Os vamos a contar una historia llena de aventuras porque
Vicentito dice que es muy didáctica. Pero no es por eso, no os preocupéis.
Nosotros os la contamos porque es muy grassiosa (bueno, para nosotros no) y
encima nos pasó a nosotros hace unos días.
Y es que, resulta, que nos hemos ido este verano de vacaciones al Pirineo,
que son unas montañas altísimas en donde está la hierba más fresca del mundo,
según dice el Rinoceronte. Estaba tan buena que un día se comió tanta que se
puso malísimo, todo de color verde y...
Pero bueno, que nos estamos liando y no nos
va a dar tiempo a contar nuestra maravillosa historia de hayas, gnomos y la
crisis económica.
Nos pasó en un bosque de hayas muy bonito, y para que veáis
lo que hemos aprendido (bueno, lo que ha aprendido el Elefantito) desde nuestra
última historia, os ponemos una foto para que lo podáis ver. Fijaros qué cosas
de tecnología sabemos.
Pues así es el bosque, verde, como son los bosques, claro.
Pero estos árboles tienen una cosa especial. Le gustan a los
gnomos, como todo el mundo el sabe, y hacen sus casitas en las raíces o en los
huecos de sus troncos. Mirad, os enseñamos una pequeña urbanización de gnomos
que nos encontramos, aunque estaba vacía, pues se habían ido de vacaciones a
Benidorm.
A nosotros, los Koalas, cuando vamos por un bosque de hayas buscamos a
los gnomos, pues como ellos también son imaginarios como nosotros, pues nos
parece bien conocerlos. Pero ellos muy suyos, no creáis, y cuesta mucho verlos.
A veces, cuando les llamamos, el contestador automático del hueco del árbol nos dice:
- Si sois los Koalas no estamos, nos hemos ido de
vacaciones a Benidorm
O que están comprando en el supermercado, o que están muy
dormitos y no pueden despertarse…
- Excusas – dice siempre la Jirafita, y se enfada
un rato.
Pero nosotros, los Koalas, somos mucho más pesados, como
bien sabéis, y vamos por todo el bosque gritando
- Gnomos, ¡gnomos!
Pues nos acordamos que una vez nos invitaron a chuches en
este mismo bosque, y nos dieron lechita y hasta ssumo.
Pero claro, entonces no había Crisis Económica, que es una
cosa terrible y de color violeta con puntos.
El Otro Koala, mi amigo, dice que su papi llega muchas veces
tarde a comer por culpa de esa Crisis, pues como trabaja en un banco…
¿Veis? Ya estamos liándonos otra vez. Nos ponemos a hablar y
no hay quien nos pare, y claro, se nos olvida la historia, pues lo que os teníamos que contar es que nosotros
estuvimos un buen rato llamando a los gnomos y al final, del hueco de una de
las hayas, nos dijeron:
- ¿Sois vosotros los Koalas que vinisteis hace
unos años?
- Sí, claro.
- Pues os fuisteis sin pagar ni la lechita ni el
zumo.
- Pero, ¿no nos invitasteis?
- Sí, pero valía un eurito la invitación, que
estamos en Crisis.
- ¿Vosotros también?
- Pues claro, a ver qué os creéis. Tenemos mucha
deuda pública.
- ¿Y eso qué es, se come?
- No, eso quiere decir que nos hemos gastado más
de lo que teníamos.
- Ah, pero ¿eso se puede hacer? – les dijimos
nosotros, pensando que era una idea maravillosa, pero no, no lo era.
Los gnomos nos
explicaron que ellos habían pedido prestado el dinero, como nosotros hacemos
con el Pulpo, y ahora tenían que pagar los euritos y otros más que se llaman
intereses. Vamos, la ruina, pues cada vez tenían menos dinero y había muchos
gnomos en paro.
- ¿Y eso, por qué? – les preguntamos nosotros.
