sábado, 28 de diciembre de 2024

Sepúlveda. Un viejo que leía novelas de amor


El viejo Bolívar Proaño devora las novelas de amor que le trae el dentista Rubicundo Loachamín en sus visitas a este rincón olvidado de la selva ecuatorial poblado de buscadores de oro, campesinos sin futuro, estúpidos politicastros y tigrillos asesinos.

Hace tantos años que habíamos leído la novela que casi la habíamos olvidado por entero , y apenas quedaba su portada naif, casi del aduanero Rousseau.
Tal vez, incluso, alguno de nosotros la había mezclado con otras historias de Buendías, de Pantaleón y Visitadoras, de Maqrol subiendo ríos y envuelto en una tristeza cada vez peor.

Ahora, sin embargo, sorprende su mensaje ecologista, incluso nativista, y enamora de nuevo ese viejo hecho a si mismo que, en su busca del tigrillo, parece realmente un viejo en el mar cubano que tiene que hacer justicia poética en medio de un lenguaje bellísimos.

Solsona



                                     ÍNDICES DE NARRATIVA

miércoles, 25 de diciembre de 2024

Mi vida contada por otros. Las geografías del deseo y la nostalgia (Sabrina)

 Cómo haré  mañana

de dónde sacaré la fuerza y el olvido para tomar distancia de esta orografía

de esta comarca en paz, de esta patria ganada        

apenas y a penas   

        

El amor, las mujeres y la vida (Mario Benedetti)


Luis o Luis


                                                ANIMA MUNDI

sábado, 21 de diciembre de 2024

El libro del sábado. Olga Ravn. Los empleados

Comienza siendo un informe. El de una serie de entrevistas a los empleados de la nave seis mil,  que dejó atrás la Tierra y ha encontrado un nuevo planeta.

Comienza siendo una nueva Membrana que pasa revista a una serie de confusos objetos que se encuentran en la zona de extrañeza entre lo vivo y el objetos. Seres que tienen temperatura, olores y extraños sonidos. Serán ellos los que comiencen a hacer girar la historia.

https://stenhuggeri.nu/kunstner-lea-guldditte-hestelund/ (Visiténla aquí, pues sus obras influyeron decisivamente en la autora)

Entraremos entonces en un nuevo Solaris. Los informes comienzan a analizar cómo los habitantes de la nave se relacionan con los objetos/seres y qué va produciendo esta relación. 

La vida en la nave empezará a quebrarse, en especial la convivencia entre humanos y unos humanoides (que parecen humanos sin serlo) creados de forma artificial, pues los primeros tienen recuerdos de una lejana Tierra que los seres/objetos comienzan a alborotar.

Y llegamos entonces a 2001, una Odisea en el espacio... que el lector deberá conocer a su tiempo.


La novela es magnífica, adictiva.

Es una obra múltiple que nos puede servir para reflexionar sobre alguno de los temas cruciales de nuestra actualidad, como el de la IA, sus maravillas y sus amenazas en esos humanoides que son como nosotros siendo superiores a nosotros. ¿Qué nos separa de ellos? ¿Acaso el sexo que ellos no tienen, los sentimientos de pérdida y nostalgia?

Un paso más allá  están los seres/objetos encontrados en el espacio. Frente a ellos las preguntas se vuelven vertiginosas acerca de lo que está vivo o no, colocándonos en un precipicio mental pero también moral.

Pero, ante todo, Los Empleados es una novela que critica las condiciones laborales. Como un Dickens del XXI nos habla del trabajo como un pozo sin fin que captura todas las energías del hombre hasta agotarlo por completo, convirtiéndole en su siervo.

Por lo menos a mi me ha tocado profundamente, acaso por mi propia situación en la que, por segunda vez en mi vida, he encontrados los malos jefes ... que de veras existen.

Me ha herido esa sensación de fatiga de los trabajadores humanos que ya no creen ni en su empresa ni en sus dirigentes, y comprenden cuanto de absurdo postureo tienen esos dirigentes que simulan (sólo hacen eso) dirigirlo todo.

