El libro comienza con el famoso puñetazo que le propinó Mario Vargas Llosa a Gabriel García Márquez que rompió definitivamente su amistad, e intenta dar una versión (posible) sobre las causas de ese desencuentro.
Pero lo importante no es eso. Realmente muy pronto nos deja de importar la explicación del puñetazo pues Bayly nos invita a entrar y vivir la vida más cotidiana de todos los grandes genios del Boom y asomarnos a su literatura desde sus orígenes.
Realmente todo un culebrón de amores, traiciones, medio incestos, cuernos, celos, juergas, admiraciones y envidias de las dos familias de los futuros Nobeles que son el centro de toda una galaxia de genios comandados por el fascinante personaje de Carmen Bacell, representante de ellos.
En un espectacular trabajo de documentación (hasta para saber de sus ataques de hemorroides o sus más ocultas supersticiones) Bayly nos presenta todo el universo artístico que habitó en la Barcelona de los 70 y que difícilmente volverá a producirse (en cantidad y calidad): Carlos Barral, Juan Marse, Picasso, Neruda, Sabina, José Sacristán, Cortázar, Peri Rossi, Jorge Edwards, Asturias...
El libro también es una lectura perfecta para los que opinan que el autor (como persona) es por completo deslindable al autor (como genio) que escribe o pinta. La Cuidad y los Perros o Cien Años de Soledad son demasiado grandes y autosuficientes como para empañarse con las miserias personales de sus escritores (las pulsiones venéreas, sin apenas respeto a sus mujeres, de Vargas Llosa; o la fidelidad perruna de Gabo a la dictadura de Fidel Castro, mucho más allá del primer deslumbramiento)
Como dicen los propios personajes, dentro de unos cuantos años estas vicisitudes personales se habrán por completo olvidado y sólo quedarán las obras y todas las posibles lecturas, las antiguas y las nuevas, que harán sus lectores.
Bayly lo sabe y nos invita a enredarnos en el culebrón pero no le demos más importancia que el puro cotilleo, su humor e ironía son tan formidables que nos lo permite
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