martes, 7 de enero de 2025

José Antonio. El cimienzo del mito

 Comienza la ceremonia más inverosímil de la Historia contemporánea de España. El mayor culto a un político fallecido en la Europa occidental en lo que va de siglo. Van a ser 467 kilómetros recorridos al paso marcial de la Falange. Un paso, otro, silencio, temblor de cirios y luceros, rumor de hojas secas pisoteadas. Serán once días y diez noches caminando a la intemperie, con el cuerpo del Profeta siempre a hombros, bajo los rigores de este otoño con muerte y hambre enmascaradas de Victoria. Diez noches y once días a pie bajo el frío, la escarcha, el rocío, la lluvia y el viento gélido de la madrugada. Un camino místico, espiritual. Desde la arena fina del Mediterráneo hasta la piedra dura de El Escorial, morada de reyes, sepulcro imperial. Durante el traslado encenderán hogueras nocturnas y entonarán letanías diurnas. Pasarán por trincheras aún abiertas. Los labriegos se asomarán a la vera del camino. Los pueblos se emocionarán al paso del joven mártir y sus santas reliquias. Yo lo vi pasar, yo lo cargué sobre mis hombros, yo dije joseantoniopresente delante de él muerto y redivivo. Yo y Él: lo único que precisa toda fe. Nosotros: lo único que tolera este

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Que joseantonio sea una idea, no ya un hombre. Que esa idea, ese símbolo ahistórico, pueda deformarse o silenciarse. Desactivarse.

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Hoy, José Antonio vive. Pervive. Eso también lo quieren recalcar: Que el Fundador está en el cielo, pero su credo de redención permanece, inquebrantable, en la tierra.

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Sin gritos, sin proclamas. La orden es clara: Grave seriedad y sobrio silencio. El que alborota no siente; hace política, y es, por tanto, un farsante más en la desacreditada fauna de murmuradores y revoltosos de la España decadente que es preciso borrar. Eso han mandado. Por eso solo se oye el rumor de las plegarias y el ras ras, ras ras, de las

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suelas contra el asfalto. Un paso rápido y firme, vibrante y seco, procesional, militar. Un paso, literalmente, detrás de otro, sin avanzar más que esos treinta centímetros de un zapato. Un andar lento, grave, solemne. Majestuoso. Como de legionario romano. Un andar que empequeñece, que deja estático el afuera y aleja toda idea de progreso. Un millón y medio de pasos por delante. Y todo empieza con este primer relevo fuera de Alicante, en el kilómetro diez de la marcha. 

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Los nuevos portadores marcan el paso al unísono, todavía quietos. Marchen, grita finalmente la voz. José Antonio, Presente. El cortejo, en medio del campo, entre las palmeras y el olivar mediterráneo, en mitad de la nada, reanuda el camino. En ese punto quedará un monolito, un hito conmemorativo de mármol negro, veteado de blanco, que una fábrica de Monóvar ha tallado con cierta urgencia. Mide dos metros y medio. Pesa mil quinientos kilos. Es imponente, de aroma imperial, con el yugo y las flechas y esa inscripción notarial, escueta, lacónica, tan del estilo joseantoniano: Hasta aquí trajo el cuerpo de José Antonio la Falange de Alicante y lo entregó a las 12 del día 20 de noviembre de MCMXXXIX, Año de la Victoria, a la Falange de Murcia.

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Se levantará uno de estos monolitos en cada punto del trayecto donde se produzca un relevo. Siempre en el borde derecho de la nacional. Cambiarán las provincias, el día y las horas. El resto permanecerá inmutable. Para que quede constancia en piedra de este acto megalómano, imperial, de exaltación totalitaria, propio de otro mundo y de otro tiempo que ahora también es este, noviembre del 39, la guerra ha terminado en España, pero la guerra ha estallado en Europa, Alemania ha invadido Polonia por el oeste, la Unión Soviética ha invadido Polonia por el este, el nazismo y el fascismo pugnan por apoderarse de la tierra y de las mentes. España se viste de azul oscuro falange, hoy casi negro fascista. Mármol negro a la vera del camino. Mármol eterno del

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Si bien es el siglo XX —el del coche, el televisor, el avión y la electricidad—, en nada lo parece esta estampa. Todo recuerda a la Inquisición. Silencio y fuego. Y atrás, ya pasando las últimas casas del pueblo, se oye el rumor de las muchachas falangistas de la Sección Femenina entonando el salmo De profundis: Espera mi alma en su palabra, espera mi alma en el Señor. Desde el alba hasta la noche espere Israel en el Señor. Porque con el Señor está la misericordia, y con Él la abundante redención. La