Acaso, incluso, puede ser también mi pronta llegada a la vez frente a esas nuevas generaciones que entiendo tan poco con los humanos a los humanoides. Jóvenes maduros que, en algunas ocasiones, se muestran tan empoderados como fatuos, enseñándote tu trabajo como si tuvieran la sabiduría absoluta de los nuevos mesías, mientras que muchos de los dirigentes, aquejados de un profundo síndrome de Peter Pan, los ensalcen y aplaudan mientras castigan a los que mantienen un sentido crítico, menos empático y cuqui, pero también más comprometido y ético.

Cansancio. Un terrible cansancio que va rompiendo paso a paso todos compromisos con la misma empresa que uno ha colaborado con su esfuerzo a levantar

Lucas Corralejo



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jueves, 19 de diciembre de 2024

Bacanales. El mito, el sexo y la caza de brujas. Pedro Ángel Fernández Vega (los jueves pensamos)

Las Guerras Púnicas (en especial la segunda en la que Aníbal paseó impunemente por el territorio italiano durante años) generaron todo un nuevo rumbo para la historia de Roma, que, tras estar a punto de desaparecer, consigue renacer y convertirse casi inmediatamente como un imperio al invadir la zona griega.

Será el momento en donde la plebe acudirá en masa a las ciudades a la vez que se crea toda una nueva economía esclavista cambia las condiciones sociales y económicas, y la cultura griega se va progresivamente imponiendo por una doble vía (las ciudades de la Magna Grecia y la conquista de la zona continental griega de la que llegan miles de esclavos helenos).

Los cambios sociales traen también otros políticos en donde se busca un nuevo encaje de las tradiciones y poderes romanos a las nuevas situaciones, con especial atención a los plebeyos, cada vez más numerosos y deseosos de espectáculos y alimentos. Será el comienzo del panem et circenses y los triunfos, muchos de ellos pagados por los propios generales victoriosos, pero también de otros tipos de control, como la religión que se emparente cada vez más con el poder.

Frente a todo esto, religiones mistéricas como las báquicas suponen un peligro por sus integrantes plebeyos y esclavos que buscan salidas a su situación.

Son lugares de pérdida de control de los patricios, y por ello progresivamente eliminadas.

Este libro es la historia de estas prohibiciones, de sus motivos confesados y de todos los inconfesables. Es la historia de cómo crear un relato e imponerlo a la ciudadanía para que termine apoyándolo como si fuera propio. Un maravilloso desvelamiento de todo tipo de mecanismos políticos para conseguir unos objetivos tan maravillosamente contados que se lee como una novela negra... de la que se sabe el final, y mientras lo hacemos vamos comprendiendo ... muchas de las políticas actuales.


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martes, 17 de diciembre de 2024

COSAS DE ROMANOS. Un triunfo

Balbo salió de la Villa Pública, edificio estatal para alojar a los embajadores alzado tras las murallas y el Campo de Marte, y de la vía Triunfalis, iniciando el fastuoso desfile frente al templo de la diosa Felicitas. Al pasar junto a mi tribuna contemplé al vencedor, quien exhibía una coraza de plata con imágenes de Hércules, el patrono de Gades, y los símbolos del Triunfo: la cara tintada de rojo, los indumentos del mismísimo Júpiter, o sea, la brillante capa escarlata, el paludamentum distintivo de un procónsul romano, y una estatuilla de oro con su genius particular, mientras recibía la salva de sus legionarios y de la plebe con el brazo alzado.

(...)

