El Synth-pop de los 80 recogió la herencia del soul de la Motow o el producido por Phil Spector, fascinado por su idea del muro de sonido (pero también de los experimentos sonoros del rock progresivo).
A partir de este concepto (y con la colaboración de los nuevos sintetizadores) crearon temas de múltiples pistas (hasta 24) en donde se entremezclaban varias percusiones (de las que ya hablamos aquí), metales, violines, armónicas, coros, sonidos no musicales... que producían una enorme riqueza auditiva (un verdadero festín de sonidos, si habláramos sinestésicamente).
Este nuevo muro de sonido era, además, una de las múltiples formas que encontraron para recuperar el glamour perdido en las décadas anteriores y daban al oyente una experiencia musical rica más allá del puro ritmo y pretendían rodearle de un poderoso mundo armónico. (Un adelantado en este punto será el famoso Mikel Olfield con su Tubulars Bells)
En su desarrollo tuvo gran importancia Trevor Horm, componente de los Buggles y más tarde de Yes que posteriormente se dedicó a la producción musical de grupos como ABC, Spandau Ballet, Frankie Goes to Hollywood, Pet Shop Boys
Encerrado en su estudio en el que fue incorporando cajas de ritmos, secuenciadores, baterías electrónicas llevó el sonido a nuevas cotas (terminaría colaborando en el Tubulars Bell 2) que marcó todo un estilo que se propagaría por la música de los ochenta, cada vez más atmosférica y múltiple.
En el marco de la música negra fue Quincy Jones y su producción del LP Thriller de Michael Jackson el que también se volcó en una nueva lectura del funky y la música disco con la novedades de la electrónicas y el trabajo casi paranoico del cantante los que buscaron este mismo muro de sonido
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