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Esa maldita náusea que provoca el olor. Olemos la mierda y somos olor de mierda. Estamos en el Paraíso de la Mierda. Nos falta saliva para escupir el asco, escribe Lalio. Así empezaron estos nueve meses de confinamiento. En la playa de Argelès-sur-Mer se amontonaban los cadáveres de españoles muertos por tifus. Se infectaban por el agua extraída de un mar alimentado con sus propias heces. Bebían lo que cagaban y morían por ello: eso es 1939.


Presentes (Paco Cerdà)

sábado, 4 de enero de 2025

Manuel Vázquez Montalbán. Carvalho. Laberinto griego

Siempre me gustó esta obra de la serie Carvalho.

Quizás fuera por la nostalgia. Toda la novela está llena de una tristeza (honda pero contenida) sobre el paso del tiempo y la vida que la llegada de una mujer magnífica hace aún más evidente, como una pincelada de color en medio del gris.

Los amigos que ya no están, la juventud perdida, las esperanzas que se fueron perdiendo en el camino, viendo cómo los antiguos compañeros han abandonado los ideales para convertirse en sus propios enemigos... El panorama de paisaje destrozado se amplía a la propia Barcelona que se prepara para los fastos olímpicos pero sigue manteniendo (a escasos metros) barrios muertos en sus propias ruinas (como el Pueblo Nuevo y sus fábricas que hace décadas que no funcionan y sirven como refugio de tantos que no quieren seguir el camino de esplendor de la modernidad)

Todo funciona como una gran caja llena de ecos que terminan por hacerte cuestionar a ti mismo si el pasado mereció la pena y (aún más importante) si existen fuerzas para reengancharse a la nueva vida que está sepultando los tiempos antiguos a una velocidad de vértigo, enterrando todo en lo que creíste importante por nuevos valores.

Enero 2010


Luis o Luis


Más obras del autor en nuestros blogs



sábado, 28 de diciembre de 2024

Sepúlveda. Un viejo que leía novelas de amor


El viejo Bolívar Proaño devora las novelas de amor que le trae el dentista Rubicundo Loachamín en sus visitas a este rincón olvidado de la selva ecuatorial poblado de buscadores de oro, campesinos sin futuro, estúpidos politicastros y tigrillos asesinos.

Hace tantos años que habíamos leído la novela que casi la habíamos olvidado por entero , y apenas quedaba su portada naif, casi del aduanero Rousseau.
Tal vez, incluso, alguno de nosotros la había mezclado con otras historias de Buendías, de Pantaleón y Visitadoras, de Maqrol subiendo ríos y envuelto en una tristeza cada vez peor.

Ahora, sin embargo, sorprende su mensaje ecologista, incluso nativista, y enamora de nuevo ese viejo hecho a si mismo que, en su busca del tigrillo, parece realmente un viejo en el mar cubano que tiene que hacer justicia poética en medio de un lenguaje bellísimos.

Solsona



                                     ÍNDICES DE NARRATIVA

miércoles, 25 de diciembre de 2024

Mi vida contada por otros. Las geografías del deseo y la nostalgia (Sabrina)

 Cómo haré  mañana

de dónde sacaré la fuerza y el olvido para tomar distancia de esta orografía

de esta comarca en paz, de esta patria ganada        

apenas y a penas   

        

El amor, las mujeres y la vida (Mario Benedetti)


Luis o Luis


                                                ANIMA MUNDI

sábado, 21 de diciembre de 2024

El libro del sábado. Olga Ravn. Los empleados

Comienza siendo un informe. El de una serie de entrevistas a los empleados de la nave seis mil,  que dejó atrás la Tierra y ha encontrado un nuevo planeta.

Comienza siendo una nueva Membrana que pasa revista a una serie de confusos objetos que se encuentran en la zona de extrañeza entre lo vivo y el objetos. Seres que tienen temperatura, olores y extraños sonidos. Serán ellos los que comiencen a hacer girar la historia.

https://stenhuggeri.nu/kunstner-lea-guldditte-hestelund/ (Visiténla aquí, pues sus obras influyeron decisivamente en la autora)

Entraremos entonces en un nuevo Solaris. Los informes comienzan a analizar cómo los habitantes de la nave se relacionan con los objetos/seres y qué va produciendo esta relación. 