—Balbus victor! —lo aclamaban—. Balbus imperator! Lo acompañaban sus dos legiones vencedoras y a la que yo pertenecí, la Augusta, ante cuyo lábaro incliné la cabeza con lágrimas en los ojos. Lo seguían el rey Juba de Mauritania, el gran aliado de Roma en el territorio, con sus jinetes númidas, los arúspices del Palatino, las seis vestales y los flamines o sacerdotes de Minerva y Ceres, con los litus en sus manos. Un coro multitudinario de músicos y danzarinas rodeaba los thensae, los carromatos que transportaban las efigies amarfiladas del panteón romano, y grandes cartones pintados apresuradamente con los nombres y las imágenes de las gentes bárbaras vencidas, así como las ciudades tomadas al enemigo que yo conocía por mi estancia en Cirta: Tabudium, Gemella, Thuben, el monte y el río Níger, el río Dasibari, Debris y Garama y las riquezas que producían. Bajo el frontal de carruaje de Balbo, tirado por caballos blancos, se oía el tintineo de un falo de plata para prevenir al vencedor de los malos espíritus. Mi victorioso patrono lucía sobre su cabeza una corona de laurel y se vestía con una túnica bordada con palmas de oro, la túnica palmeta, y una ostentosa toga púrpura de Bozrah, bordada con estrellas doradas: la sacra toga pacta. —Io triunfe! ¡Salve, oh triunfo! —lo aclamaban los legionarios. Lucio Balbo saludaba sonriente a la oleada humana, concentrada en foros, esquinas y vicus, mientras sostenía en una mano un cetro de marfil, el imperium, y en la otra una frondosa rama de laurel. Montado en el carro, tras él, iba un esclavo que sujetaba por encima de su testa la corona de oro de Júpiter, mientras le susurraba al oído: «Mira hacia atrás y recuerda que eres mortal». 


(...)

Tras su rueda se movían unos carromatos adornados de guirnaldas con el espectacular botín amasado en los asaltos a los poblados garamantas, sobre todo de gemas, diamantes, oro, joyas desvalijadas al enemigo, armas, imágenes pintadas en pancartas con las batallas libradas y miniaturas en madera y cartón de las fortalezas asaltadas y destruidas. El gentío rugía de fervor hacia el triumphator, y los veteranos, de viejas cicatrices y voces roncas, seguían cantando himnos castrenses y distribuyendo monedas entre la marea humana. A los legionarios se los veía exultantes, pues recibirían diez mil denarios como recompensa y el doble los comandantes. Habían sustituido sus armas por laureas que balanceaban en sus manos mientras cantaban las excelencias de su general triunfador. Una reata de esclavos nubios tiraba de unos carretones con jaulas donde los reyezuelos capturados y los caudillos de los pueblos del desierto miraban cabizbajos y sobrecogidos a la plebe. Los aguardaba la muerte. El vulgo les arrojaba inmundicias y los insultaba, recordando los feroces asaltos a las ciudades de la costa africana donde se habían perdido muchas cosechas de trigo, imprescindible para la manutención de la gran holgazana: la plebe de Roma. Los seguían los toros blancos que se sacrificarían ante el Capitolio, coronados de flores y con los cuernos pintados con pan de oro, junto a los trompeteros del Senado y los danzarines capitolinos que bailaban danzas arcaicas al son de las flautas y tamboriles. Las tribunas del Foro se hallaban atestadas con los cargos públicos, los invitados más ilustres de la República y los embajadores de Capadocia, Pérgamo, Tiro, Gades y Laodicea acomodados en sillas de marfil y bajo un dosel anaranjado de seda que aliviaba la resplandeciente luminosidad.

(...)

Después resonaron como truenos los timbales de guerra y las tubas de los legionarios, entonando el himno de Marte. Cientos de palomas volaron asustadas por encima del friso del templo, instante en el que fueron separados del cortejo los prisioneros y rehenes africanos, quienes fueron conducidos a la cárcel del Tullianum, donde serían estrangulados y arrojados sus cadáveres a las Gemonias del Tíber. Era la norma aceptada que no admitía la misericordia y Balbo no haría ninguna excepción. Llegados al templo de Júpiter, fueron sacrificados los toros en una gran hecatombe ante el padre de los dioses. Balbo Minor bajó del carruaje de caballos blancos y subió los escalones del santuario de rodillas, para manifestar su humildad. Había cumplido cincuenta y cuatro años y mi patrón se hallaba en el cénit de su gloria, aunque recitaba: «Nada soy ante los dioses inmortales». El victorioso se cubrió la cabeza con el manto escarlata y rezó contrito ante la estatua sedente de Júpiter Óptimo Máximo, como habían hecho muchos generales romanos antes que él. El pueblo contemplaba al hispano, eufórico por contar con un estratega de su calibre, y lo ovacionó con largueza. Después, el Senado, los altos funcionarios, magistrados, familiares, vestales e invitados del Estado participaron en un suntuoso banquete en el mismo Capitolio. Merodeé por sus salas para intentar descubrir a Valeria, pero allí no se encontraba, ya que a las mujeres no les estaba permitido participar. Abandoné el santuario decepcionado y busqué a algún amigo conocido.

