Si mil novecientos ochenta y cuatro exploraba cómo la tecnología puede convertirse en una forma de control de la población a través de la propaganda, un mundo feliz retoma la idea de los avances científicos en este caso biológicos y psicológicos para llegar al mismo punto.
El control que tiene sobre las distintas frases del proceso de incubación de los embriones convierte a las personas en distintos grupos sociales con distintas características y un futuro distinto desde los Alfas directores a los deltas y epsilon puros obreros mecánicos.
Esto se combina con una idea radical de condicionamiento a través del subconsciente y del sueño que introduce ideas en la gente en función de sus rango social ideas que constituyen el núcleo ideológico del sistema . Es una educación a niveles brutales de la que es casi imposible salirse.
Para terminar de cerrar el círculo se inventa una química para evadirse, para huir. Es el soma, la droga perfecta que te permite bajo un control sumamente estricto evadirte del mundo y buscar tus propias fantasías sin efectos secundarios ni apenas para la salud.
En este mundo en donde todo por tanto ser feliz solamente hay algunos ladrillos que no encajan del todo especialmente los que viven en reservas y mantienen aún las características tradicionales de la sociedad es antiguas esos son los que van a empezar a crear el caos.