De nuevo
regresamos a Kawabata (todas las obras que comentaremos de él se encontrarán enlazadas aquí).
Y lo hacemos
con un libro anómalo, como en realidad es toda su obra. La fascinante narración
de un juego de go (una mezcla de ajedrez y damas) de las que desconocemos por
completo sus reglas y sin embargo seguimos con una pasión increíble.
Y es que el
go es sólo una metáfora de numerosos niveles, una cuasi arte marcial en donde
cada jugador juega más contra sí mismo que contra su adversario.
Una metáfora
de la vida en su plenitud (el adversario) y en la vejez, a las mismísimas
puertas de la muerte.
Una metáfora
sobre el antiguo Japón Meiji, lleno de reglas no escritas, feudal y
caballeresco pero lleno de una belleza que roza constantemente los límites de lo sublime, frente al moderno Japón que está emergiendo, basado en la
eficiencia y la victoria, mucho más árido y ya sin poesía.
Falsa
crónica de una partida real, la novela consigue transmitirnos las claves de la
civilización nipona y su ideología a través de un lenguaje a veces demorado
como los largos periodos de reflexión de los jugadores, a veces rápido, fugaz
como las jugadas hechas relámpagos.
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