(...)

Mientras tanto, el pueblo romano y los soldados de las legiones fueron agasajados en grandes mesas que se ubicaron en el Foro y en el Aventino, donde sobraron la comida, las diversiones y el vino; y post meridium se celebró un espectáculo de carreras de cuadrigas en el Circo Máximo que complació a la ciudadanía. Roma se divertía y saciaba su hambre a costa de Lucio Cornelio Balbo.


El jardín de las vestales (Jesús Maeso de la Torre)


sábado, 14 de diciembre de 2024

El libro del sábado. Delibes. El disputado voto del señor Cayo



La obra, en algunos aspectos, no ha envejecidos muy bien y a veces su estructura chirría por ingenua o evidente.

Sin embargo, su núcleo central, las conversaciones con el señor Cayo, el propio personaje, es uno de los más conseguidos de toda su obra por lo que tiene que loa a la vida rural desde uno de sus últimos representantes

También es interesante (para la perspectiva actual) cómo se entiende el ecologismo y cómo se aborda la llamada ahora España vaciada.

Por ello, aunque especialmente el comienzo y el final han perdido mucha verdad desde su creación, el resto de la obra me ha vuelto a gustar después de tantos años en esta historia de política y vida rural, de un mundo que desaparece frente a otro que está naciendo en ese mismo instante, el de la Transición española

Luis o Luis



                            ÍNDICES DE NARRATIVA

jueves, 12 de diciembre de 2024

JUAN ESLAVA GALÁN. AMOR Y SEXO EN LA ANTIGUA GRECIA (Los jueves pensamos)


Un encantador recorrido por el amor, el sexo, el matrimonio, las filias, la prostitución de las hetairas, la homosexualidad, la pederastia, el papel de la mujer..., dirigido por la mano de Eslava Galán que tanto sabe y mejor aún sabe contar.

Sin entrar en moralidades (ni de una ideología ni de la contraria) que a veces empañan buenos trabajos , nos habla de una forma de entender la vida, la belleza y el placer que tiene contactos con nosotros pero también profundísimas diferencias, pues a la vez que ponían la homosexualidad en plano de igualdad con la heterosexualidad, sus relaciones con efebos en un espinoso proceso de aprendizaje la acercan muy peligrosamente a la pederastia.

Nos explica también el papel de las hetairas, más cercanos a las geishas que a simples prostitutas de lujo, así como de los consoladores utilizados sin rubor y ampliamente representados en la pintura de sus vasijas.

Y además: maquillajes, homosexualidad femenina, el léxico sexual que los romanos heredaron, relación entre sexo y poder (entre lo activo y lo pasivo), obras teatrales, matrimonios y amantes...


lunes, 9 de diciembre de 2024

Cosas de griegos: procesiones y sacrificios

Las procesiones eran una parte esencial de la vida griega . La procesión sacrificial mostraba a todos el valor de la víctima y la piedad del sacrificante (fig. 8); la procesión nupcial hacía pública la naturaleza oficial del matrimonio e, incluso, durante más de medio milenio, una procesión anual mantuvo viva la memoria de aquellos que habían caído en la batalla de Platea en 479 a.C. Las procesiones que llevaban una estatua divina formaban parte, con frecuencia, de festivales de inversión de roles , pero también podían servir para acentuar el orden establecido, com o cuando, una vez por año,

(...)

 Las procesiones eran el contexto idóneo para hacer demostraciones simbólicas sobre cuestiones jerárquicas y de status, pues solían atraer gran cantidad de público. Por ejemplo, durante la procesión sacrificial de las Panateneas, las colonias atenienses y los aliados tenían que desfilar con una vaca y una panoplia, las hijas de los me-tecos atenienses debían llevar las sombrillas de las ciudadanas y los me tecos adultos cargaban con los objetos para el sacrificio. Las co lonias, además, tenían que contribuir con un phallus a la procesión de las Grandes Dionisias ’.

(...)