La vida en la nave empezará a quebrarse, en especial la convivencia entre humanos y unos humanoides (que parecen humanos sin serlo) creados de forma artificial, pues los primeros tienen recuerdos de una lejana Tierra que los seres/objetos comienzan a alborotar.

Y llegamos entonces a 2001, una Odisea en el espacio... que el lector deberá conocer a su tiempo.


La novela es magnífica, adictiva.

Es una obra múltiple que nos puede servir para reflexionar sobre alguno de los temas cruciales de nuestra actualidad, como el de la IA, sus maravillas y sus amenazas en esos humanoides que son como nosotros siendo superiores a nosotros. ¿Qué nos separa de ellos? ¿Acaso el sexo que ellos no tienen, los sentimientos de pérdida y nostalgia?

Un paso más allá  están los seres/objetos encontrados en el espacio. Frente a ellos las preguntas se vuelven vertiginosas acerca de lo que está vivo o no, colocándonos en un precipicio mental pero también moral.

Pero, ante todo, Los Empleados es una novela que critica las condiciones laborales. Como un Dickens del XXI nos habla del trabajo como un pozo sin fin que captura todas las energías del hombre hasta agotarlo por completo, convirtiéndole en su siervo.

Por lo menos a mi me ha tocado profundamente, acaso por mi propia situación en la que, por segunda vez en mi vida, he encontrados los malos jefes ... que de veras existen.

Me ha herido esa sensación de fatiga de los trabajadores humanos que ya no creen ni en su empresa ni en sus dirigentes, y comprenden cuanto de absurdo postureo tienen esos dirigentes que simulan (sólo hacen eso) dirigirlo todo.

Acaso, incluso, puede ser también mi pronta llegada a la vez frente a esas nuevas generaciones que entiendo tan poco con los humanos a los humanoides. Jóvenes maduros que, en algunas ocasiones, se muestran tan empoderados como fatuos, enseñándote tu trabajo como si tuvieran la sabiduría absoluta de los nuevos mesías, mientras que muchos de los dirigentes, aquejados de un profundo síndrome de Peter Pan, los ensalcen y aplaudan mientras castigan a los que mantienen un sentido crítico, menos empático y cuqui, pero también más comprometido y ético.

Cansancio. Un terrible cansancio que va rompiendo paso a paso todos compromisos con la misma empresa que uno ha colaborado con su esfuerzo a levantar

Lucas Corralejo



                                        ÍNDICES DE NARRATIVA


jueves, 19 de diciembre de 2024

Bacanales. El mito, el sexo y la caza de brujas. Pedro Ángel Fernández Vega (los jueves pensamos)

Las Guerras Púnicas (en especial la segunda en la que Aníbal paseó impunemente por el territorio italiano durante años) generaron todo un nuevo rumbo para la historia de Roma, que, tras estar a punto de desaparecer, consigue renacer y convertirse casi inmediatamente como un imperio al invadir la zona griega.

Será el momento en donde la plebe acudirá en masa a las ciudades a la vez que se crea toda una nueva economía esclavista cambia las condiciones sociales y económicas, y la cultura griega se va progresivamente imponiendo por una doble vía (las ciudades de la Magna Grecia y la conquista de la zona continental griega de la que llegan miles de esclavos helenos).

Los cambios sociales traen también otros políticos en donde se busca un nuevo encaje de las tradiciones y poderes romanos a las nuevas situaciones, con especial atención a los plebeyos, cada vez más numerosos y deseosos de espectáculos y alimentos. Será el comienzo del panem et circenses y los triunfos, muchos de ellos pagados por los propios generales victoriosos, pero también de otros tipos de control, como la religión que se emparente cada vez más con el poder.

Frente a todo esto, religiones mistéricas como las báquicas suponen un peligro por sus integrantes plebeyos y esclavos que buscan salidas a su situación.

Son lugares de pérdida de control de los patricios, y por ello progresivamente eliminadas.

Este libro es la historia de estas prohibiciones, de sus motivos confesados y de todos los inconfesables. Es la historia de cómo crear un relato e imponerlo a la ciudadanía para que termine apoyándolo como si fuera propio. Un maravilloso desvelamiento de todo tipo de mecanismos políticos para conseguir unos objetivos tan maravillosamente contados que se lee como una novela negra... de la que se sabe el final, y mientras lo hacemos vamos comprendiendo ... muchas de las políticas actuales.


