Una vez más
regresamos al autor italiano, uno de los verdaderos padres de la posmodernidad.
En este caso
es uno de los volúmenes que componen lo que más tarde se llamó Nuestros
Antepasados Ilustres.
La novela,
breve pero intensa, no puede tener un elenco de personajes más variado: un valiente
y heroico guerrero que es una mujer, un escudero que es lo que ve y tanto se
cree agua como cabra, un noble sin pasado que lo busca incansablemente, una
monja escritora que no lo es tanto, un joven ardiente que intenta justificar su
existencia en sus anhelos, unos budistas
caballeros del Grial, un Carlomagno que ya en nada cree… y, por supuesto, un
caballero inexistente que no existe bajo su armadura.
Con estos
ingrediente, Calvino consigue una aventura cuasi artúrica de dragones,
princesas, batallas campales … que en el fondo no lo es. Pues en la novela
(adelantando muchas de las ideas que luego se desarrollarán en Una noche de
invierno, un viajero…) nada es lo que parece y la historia se convierte en un
verdadero tratado sobre el ser y la apariencia, sobre el ansia de ser, sobre
los problemas de lo que somos o querríamos ser. La radiografía de ese concepto
tan típico de la modernidad conocido como individuo (o personalidad), que la
posmodernidad ha destrozado con sus estudios culturales, sus teorías de género,
los ciber…
Y es que una
vez más Italo Calvino se adelantó al pensamiento débil, sin certezas a la que
agarrarse (pues Derrida o Deleuze nos las destrozaron), tan típico de nuestra
época, y sus personajes son perfectamente líquidos antes que Ziugman imaginara
el término.
Un mundo tan
estrictamente codificado, como el medieval, con todos sus conceptos de honor,
guerra, amor, reglamentos, limpiezas de sangre o antepasados, es el campo de
juego de estos personajes híbridos, verdaderamente impuros, que sólo sobreviven
a través de un esfuerzo titánico de voluntad, la gran esperanza que nos queda a
los hombres para poder seguir construyéndonos pese a todo.
Una lectura
espectacular, tan leve o profunda como el autor quiera, pues hasta en esto
Italo seguía las ideas de la Opera Aperta y el poder del espectador en lacreación de la obra de arte
OTROS LIBROS DE ITALO CALVINO
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