lunes, 1 de abril de 2024

COSAS DE GRIEGOS. Los adivinos

Si algo te inquieta, gracias a Alcibíades tienes más adivinos que nunca en Atenas para que te digan lo que va a ocurrir. Y si no te gusta, acudes a los de Nicias, que te dirán lo contrario. —Se rio con ganas y estuvo a punto de derramar el vino

—. Aunque os tengo que reconocer que hay uno que me ha impresionado. Se ha instalado a los pies de la Acrópolis, junto al templo de Asclepio. Tiene media cara quemada —se pasó la mano por la parte izquierda del rostro con un gesto de desagrado—, y corre el rumor de que cuando se quemó se le concedió el don de la profecía. Sin duda lo ha traído Alcibíades, pues es de los que han vaticinado más beneficios para la expedición a Sicilia, pero yo lo he visto en acción y no me atrevo a negar que su inspiración provenga de los dioses. 

—Aprovechará la fama que le ha proporcionado Alcibíades para cobrar caro. —Querefonte dio un trago a su copa fingiendo desinterés. —Me ha parecido que le cobraba diez dracmas a un consultante. Obviamente cobrará todo lo que pueda y trabajará incluso de noche, pues sabe que los sacerdotes de Asclepio o los adivinos con puesto fijo lo echarán a patadas más pronto que tarde. La adivinación, tanto fija como ambulante, era una actividad a la que recurrían los atenienses de todos los estratos. La regulación era estricta, y los castigos a los infractores, severos, pero al ser una práctica tan lucrativa a menudo surgían nuevos adivinos que la llevaban a cabo sin la autorización pertinente.

(...)

 El adivino tenía junto a él una jaula de mimbre con varias palomas. Extrajo una con cuidado, la colocó sobre el altar de madera y la degolló. Observó el flujo de sangre y después le abrió el vientre y examinó las vísceras. Se inclinó hacia el consultante y habló con él en voz baja al tiempo que señalaba el hígado. Los presagios eran negativos cuando se encontraba alguna anomalía, pero Querefonte no consiguió distinguir las palabras del adivino. El hombre se levantó y se alejó con una sonrisa iluminándole el rostro. Querefonte lo envidió.

 —Diez dracmas, señor. Bajó la mirada hasta la mano del chiquillo. Le entregó las monedas y se sentó en una estera frente al adivino. De cerca le pareció más joven que en su primera impresión, pero también más siniestro. 

(...)

En el caso de problemas o sucesos inexplicables era un adivino el que podía proporcionar ayuda. En la época arcaica, los adivinos eran aún aristócratas que participaban en todas las facetas de la vida aristocrática , incluyendo el campo de batalla. Sin embargo, a pesar de su pericia, la palabra de los adivinos no era determinante: la gente era libre de aceptar o rechazar su consejo y la épica o la tragedia ofrecen numerosos ejemplos de adivinos, como Tiresias en el Edipo Rey, cuya palabra era, injustamente, ignorada.


El asesinato de Sócrates (Marcos Chicot)


                               COSAS DE GRIEGOS


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar en este blog. Tus sugerencias serán siempre bienvenidas.
No olvides que si publicas un comentario estás aceptando algunas normas.
Por favor, sé respetuoso en tus palabras. Por supuesto puedes estar en desacuerdo con lo dicho en este blog, y también criticarlo, pero guardando las normas básicas de educación.
No se admite spam y contenidos publicitarios (serán eliminados)
Por el hecho de comentar aceptas nuestra política de privacidad (ver en apartado política de privacidad y aviso legal) y dando consentimiento explícito a que figuren aquí los datos con los que firmes o te registres (recuerda que puedes hacerlo con tu perfil blogger, nombre y URL o en modo anónimo; no es necesario email)
Si no quieres dar consentimiento, no comentes. Si tienes dudas, visita la política de privacidad.

Responsable de los datos: Vicente Camarasa (contacto correo en la parte superior derecha del blog).
Finalidad: moderar los comentarios.
Legitimación: consentimiento del usuario
Destinatarios: el sistema de comentarios de Blogger.
Derechos del usuario: acceder, rectificar, limitar y suprimir datos (si los hubiera)