Pocas palabras son necesarias si observáis la imagen inferior
Una corriente de agua continua pasaba con el canal inferior, llevándose los excrementos hacia la cloaca, y en el centro hay una fuentes para lavarse
Lo que nos llamará la atención es su falta de divisiones, la inexistente privacidad, cosa que no molestaba en absoluto los romanos, que charlaban de sus cosas.
¿Y para limpiarse?
Fotos de Ostia Antica
Los retretes, casi siempre solo uno por casa (debemos imaginar que hacía las mismas funciones cualquier tipo de recipiente o de arbusto del jardín), se encontraban habitualmente en la cocina, como sucede en la Casa del Poeta Trágico. Solían estar en parte separados de la zona circundante por una mampara o tabique, pero en este caso sin que quede habitualmente el menor resto de puerta, indicio —lo mismo que las letrinas públicas de varios asientos encontradas en Pompeya y en otras ciudades— de que los romanos no tenían la misma obsesión que tenemos nosotros por la privacidad absoluta en esta esfera de la vida.
La disposición no podía ser más simple: un asiento de madera sobre un agujero de desagüe, que solía desembocar en un pozo negro. Como los retretes no estaban conectados a la red principal de aguas, es de suponer que de vez en cuando se tiraba por el sumidero un cubo de agua o dos para facilitar el paso de los excrementos. Esta imagen de unas instalaciones sanitarias bastante chapuceras (y definitivamente malolientes) suele completarse en la imaginación de los modernos con el recipiente destinado a la esponja provista de mango con la que, según se nos ha dicho siempre, los romanos se limpiaban el trasero. Es indudable que así lo hacían a veces. Pero las pruebas son más endebles de lo que a menudo se da a entender (y no van mucho más allá de la cruel anécdota contada por el tutor del emperador Nerón, el filósofo Séneca, acerca del prisionero germano que prefirió ahogarse metiéndose por la garganta la esponja del retrete antes que enfrentarse a las fieras en el circo). Puede que los pompeyanos improvisaran utilizando diversos materiales para esta tarea. Una interesante teoría dice que en una casa convertida en almacén de garum durante los últimos años de vida de la ciudad, las grandes hojas de la higuera situada en sus inmediaciones habrían podido hacer las veces de la esponja. Los nuevos testimonios proporcionados por un gran pozo negro hallado en la vecina Herculano indican que tal vez se utilizaran también tiras de tela.
Pompeya (Beard_ Mary)
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