Aunque el ganado mayor fuera, en general, lo más apreciado çara el sacrificio, la oveja y la cabra eran los animales más usuales . La principal excepción a esta regla era Hestia (la diosa del hogar [de la ciudad]) que normalmente recibía un sacrificio preliminar, normalmente de poco valor, y Deméter, que recibía un ¡echón. En la cerámica ática, también se suele asociar a Dioniso con el cerdo. La contaminada Ilitía , el cruel Ares  y la temible Hécate recibían perros como víctima sacrificial; la amable Afrodita, pájaros y el lascivo Príapo, pescado . Es verdad que las excavaciones arqueológicas documentan el sacrificio de perros a Apolo en Dídima, pero esto quizá se deba a la influencia de Asia Menor, pues tanto los hititas com o los lidios comían con gusto carne de perro31. La mayoría de los dioses, por tanto, recibían ganado, ovejas y cabras, mientras que aquellas divinidades que estaban en relación con lo impuro o se encontraban al margen del orden social recibían animales no comestibles o baratos.


Rito y religión



COSAS DE GRIEGOS


sábado, 7 de diciembre de 2024

Ismailov. La historia del prodigioso Yerhzán

La estepa es la nada, la llanura infinita cubierta de nieve o calcinada por el sol. Es el lugar del viento que levanta nubes de polvo, la casa de los postes de la luz que componen pentagramas.

Este escenario que se encuentra entre la locura y el milagro, Ismailov coloca su novela para hablar de miseria y tercera guerra mundial.
Sus personajes son aquellas gentes que vemos unos segundos desde la ventanilla del tren, una verdadera continuación del paisaje, que tienen sueños y pesadillas, se fascinan por la música o se dejan arrastrar por una rutina de clima y trenes que recorren la nada.
Junto a sus burros y camellos crean sus propias mitologías, repiten sus costumbres, mientras a su lado la energía y y los ensayos de las bombas nucleares estallan con precisión y lógica, como un efecto meteorológico, algo que hará de la URSS, esa entelequia en medio de la nada, más poderosa que los propios yankis.





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lunes, 2 de diciembre de 2024

LA REVUELTA ESPARTAQUISTA

 













Debió de ser indescriptible… La agitación, la confusión… Empezó con los marineros, la flota había estado inmovilizada en los puertos, Kiel y Wilhelmshaven, sin hacer nada durante años; la comida era pésima, la disciplina muy dura. Entonces se enteraron de que tenían que zarpar para una última batalla contra los ingleses, y ese mismo día de noviembre se rebelaron, apagaron las calderas y marcharon hacia las ciudades. Fue como una cerilla en hierba seca, ¿sabes?; la gente estaba agotada, cansada de la guerra. La revuelta se extendió a los obreros, al ejército; en todas las ciudades había multitudes en las calles, marineros con fusiles y brazales rojos, mujeres que gritaba desde las casas… Fue toda una revuelta de los trabajadores contra el orden establecido. Y, por supuesto, ¿quiénes eran los símbolos del gobierno del Káiser? Los oficiales. ¡Y la gente se puso a perseguir oficiales por las calles y a arrancarles las charreteras! »

Bueno, creo que eso no es tan importante para un norteamericano. Para un oficial alemán, esas insignias sobre sus hombros representan… no podría explicártelo…, lo representan todo: su país, su honor, su lugar jerárquico en el mundo… Las charreteras tienen, ¿cómo podría decirlo?, una importancia mística. Todos saludan al hombre con charreteras de mayor graduación. Recuerdo que, cuando yo era pequeño y paseaba con mi padre por la Unter den Linden, todos los hombres de uniforme le saludaban… »

Pues bien, imagínate ahora a mi hermano menor, con dieciséis años, de cadete del colegio militar y paseando por la calle con otro cadete, cuando de pronto se ve rodeado por una multitud, soldados y marineros desertores y mujeres de las fábricas, que se apodera de ambos muchachos, los derriba, los patea y les arranca las charreteras del uniforme y les grita insultos de toda clase. »¿Puedes imaginar cómo se sentirían? ¿Cómo detestan ahora todo lo que tenga que ver con obreros y banderas rojas, bolchevismo o socialismo? »

