamiento conocido como La
Vicalvarada. Tras un principio indeciso que les obliga a replegarse hacia
el sur, el movimiento militar busca la implicación de los progresistas, motivo
por el cual se redacta este manifiesto.
Su autor, aunque no aparezca en el texto, es de sobra conocido. Se
trata de Cánovas del Castillo (aunque inspirado por O’ Donnell, director
del pronunciamiento), político moderado que, tras la restauración borbónica,
ocupará el poder en gran parte del último tercio de siglo junto a Sagasta.
El destinatario del texto, como ya se dijo, son los progresistas
políticos así como las clases bajas en general a las que se les ofrece un
programa mucho más avanzado que el de los tradicionales moderados.
Nos encontramos con un texto
circunstancial y público de claro contenido ideológico que tiene como propósito el ya citado: ampliar la base
del movimiento que ayude al triunfo del pronunciamiento y el derrocamiento del
moderantismo más extremo.
Análisis.
Como ya se ha señalado en la
clasificación, la idea fundamental del
texto es el ofrecimiento de alianza que realizan los moderados de O’ Donnell a
los grupos progresistas, planteando los motivos que les impulsan al
pronunciamiento militar.
Entre ellos podemos detectar
una gran cantidad de cuestiones ideológicas típicas del pensamiento
progresista, como el sentimiento monárquico de carácter liberal, aunque
eliminando la famosa camarilla que aconsejaba a la reina. De carácter
conservador, ésta impedía cualquier tentativa de poder de los progresistas a la
vez que patrocinaba las numerosas decisiones, a menudo caprichosas y
personalistas, con las que la reina premiaba y castigaba las relaciones
personales, tanto en el campo militar como en el funcionarial, tal y como nos
comenta el texto en su intención de respetar la antigüedad y el merecimiento
para militares y civiles.
Por otra parte se plantean
ideas también progresistas como la de la libertad de imprenta
(restringida y puesta en manos de los jueces por los moderados), la
independencia de los ayuntamientos frente a la típica centralización
moderada que ponía en manos del rey el nombramiento de los alcaldes (verdaderos
ejes del sistema electoral, al controlar la elaboración de los censos), o el apoyo
a la Milicia Nacional, ejército progresista
desde su instauración en la Constitución de 1812 que había sido reconvertido
por los moderados en una fuerza puramente represiva, la Guardia Civil.
De una forma más ambigua se
plantea la mejora de la ley electoral que podríamos interpretar como una velada
propuesta a ampliar el sufragio censitario, tal y como buscaban los
progresistas para así poder tener un verdadero peso en las elecciones. De la
misma manera se sugiera una posterior reunión de las Cortes Generales que plantea
la idea de una nueva ley fundamental o Constitución que sustituyera a la de
carácter moderado del 45, tal y como ocurrirá en el Bienio progresista con la
llamada Constitución non nata del 56.
El carácter ecléctico de
todas estas propuestas mencionadas nos recuerda lo que será en la futura
Unión Liberal encabezada por el propio líder del presente pronunciamiento,
O´Donnell. Este partido buscará la participación de los liberales menos
extremistas de las respectivas y tradicionales formaciones moderadas y
progresistas, siendo un avance del mismo la convivencia en el poder de
Espartero (progresista) y O´Donnell (moderado) que se producirá en el Bienio
Progresista (1854-56), periodo que sucederá tras el éxito de este
pronunciamiento, cuando, gracias a este manifiesto, los progresistas
arrastrarán a las clases populares a la revuelta, obligando a la reina a
destituir al presidente del gobierno, Luis Sartoruis.
Tras él, muchas de las ideas
aquí planteadas serán la base de la Constitución Non Nata, mucho más
inclinada hacia el progresismo, igual que lo estarán otras leyes del Bienio
(recuérdese las desamortizaciones civiles y eclesiásticas de Madoz), en
un esfuerzo por romper el moderantismo clásico que, debido a varios
factores (revueltas sociales, indecisión de Espartero, presión de los sectores
más conservadores...) terminará por fracasar, aunque no por completo,
pues O´Donnell mantendrá alguna de sus aportaciones durante los gobiernos que
siguieron a 1854.
A partir del 1863 la
situación se irá radicalizando progresivamente, con numerosos cambios de
gobierno que no aciertan a encontrar soluciones a una situación cada vez más
tensa, teniendo que esperar a 1868 (revolución de Septiembre conocida como
la Gloriosa) para que muchas de las ideas aquí plasmadas vuelvan a
resurgir en una versión aún más democrática (mayores derechos, sufragio
universal masculino...), siendo la base en donde se apoyará la constitución
de 1869.
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