- Pues muy fácil. Como tenemos que devolver los
euritos, casi nadie tiene dinero para comprar cosas. Y los que vendían setas,
por ejemplo, ya no las venden y se quedan sin euritos, y no pueden pagar a los
que iban a recogerlas, que tampoco tienen euritos.
- Vaya lío.
- Sí. Cada vez hay más gnomos en paro que no
tienen euritos, y por eso cada vez se compra menos, y por eso hay todavía más
gnomos en paro sin euritos.
La cosa parecía lógica pero a nosotros,
los Koalas, nos pareció complicadísima, pues en algún momento nos liamos y nos perdimos en la explicación. Menos mal que
el Eleafntito nos los volvió a explicar.
- Cuando la gente, o los gnomos, trabajan y ganan
euritos les dan algunos al Estado.
- ¿Y ése quién es? – preguntó el Camello.
- El que manda.
- Ah, vale. Puedes seguir – le dijimos.
- Pues eso, Koalas, que esos euritos que se les da
al Estado se llaman impuestos. Con ellos se hacen los colegios y los hospitales
de los gnomos. ¿Lo entendéis?
- Sí, parece que sí.
- Pues por eso, como ahora no trabajan y no hay impuestos, los tienen que pedir prestado.
- Pero entonces le cobran más euritos – dijo el
Rinoceronte.
-
Sí, pero pueden tener colegios.
Y nosotros pensamos, aunque muy
bajito, que nos estaría mal un poco de Crisis en la Casita, pues así no tendríamos
al ornitorrinco todos los días obligándonos a leer y hacer cuentas.
- Sí, hombre, y vosotros todo el día durmiendo –
nos dijo Amparito a la que no se le escapa ni una, y aunque pienses bajito se
entera de lo que piensas.
- Jo, que sólo era un pensamiento – le dijimos.
- Ni hablar – nos dijo Ampalito con esa cara que
pone cuando no va a cambiar nunca jamás de opinión.
- Vaaaaaale – le dijimos nosotros haciéndole un
poco la pelota- Borramos lo de la crisis.
- Eso está mejor.
- Sí, pero a nosotros nos debéis un eurito – nos
dijo el gnomo.
- Anda, pero si nos habíamos olvidado de él.
- Pues nosotros no – dijeron de repente muchos
gnomos que salieron de los árboles cercanos.
No tenían cara de mucha amistad,
aunque no podemos poneros un foto pues, como son imaginarios como nosotros,
nunca salen en las fotos. Pero vosotros los tenéis que imaginar muy muy
enfadados.
- Nos debéis un eurito y los intereses de varios
años. Total…. Tres euritos.
- Contrariedad – dijo entonces el Camello – Mucha
contrariedad – pues no teníamos ni medio eurito entre todos y la cosa empezaba
a dar un poco de susto.
Menos mal que el pulpo andaba por
allí, y como él de mayor va a ser economista y banquero nos pudo prestar los
tres euritos para pagar a los gnomos. El problema es que los que teníamos
entonces deuda pública éramos nosotros con el Pulpo, y comenzamos a tener una
gran crisis económica, pues ya nadie quería comprar las bolitas de sueño que
hacíamos los Koalas o los besos de la Jirafita. Ni siquiera ya teníamos euritos
para pagar al Rinoceronte para que nos llevara por el pasillo.
Vamos, la ruina total
menos para el Pulpo, que se hizo un poco más rico hasta que Vicentito y
Ampalito decidieron cobrarle unos impuestos especiales e invirtieron esos
euritos en sacarnos de la crisis.
Pero esa es
otra historia y ya la contaremos algún día. Por ahora terminamos con un consejo
publicitario. Leeros nuestro libro, córcholis, que para eso lo hemos escrito, para salir de la crisis y ganar muchos euritos (aunque como somos imaginarios, nos han dicho que no tenemos que pagar impuestos, ¿es verdad?)
Besalú, Cadaqués, Vera; Agosto 2011
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