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martes, 17 de diciembre de 2024

COSAS DE ROMANOS. Un triunfo

Balbo salió de la Villa Pública, edificio estatal para alojar a los embajadores alzado tras las murallas y el Campo de Marte, y de la vía Triunfalis, iniciando el fastuoso desfile frente al templo de la diosa Felicitas. Al pasar junto a mi tribuna contemplé al vencedor, quien exhibía una coraza de plata con imágenes de Hércules, el patrono de Gades, y los símbolos del Triunfo: la cara tintada de rojo, los indumentos del mismísimo Júpiter, o sea, la brillante capa escarlata, el paludamentum distintivo de un procónsul romano, y una estatuilla de oro con su genius particular, mientras recibía la salva de sus legionarios y de la plebe con el brazo alzado.

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—Balbus victor! —lo aclamaban—. Balbus imperator! Lo acompañaban sus dos legiones vencedoras y a la que yo pertenecí, la Augusta, ante cuyo lábaro incliné la cabeza con lágrimas en los ojos. Lo seguían el rey Juba de Mauritania, el gran aliado de Roma en el territorio, con sus jinetes númidas, los arúspices del Palatino, las seis vestales y los flamines o sacerdotes de Minerva y Ceres, con los litus en sus manos. Un coro multitudinario de músicos y danzarinas rodeaba los thensae, los carromatos que transportaban las efigies amarfiladas del panteón romano, y grandes cartones pintados apresuradamente con los nombres y las imágenes de las gentes bárbaras vencidas, así como las ciudades tomadas al enemigo que yo conocía por mi estancia en Cirta: Tabudium, Gemella, Thuben, el monte y el río Níger, el río Dasibari, Debris y Garama y las riquezas que producían. Bajo el frontal de carruaje de Balbo, tirado por caballos blancos, se oía el tintineo de un falo de plata para prevenir al vencedor de los malos espíritus. Mi victorioso patrono lucía sobre su cabeza una corona de laurel y se vestía con una túnica bordada con palmas de oro, la túnica palmeta, y una ostentosa toga púrpura de Bozrah, bordada con estrellas doradas: la sacra toga pacta. —Io triunfe! ¡Salve, oh triunfo! —lo aclamaban los legionarios. Lucio Balbo saludaba sonriente a la oleada humana, concentrada en foros, esquinas y vicus, mientras sostenía en una mano un cetro de marfil, el imperium, y en la otra una frondosa rama de laurel. Montado en el carro, tras él, iba un esclavo que sujetaba por encima de su testa la corona de oro de Júpiter, mientras le susurraba al oído: «Mira hacia atrás y recuerda que eres mortal». 


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Tras su rueda se movían unos carromatos adornados de guirnaldas con el espectacular botín amasado en los asaltos a los poblados garamantas, sobre todo de gemas, diamantes, oro, joyas desvalijadas al enemigo, armas, imágenes pintadas en pancartas con las batallas libradas y miniaturas en madera y cartón de las fortalezas asaltadas y destruidas. El gentío rugía de fervor hacia el triumphator, y los veteranos, de viejas cicatrices y voces roncas, seguían cantando himnos castrenses y distribuyendo monedas entre la marea humana. A los legionarios se los veía exultantes, pues recibirían diez mil denarios como recompensa y el doble los comandantes. Habían sustituido sus armas por laureas que balanceaban en sus manos mientras cantaban las excelencias de su general triunfador. Una reata de esclavos nubios tiraba de unos carretones con jaulas donde los reyezuelos capturados y los caudillos de los pueblos del desierto miraban cabizbajos y sobrecogidos a la plebe. Los aguardaba la muerte. El vulgo les arrojaba inmundicias y los insultaba, recordando los feroces asaltos a las ciudades de la costa africana donde se habían perdido muchas cosechas de trigo, imprescindible para la manutención de la gran holgazana: la plebe de Roma. Los seguían los toros blancos que se sacrificarían ante el Capitolio, coronados de flores y con los cuernos pintados con pan de oro, junto a los trompeteros del Senado y los danzarines capitolinos que bailaban danzas arcaicas al son de las flautas y tamboriles. Las tribunas del Foro se hallaban atestadas con los cargos públicos, los invitados más ilustres de la República y los embajadores de Capadocia, Pérgamo, Tiro, Gades y Laodicea acomodados en sillas de marfil y bajo un dosel anaranjado de seda que aliviaba la resplandeciente luminosidad.

