El tapicero extendía una gran alfombra en la habitación donde habría de comer el rey (…)
Escoltados por la guardia y en orden riguroso de etiqueta , iban procesionalmente los funcionarios de la mesa real (…)
A la hora señalada salía el rey de su cámara, acompañado por su mayordomo semanero (…)
El trinchante semanero se lavaba las manos, se llegaba a la mesa de su majestad, desenvolvía la servilleta en la que estaba envuelto el pan, la tomaba por dos puntas y se la ponía en el cuello, cortaba el pan (…)
Con la misma ceremonia iban a la cocina el mayordomo semanero y sus acompañantes, que recibían los alimentos de manos del cocinero real (…)
El ropero tomaba las fuentes y le servía al rey agua para lavarse las manos (…)
Ya sentado el rey en la mesa, servíanles el panetier y el trinchante, mientras el mayordomo permanecía a su lado en pie, con el bastón de mando. Pronto a la menor señal estaba el copero, para servirle una copa al rey. No era una operación sencilla, pues había que tomar la copa del aparador, donde el sumillier de la cava la tenía dispuesta y tapada. El sumillier se la entregaba y la descubría ante el médico, y el copero, volviéndola a tapar, la llevaba ante el rey, escoltado por los maceros, y el ujier de lasa se la servía doblando una rodilla en el suelo, a la vez que sostenía un platillo debajo de la copa, mientras bebía el soberano, para evitar que se le cayera ni una sola gota. Hecho esto, volvía el copero a depositar la copa en el aparador, y el panetier acudía con una servilleta para que el monarca se limpiase los labios.
Tomado de Deleito Piñuela. El rey se divierte
Interesantísimo.
ResponderEliminarAnoto el libro, además.
Un saludo.