Aún recuerdo como si fuera ayer cuando, hace ya tantos años, Luis me dejó en las manos su último descubrimiento. Eran los Juegos de la Edad tardía de Landero.
Fue una revelación, un nuevo lazo dentro de nuestra amistad, que nos enseñó a comprendernos en muchas de las cosas que seríamos en el futuro.
Su prosa elegante, su suave fluir, me fueron maravillando cada vez más en este autor de las historias pequeñas y delicadas, de una poesía lúcida, sin ningún aspaviento.
En está obra de la que ahora hablo, además, existe la maravilla de un personaje ridículo que me volvió a regresar a Luis y nuestra juventud: había tanto en él de Filomeno, a mi pesar, de Don Gonzalo. Esa novela que nos acompañó durante aquel verano y nos ayudó a comprender tantas cosas y ahora... Ahora ya no lo podemos compartir.
Es un puta vida, como dijo Ciprian mucho antes de serlo. Un...
Pero ya no merece la pena seguir fustigándose. Acaso sea mejor rendirle un pequeño homenaje con este libro que tiene tanto de él, de las dudas secretas (que nunca lo fueron demasiado), de todo aquel sutil entramado de pequeños traumas, miedos e incapacidades que otros llaman vida cotidiana, y a veces las escribimos con mayor o menor fortuna como una especie de salvavidas frente a la nada, el tiempo y las tiernas soledades.
Por eso la historia ridícula de amor de Marcial y Pepita, su suave absurdo, resulta reconfortante pues nos muestra nuestras ridiculeces sin fustigarnos, haciendo heridas tranquilas que nos sirven, ante todo, para reconciliarnos con nuestro yo menos querido.
Todos somos pequeños pavos reales que se pavoneando (por lo menos en el ámbito más íntimo) ante los otros. Una función fisiológica tan necesaria como la propia respiración.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar en este blog. Tus sugerencias serán siempre bienvenidas.
No olvides que si publicas un comentario estás aceptando algunas normas.
Por favor, sé respetuoso en tus palabras. Por supuesto puedes estar en desacuerdo con lo dicho en este blog, y también criticarlo, pero guardando las normas básicas de educación.
No se admite spam y contenidos publicitarios (serán eliminados)
Por el hecho de comentar aceptas nuestra política de privacidad (ver en apartado política de privacidad y aviso legal) y dando consentimiento explícito a que figuren aquí los datos con los que firmes o te registres (recuerda que puedes hacerlo con tu perfil blogger, nombre y URL o en modo anónimo; no es necesario email)
Si no quieres dar consentimiento, no comentes. Si tienes dudas, visita la política de privacidad.
Responsable de los datos: Vicente Camarasa (contacto correo en la parte superior derecha del blog).
Finalidad: moderar los comentarios.
Legitimación: consentimiento del usuario
Destinatarios: el sistema de comentarios de Blogger.
Derechos del usuario: acceder, rectificar, limitar y suprimir datos (si los hubiera)