Bien, ¿qué sucede mientras tanto? El país está sumido en el caos. El Káiser escapa a Holanda. Karl Liebknecht proclama un sóviet alemán. Los socialdemócratas proclaman una república. La gente se dispara entre sí desde las barricadas. Nadie sabe qué está ocurriendo. Los grupos espartaquistas de Liebknecht, los verdaderos comunistas, desfilan por las calles, toman edificios públicos. Es una revolución. Y, como te he dicho, al pueblo alemán no le gustan las revoluciones, ni siquiera a los socialistas. No le gusta que los obreros asalten las tiendas y disparen en las calles. ¿Qué hizo entonces el gobierno socialista? Llamó al ejército. »Bien, el ejército volvía de Francia, volvía ordenadamente, a la zaga de sus oficiales; pero también había sido contaminado por la revolución. Las filas estaban llenas de Soldatenräte (no sé cómo los llamáis vosotros, son una especie de comisarios, soldados) que trataban de quitar la autoridad a los oficiales, hacer elecciones… ¿Puedes imaginártelo, elecciones en el ejército alemán? 

Bien, el gobierno quería tropas de confianza; en otras palabras, tropas que hicieran fuego contra otros alemanes, contra sus excompañeros, contra los Soldatenräte, los marineros… ¿Dónde podía encontrar tropas de confianza? La mayoría de los hombres que regresaban de Francia no quería disparar contra nadie, y menos contra otros alemanes. Querían irse a sus casas y eso es lo que hizo la mayoría, no bien volvieron del otro lado del Rhin.

(...)

“El ejército es una segunda familia”. Unos habían sido soldados durante tanto tiempo que no sabían sentir otra cosa. Otros trataron de volver a su casa, no pudieron encontrar trabajo, no pudieron soportar la vida tranquila, quizá necesitaban las marchas y los cañones, la compañía de los otros soldados y la emoción… Y otros, como mi hermano menor, furiosos porque la guerra había terminado, querían tener la oportunidad de luchar por su país, quizá porque les habían arrancado las charreteras… »Bueno, lo que sucedió fue que formaron un montón de cuerpos privados de soldados. El Freikorps. Ejército-independiente. Una antigua expresión que viene de las guerras contra Napoleón. Todo el que podía encontrar algún dinero y hombres que lo siguieran, generales, coroneles, un capitán de la marina, tenientes, hasta unos pocos sargentos, lo hacía. Y el Alto Mando les permitió que tuvieran uniformes, fusiles, municiones, ametralladoras, algunos cañones y carros blindados. El Landesjädgekorps del general Maercker fue el primero; lo enviaron a Weimar para proteger a los profesores y políticos que estaban redactando una nueva constitución. Aquí, en Berlín, hubo intensos combates, los de la Guardia Montada mataron a Liebknecht, mataron a Rosa Luxemburgo, le abrieron el cráneo con la culata de los fusiles y la arrojaron al canal… Terminaron con los espartaquistas».

(...)

Los muchachos vieron cosas terribles. No había trincheras. Luchaban en las calles, irrumpían en las viviendas colectivas de los obreros, disparaban desde los tejados, en los patios actuaban pelotones de fusilamiento… No tomaban prisioneros, simplemente los ejecutaban. Entonces, el chico tenía diecisiete años. Lucharon aquí, en Berlín, lucharon en Múnich, lucharon en Silesia y, después, regresaron a Berlín y trataron de hacer una revolución propia, el llamado «golpe de Kapp», para derribar la República de Weimar. No funcionó. Ocuparon Berlín, pero los obreros se lanzaron a la huelga general. Todo se detuvo. No había trenes, ni autobuses, ni electricidad… nada. El Alto Mando dio marcha atrás, el doctor Kapp y los generales que lo apoyaban huyeron en avión a Suecia, y la Marinebrigade Ehrhardt se retiró otra vez.

Una princesa en Berlín (Arthur R. G. Solmssen)

domingo, 1 de diciembre de 2024

IMÁGENES PARA EL SEGUNDO EXAMEN

 

                                      Territorios cedidos en el tratado de Brets Litovst


                                     Discurso de Trotsky ante el Ejército rojo


Lenin, Stalin y Trotski


Los felices 20


Hiperinflación alemana 

Mussolini y camisas negras


Incendio del parlamento alemán


Expansionismo alemán anterior a la guerra

Holocausto Judío