sábado, 10 de mayo de 2014

El libro del sábado. TREINTA DOBLONES DE ORO. Esclavos de berbería y un Cristo muy especial


Ya hemos hablado en otra ocasión de este magnífico autor de novela histórica (a propósito del Mozárabe).
La obra de este sábado es mucho menos épica de lo que es habitual en su pluma, a ratos casi intimista, con una profundidad psicológica verdaderamente notable que tan bien casa con sus temas tratados: la decadencia y la esclavitud.


La primera parte de la novela se sitúa en una Sevilla en plena decadencia, ya en el reinado de Carlos II. 
La ciudad hispalense ha perdido el puerto de las Indias a favor de Cádiz y la familia en donde recala el protagonista es el perfecto ejemplo de hidalgos venidos a menos que llegan a hipotecar su palacio (en las cercanías de Carretería) para intentar un último golpe de suerte, intentando comerciar con las Indias.

Sin destripar nada al lector, la aventura no es tan boyante como se pretendía, pero la suerte va y viene y un testamento les permite de nuevo soñar con la riqueza perdida. (Por cierto, en esta parte de la novela existe una magnífica descripción de la procesión, de luz y sangre, de la Vera Cruz)

Pero esto les obliga a un viaje a Canarias que les conducirá primero a La Mamorra, una perdida fortaleza en plena Berbería.
Sin embargo, aún les quedan aventuras a nuestros protagonistas y el capítulo que a mi me ha parecido más fascinante de todo el libro aún está por suceder. Cautivos por los musulmanes son trasladados a Mequinez (Meknes) de Ismail Muley.
Tomado de wikipedia

En esta ciudad que vive de la trata de cristianos nos fascinará por su opulencia y manejos aprovechando la esclavitud, dándonos unas páginas inolvidables sobre esta relidad que fue algo tan habitual durante la Edad Moderna (que se lo digan a Cervantes) y en torno a la cual surgió una orden religiosa, los famosos Trinitarios, que se dedicaban a la recolección de limosnas para rescatar cautivos en Berbería.
Convento de los trinitarios en Madrid, quienes rescataron a Cervantes y tal vez acogen aún sus restos

Y como un personaje más, una talla que prefiero no desvelarle al autor, pero cuya historia es ya parte de Madrid, y a muchos les sorprenderá (la fidelidad es absoluta).

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