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Después resonaron como truenos los timbales de guerra y las tubas de los legionarios, entonando el himno de Marte. Cientos de palomas volaron asustadas por encima del friso del templo, instante en el que fueron separados del cortejo los prisioneros y rehenes africanos, quienes fueron conducidos a la cárcel del Tullianum, donde serían estrangulados y arrojados sus cadáveres a las Gemonias del Tíber. Era la norma aceptada que no admitía la misericordia y Balbo no haría ninguna excepción. Llegados al templo de Júpiter, fueron sacrificados los toros en una gran hecatombe ante el padre de los dioses. Balbo Minor bajó del carruaje de caballos blancos y subió los escalones del santuario de rodillas, para manifestar su humildad. Había cumplido cincuenta y cuatro años y mi patrón se hallaba en el cénit de su gloria, aunque recitaba: «Nada soy ante los dioses inmortales». El victorioso se cubrió la cabeza con el manto escarlata y rezó contrito ante la estatua sedente de Júpiter Óptimo Máximo, como habían hecho muchos generales romanos antes que él. El pueblo contemplaba al hispano, eufórico por contar con un estratega de su calibre, y lo ovacionó con largueza. Después, el Senado, los altos funcionarios, magistrados, familiares, vestales e invitados del Estado participaron en un suntuoso banquete en el mismo Capitolio. Merodeé por sus salas para intentar descubrir a Valeria, pero allí no se encontraba, ya que a las mujeres no les estaba permitido participar. Abandoné el santuario decepcionado y busqué a algún amigo conocido.

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Mientras tanto, el pueblo romano y los soldados de las legiones fueron agasajados en grandes mesas que se ubicaron en el Foro y en el Aventino, donde sobraron la comida, las diversiones y el vino; y post meridium se celebró un espectáculo de carreras de cuadrigas en el Circo Máximo que complació a la ciudadanía. Roma se divertía y saciaba su hambre a costa de Lucio Cornelio Balbo.


El jardín de las vestales (Jesús Maeso de la Torre)


sábado, 14 de diciembre de 2024

El libro del sábado. Delibes. El disputado voto del señor Cayo



La obra, en algunos aspectos, no ha envejecidos muy bien y a veces su estructura chirría por ingenua o evidente.

Sin embargo, su núcleo central, las conversaciones con el señor Cayo, el propio personaje, es uno de los más conseguidos de toda su obra por lo que tiene que loa a la vida rural desde uno de sus últimos representantes

También es interesante (para la perspectiva actual) cómo se entiende el ecologismo y cómo se aborda la llamada ahora España vaciada.

Por ello, aunque especialmente el comienzo y el final han perdido mucha verdad desde su creación, el resto de la obra me ha vuelto a gustar después de tantos años en esta historia de política y vida rural, de un mundo que desaparece frente a otro que está naciendo en ese mismo instante, el de la Transición española

Luis o Luis



                            ÍNDICES DE NARRATIVA

jueves, 12 de diciembre de 2024

JUAN ESLAVA GALÁN. AMOR Y SEXO EN LA ANTIGUA GRECIA (Los jueves pensamos)


Un encantador recorrido por el amor, el sexo, el matrimonio, las filias, la prostitución de las hetairas, la homosexualidad, la pederastia, el papel de la mujer..., dirigido por la mano de Eslava Galán que tanto sabe y mejor aún sabe contar.

Sin entrar en moralidades (ni de una ideología ni de la contraria) que a veces empañan buenos trabajos , nos habla de una forma de entender la vida, la belleza y el placer que tiene contactos con nosotros pero también profundísimas diferencias, pues a la vez que ponían la homosexualidad en plano de igualdad con la heterosexualidad, sus relaciones con efebos en un espinoso proceso de aprendizaje la acercan muy peligrosamente a la pederastia.

Nos explica también el papel de las hetairas, más cercanos a las geishas que a simples prostitutas de lujo, así como de los consoladores utilizados sin rubor y ampliamente representados en la pintura de sus vasijas.

Y además: maquillajes, homosexualidad femenina, el léxico sexual que los romanos heredaron, relación entre sexo y poder (entre lo activo y lo pasivo), obras teatrales, matrimonios y amantes...