A estas influencias dedicaremos este post que, como veréis tiene múltiples enlaces para ir desarrollando las distintas características.
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Qué maravillosa forma de escribir, qué delicadeza, qué exquisitez a la hora de contar las pequeñas sensaciones (pura física y química) que luego se convertirán en emociones a través del sentimiento
Entresaco algunas ideas de este conjunto de ensayos sumamente interesantes
La postmodernidad como el paso de la cultura de la paciencia a lo transitorio, de la palabra a la imagen, de la máscara, la ironía y el cinismo
Parece mentira que de un intento de asesinato propio se pueda sacar esta obra de arte
Es apenas una introducción pero aporta numerosas y fecundas ideas sobre lo que significaba para el mundo griego (tanto en el mundo arcaico como en su evolución en el periodo clásico y helenista) el mundo de lo divino, profundizando en el verdadero significado del politeísmo y de las formas mitológicas principales.
Trata también el curioso papel del clero y se extiende en otras formas de religión poco tratadas: los sacrificios y ofrendas, los santuarios, los oráculos y adivinos, las formas mistéricas, el entrelazado papel que juega la política (y la propia idea de la polis) en la religión... y la evolución del sentido religioso en el helenismo con búsquedas más personales y místicas (y personalistas, como en el caso del propio Alejandro) que permitirán el futuro paso hacia el cristianismo
—¿A qué esperamos congregados en la plaza? Es que hoy llegan los bárbaros.
— ¿Por qué hay tan poca actividad en el Senado? ¿Por qué los senadores —sentados— no legislan? Porque hoy llegan los bárbaros.
¿Qué leyes dictarían ya los senadores? Cuando lleguen las dictarán los bárbaros.
—¿Por qué el emperador se ha levantado tan temprano y en la puerta principal de la ciudad está sentado tan solemne, en su trono, y coronado? Porque hoy llegan los bárbaros
Y nuestro emperador está esperando para recibir a su jefe. Incluso ha preparado un pergamino para él.
Y en él le ha conferido nombramientos y títulos sin cuento.
—¿Por qué nuestros dos cónsules y los pretores han salido hoy con sus togas recamadas de púrpura? ¿Por qué esos brazaletes de tantas amatistas y anillos de esmeraldas destellantes? ¿Por qué empuñan bastones tan preciosos labrados maravillosamente en oro y plata? Porque hoy llegan los bárbaros y esas cosas deslumbran a los bárbaros.
—¿Por qué los dignos oradores no vienen como siempre a lanzar sus discursos, a soltar peroratas? Porque hoy llegan los bárbaros. y elocuencia y arengas les aburren.
—¿Por qué surge de pronto esa inquietud y confusión? (¡Qué gravedad la de esos rostros!)
¿Por qué rápidamente calles y plazas se vacían y todos vuelven a casa pensativos?
Porque ya ha anochecido y no llegan los bárbaros.
Y desde las fronteras han venido algunos diciéndonos que no existen más bárbaros.
Y ahora ya sin bárbaros ¿qué será de nosotros?
Esos hombres eran una cierta solución.
ESPERANDO A LOS BÁRBAROS. Kavafis
En la Grecia Clásica, en Atenas, existía una curiosa costumbre: el ostracismo
Se trataba de un destierro de hasta diez años con el que se podía condenar a las personas consideradas como peligrosas para la propia democracia (miedo a los antiguos tiranos)
Se realizaba con ostracos, trozos rotos de cerámica (tan habituales en el Ágora) en donde se escribía el nombre del futuro condenado.
Se realizaba entre enero y febrero, se realizaba en el ágora y se hacía de forma secreta.
Si se llegaba a un número alto se procedía al ostracismo, que en muchas ocasiones fue la simple ira del pueblo bien manipulada por las facciones políticas que se quitaban rivales peligrosos para ellos (como Arístides o Temístocles)