miércoles, 1 de diciembre de 2010

COMIENDO EN EL SIGLO DE ORO (4). NOS VAMOS DE TAPAS. LOS BODEGONES DE PUNTAPIÉ.


Casi en todas las esquinas hay vendedores de comida guisada, y en grandes pucheros apoyados en trébedes la cuecen en la misma calle. Allí acuden las gentes para procurarse algunas habas, ajos, cebollas y un poco de cocido, en cuyo caldo remojan el pan. Los escuderos y las doncellas de las mejores familias comen también allí, pues en las casas de los señores no se guisa más que para los dueños
Condesa D'Aulnoy


En el Madrid Barroco existía la costumbre de comer fuera de casa. Para ello existían numerosas posibilidades
Los más elegantes (figones, y bodegones) se pueden encontrar en Mesón de Paredes (excelente la empanada de carne picada, especias picantes y almendras, que dio nombre a la calle); el figón de Lepre, donde come Quevedo; los mesones de la Miel, de los Huevos, de los Paños en la Cava Baja de San Francisco y del Caballero de Gracia; el mesón de la Herradura (lleno de soldados, jaques y bravucones en la calle de la Montera, y cuyo dueño era un famoso cómico de la época el fascinante Juan Rana ) ; el de la Media Luna, en la calle de Alcalá, y el mesón del Peine, en la calle de Postas.

Alejandro de Loarte (XVII)

Para los menos afortunados se encuentran los bodegones de puntapié, puestos ambulantes de comida y bebida que se instalan a ciertas horas en las esquinas más transitadas de la ciudad. (Se les denominó así, debido a que podían desmontarse de un puntapié en el caso de que los alcaldes, en su labor de inspección observaran algo ilegal y por lo tanto prohibido), En estos bodegones se puede degustar (según la hora), aguardiente y confitura de naranja, alguna olla y los sempiternos torreznos (muy habituales en el desayuno), así como las ya citadas vísceras… Todo el día se pueden degustar los populares buñuelos o unas empanadas rociadas de pimienta para disimular el hedor de la carne podrida.

Alejandro de Loarte (XVII)

Aquí tenéis uno de los bodegones más antiguos de España. Está en Sevilla, de 1670, y se llama el Rinconcillo.






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