viernes, 15 de julio de 2011

Más Picaresca en Sevilla (2) La Cárcel Real y las Gradas de la Catedral

EnlaceYa hablábamos hace tiempo de El Baratillo de Sevilla (mercado de objetos rtobados) y el famoso Compás de la Laguna (uno de los burdeles más grandes de toda Europa) pero hay otros lugares de mala vida y picaresca en la capital marítima del Imperio.
Una de estas zonas eran las gradas de la Catedral que aprovechaban la proximidad del templo para poder refugiarse en sagrado (como ocurría en Madrid en San Ginés), siendo un lugar de comercio y, por tanto, también de todo tipo de truhanes que obligaría al propio Felipe II a la construcción de la Lonja de Mercaderes.


Éstas gradas se comunicaban con el Baratillo a partir de un pequeño portillo, que aún se conserva


Aquí se apalabraban los distintos negocios, como nos cuenta Cervantes en "Rinconete y Cortadillo"


Volvió la hoja Rinconete, y vio que en otra estaba escrito:
MEMORIA DE PALOS
Y más abajo decía:
Al bodegonero de la Alfalfa, doce palos de mayor cuantía a escudo cada uno. Están dados a buena cuenta ocho. El término, seis días. Secutor, Maniferro.
-Bien podía borrarse esa partida -dijo Maniferro-, porque esta noche traeré finiquito della.
-¿Hay más, hijo? -dijo Monipodio.
-Sí, otra -respondió Rinconete-, que dice así:
Al sastre corcovado que por mal nombre se llama el Silguero, seis palos de mayor cuantía, a pedimiento de la dama que dejó la gargantilla. Secutor, el Desmochado.
-Maravillado estoy -dijo Monipodio- cómo todavía está esa partida en ser. Sin duda alguna debe de estar mal dispuesto el Desmochado, pues son dos días pasados del término y no ha dado puntada en esta obra.
-Yo le topé ayer -dijo Maniferro-, y me dijo que por haber estado retirado por enfermo el Corcovado no había cumplido con su débito.
-Eso creo yo bien -dijo Monipodio-, porque tengo por tan buen oficial al Desmochado, que, si no fuera por tan justo impedimento, ya él hubiera dado al cabo con mayores empresas. ¿Hay más, mocito?
-No señor -respondió Rinconete.
-Pues pasad adelante -dijo Monipodio-, y mirad donde dice: MEMORIAL DE AGRAVIOS COMUNES.
Pasó adelante Rinconete, y en otra hoja halló escrito:
MEMORIAL DE AGRAVIOS COMUNES.
CONVIENE A SABER: REDOMAZOS, UNTOS DE MIERA, CLAVAZÓN DE SAMBENITOS Y CUERNOS, MATRACAS, ESPANTOS, ALBOROTOS Y CUCHILLADAS FINGIDAS, PUBLICACIÓN DE NIBELOS, ETC.

Muy cerca de ella se encuentra la Cárcel Real de la calle Sierpe. Allí fue llevado Cervantes (1597-1602) por un problema con el dinero recaudado de impuestos (¿o sería por su supuesta ludopatía?).


Era un lugar de numerosos sobornos y prevaricaciones en donde se recibía a las concubinas o se traficaba con favores. Incluso su pozo negro no se limpiaba muy a menudo y en ocasiones éste sirvió para comenzar dentro de él motines.
Por él pasó Mateo Alemán. Fueron famosos Domingo Tiznado, Gayón (inventor de tipo de cuchillada), Escamilla, Álvarez Soria (el truhán-poeta)


Sobre estos solares se levantaba la famosa cárcel de la calle Sierpe

Os dejo un fragmento de Venganza en Sevilla (Matilde Asensi) para que la podáis conocer

Entramos por el corredor. Allí era todo muy grande (...). Lo que propiamente resultaba ser la prisión no consistía tanto en celdas o calabozos como en ranchos, o lo que es lo mismo, lugares en donde se hacinaban trescientos o cuatrocientos presos separados por mantas viejas que colgaban de luengas cuerdas (...)
- Pardiez, ¿Cuántos reos tiene esta prisión?
- De mil a mil ochocientos según el momento del año.
Y, ¿qué decir de la presencia de las mujeres? No menos de trescientas mancebas de vida distraída zanganeaban por allí, llevando jarras de vino y asistiendo a las partidas de naipes como entretenidas con sus galanes. El lugar era sucio y lúgubre, y olía muy mal, a pozo de excrementos y animales muertos (...) Sentí temor de andar por allí, entre aquellas gentes de tan mala calidad, y me acobardaban los gritos, las voces malsonantes y amenazadoras, el barullo brutal


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